Aparcamos lo más rápido que podemos y entramos al hospital. Estamos muy alterados y no dejamos de llorar.
-Perdone, ¿Daniel Oviedo? -pregunta Jesús al recepcionista.
-Septima planta, allí puede hablar con un doctor -responde este sin mirarnos.
-Gracias -digo yo.
Corremos hacia el ascensor y pulsamos la tecla "7".
-Tranquila -dice susurrando Jesús.
Se cierran las puertas y empezamos a subir. Llegamos a la planta y paramos al primer doctor que nos encontramos.
-Somos familiares de Daniel Oviedo, ¿Qué tal está? -pregunto angustiada.
-Ha sufrido cuatro puñaladas, una en el tórax, otra en el pulmón derecho y las otras dos en el abdomen, ha perdido mucha sangre -dice decepcionado.
-¿Cuánta posibilidad tiene de sobrevivir? -pregunta Jesús entre sollozos.
-Treinta por ciento, pero haremos lo posible para que esa cifra aumente, se lo prometo -dice seguro.
El doctor se marcha y Jesús y yo no quedamos esperando sentados en unas sillas de la sala de espera. Para tranquilizarme un poco voy a la máquina para comprarme una botella de agua. Me levanto y Jesús me mira interrogante.
-Voy a por una botella de agua, ¿Quieres algo? -pregunto hablando bajo.
Niega con la cabeza y se queda cabizbajo. Suspiro y cruzo el pasillo hasta llegar a la máquina expendedora.
Una chicas de más o menos mi edad pasa por mi lado y me mira.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-No deberías de estar tan tranquila -dice esa chica.
La miro extrañada y veo cómo se aleja y entra a una habitación.
Cojo el agua y de camino de vuelta a la sala de espera escucho a varios doctores y enfermeras gritando 'lo perdemos' dentro de la habitación donde ha entrado la chica de antes.
No le doy importancia y vuelvo con Jesús, me siento a su lado y le limpio las lágrimas.
-No sé lo que ha pasado, estaba con él y la máquina ha empezado a pitar -dice llorando-. Pero me doy cuenta de que ese llanto es falso, está actuando.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-No sé qué ha pasado, estaba con él sin más y la máquina ha empezado a pitar -dice una chica llorando.
-Tranquila, le cambiaremos el suero y le haremos unas pruebas. Ya verás como todo saldrá bien -dice un hombro, por lo que intuyo que es el doctor que nos ha hablado antes.
Sigo con Jesús, apoyando mi cabeza en su hombro e intentando tranquilizarnos. Por el pasillo aparece un doctor y se acerca nosotros, al instante nos levantamos y lo miramos esperando noticias.