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Estaban cada vez más cerca de terminar el año y por supuesto las clases, cualquier niño estaría feliz de eso, aunque también habían otros que simplemente extrañarían con todo su corazón el asistir al colegio, y entre esos niños estaban MinSeok y JongDae, no iban a extrañar a la maestra y mucho menos a sus compañeros que sólo se dedicaban a molestar, sino que se iban a extrañar entre ellos y muchísimo.

Sus madres habían pensado en ponerlos juntos nuevamente en algún colegio, pero lastimosamente cada una de ellas tenía distintos colegios de los cuales elegir. Era una noticia la cual no querían hacérsela saber a sus pequeños, pero tarde o temprano lo sabrían, así que antes de que eso ocurriera buscaban algún pequeño remedio o consuelo.

— Cariño, iremos a casa de Minnie.

— ¿En serio? ¿De nuevo? —una enorme sonrisa se había plasmado en el rostro del pequeño ante tal anuncio, se apresuró a atar sus cordones y se levantó del sofá—. ¡Ya estoy listo!

Su madre rió—. Tranquilo bebé, ¿crees que mamá saldrá así? Debes esperar un poco más, ¿bien?

— Pero tardas un siglo mamá.

— JongDae...

— Bien —cruzándose de brazos volvió a tomar asiento en el sofá abultando sus labios y alcanzó el control remoto para poner uno de sus dibujitos, ya que su madre tardaba al rededor de una hora en estar lista, ¡Agh!

Por fin su madre estaba lista, así que apagó la televisión dispuesto a irse hasta que recordó algo y corrió con rapidez hacia su habitación, diciendo un ¡Espera mamá! antes de irse... Buscó entre uno de los cajones en los que solía guardar la ropa y al final de ella se encontraba aquella carta color naranja que había estado escondiendo muy bien para que su madre no la encontrara. Volvió con ella después de guardar la carta en uno de sus bolsillos y tomó su mano mostrando una amplia y bonita sonrisa, para acto seguido salir de casa e ir hacia la de Minnie, a pesar de haberlo visitado un día antes era como si los separaban cada vez más. Deseaba algún día vivir juntos y robarle besos todo el tiempo, definitivamente su mundo perfecto seria ese.

— ¡Minnie!

— ¡Chennie!

Sus madres ya se hacían conversando cuando ambos pequeños se saludaron, así que MinSeok tomó la mano ajena y lo llevó a su habitación con una sonrisa plasmada en el rostro.

— Chennie, mamá me compró nuevos juguetes, ¿quiere verlos? Uhm... ¿Qué es eso? —MinSeok miró la carta frente a él curioso y la tomó con lentitud.

— Para ti —susurró JongDae sentándose en la cama siendo seguido por la mirada atenta de MinSeok quien asintió y se limitó a leer la carta, o más bien verla, ya que había un dibujo en ella—. ¿T-te gusta? Somos tú y yo en nuestra casa de color arcoíris porque no sé qué color te gusta y yo menos porque hay tantos colores de los cuales elegir y es nuestra casa y podemos pintarla como queramos y, ¡tenemos un gato!

— ¿Entonces nos iremos a vivir juntos, Chen?

— Sip, si tú quieres —jugó con sus dedos y el más bajo asintió nuevamente robándole un beso en la mejilla.

— ¿Y quién va a cocinar y a limpiar? ¿Tú?

— Mamá.

— Yeiii —MinSeok celebró y decidió llevar aquel dibujo a su pared en donde lo pegó con cinta y por último lo miró con una sonrisa mucho más grande en el rostro—. Espero sea pronto.

— Yo también lo espero, Minnie.

El resto de la tarde se la pasaron hablando sobre su hogar, el gato a quien llamaron Tan y qué iban a comer cada día. Finalmente llegó la noche y JongDae pidió quedarse a dormir como ya era costumbre.

— Buenas noches —JongDae apretó suavemente el cuerpo entre sus brazos cerrando los ojos.

— Buenas noches, Chennie... Oye, ¿ya sabes qué hablan nuestras mamás?

— No.

— Escuché que no estaremos juntos en el colegio el próximo año.

— Mi mamá dijo que sí, tranquilo —besó cada una de las mejillas de MinSeok y éste un poco más tranquilo cerró sus ojos de igual modo dispuesto a dormir—. Descansa, Minnie.

— Bien... Entonces buenas noches —sonrió. Y aunque la mamá de JongDae le había mentido tantas veces, esta vez sin duda haría sufrir más que el corazón de su niño, también el de MinSeok, quien había estado escuchando a su madre hablar por teléfono y en cuanto sus oídos captaron tal noticia sus ojitos se llenaron de lágrimas y la tristeza no hizo más que invadirlo la mayor parte del tiempo hasta ahora que JongDae negó aquello y sabía que en él podía confiar, en su amado Chennie y en la promesa de permanecer siempre juntos.

Besos Robados [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora