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— ¡He vuelto!

MinSeok avisó adentrándose en su casa con una amplía sonrisa. Era obvio que sus emociones aún estaban alteradas. Pero más que todo se encontraba feliz gracias al chico que entró después de él a su casa. Ambos completamente empapados rieron al unísono en cuanto la madre de MinSeok se acercó con total molestia y a la vez preocupación, para después ir por un par de toallas dejando salir un "¿Qué acaso no te he dicho que te puedes enfermar, Kim MinSeok?". Nuevamente rieron agitando su cabello para así deshacerse un poco del agua en el y esperar a la mujer.

— ¿Crees que tu madre me recuerde?

— Por supuesto que lo hace. Es más, cuando llegaste a la escuela, en el momento que regresé a casa corrí hacia ella para contarle sobre ti y... Oh Dios, eso es vergonzoso —MinSeok rió apenado cubriendo sus mejillas enrojecidas con ambas manos mientras cerraba sus ojos y abultaba sus labios. Le avergonzaba totalmente el haber confesado aquello. Y más aún cuando recibió como respuesta una suave risa por parte del trigueño.

— Yah, MinSeok, ¿por qué eres tan tierno? Vas a matarme —retiró las manos de su rostro y procedió a pellizcar sus mejillas divertido.

La madre de MinSeok se hizo presente y aunque la escena se le hizo sumamente tierna debía ir hacia ellos y evitar un posible resfriado lo antes posible. Por lo que a regañadientes envolvió muy bien a su hijo en una toalla y se encargó de darle un pequeño sermón frente al chico que observaba con total seriedad, pero en realidad quería reír. En cuanto la mujer acabó con su labor se dirigió al trigueño para entregarle la toalla y esta vez sonreír analizándolo de arriba hacia abajo, así haciendo un pequeño escáner. Lo cual no tardó en poner a JongDae un tanto nervioso, ¿qué tal si ya no le agradaba a su futura y sobreprotectora suegra? Aunque esa sonrisa adornando su rostro demostrando aprobación, lo hizo calmarse un poco.

— Te me haces conocido, ¿cual es tu nombre?

— Vamos señora Kim, no me diga que aún no sabe quien soy —le tomó confianza un tanto inseguro e inconscientemente desvió su mirada a MinSeok, el cual estando a punto de irse simplemente rió en silencio cubriendo su boca con su mano derecha.

— ¡Mi querido ChenChen! Ay, en verdad iba a matarte por traer de esta forma a mi hijo. Pero no podría, no después de tanto tiempo —la mujer se lanzó a sus brazos aunque se encontrara mojado y lo apretó tan fuerte que provocó que el trigueño se quedara sin aire en cuestión de segundos—. Sólo mírate, tan guapo como dijo mi hijo —finalmente lo soltó mirándolo con sus ojos adquiriendo cierto brillito mientras un MinSeok sonrojado iba por algo de ropa a su habitación. Y es que desde siempre amó la amistad que tenían, por lo que sintió mucho dolor en cuanto los separó.

— Yo también la he extrañado, mamá —JongDae sonrió llamándola como solía hacer antes—. Soy yo o se ve mucho más joven —guiñó un ojo divertido y ella rió complacida con aquel cumplido llevando sus manos a su rostro.

— Tan encantador —rió nuevamente esta vez apretando una de sus mejillas—. ¿Por que no vas con Seokkie? Acaba de subir a su habitación y no quiero seguir robando tu atención, ya que después se enojará conmigo —le dio palmaditas en su espalda para después señalar las escaleras y de ahí cubrirlo mucho mejor con la toalla—. También puedes quedarte a dormir, sólo dile que te preste algo de ropa, ¿no tienen hambre? ¿quieres que te prepare un chocolate?

— No, no se preocupe. Y muchas gracias.

Se despidió de ella y caminó en busca de la habitación de MinSeok. En verdad había extrañado la amabilidad de su madre y el cariño que ésta le brindaba a menudo. Se sentía querido y no entendía cómo pudo llegar a pensar que le había dejado de agradar a aquella dulce mujer, si él era un encanto ante sus ojos e incluso parecía más afectuosa que antes. En cambio su madre, pff, no era así con él y de cierta forma se quejaba mentalmente.

En cuanto encontró la que supuso era la habitación del mayor, se adentró en ella con una sonrisa y estando a punto de iniciar a presumir sobre el cariño recibido por su suegra, digo, la madre de MinSeok. Éste buscaba en su armario algo de ropa, totalmente desnudo dándole la espalda y por supuesto una vista perfecta de su trasero al trigueño. Mordiendo su labio inferior y sin intenciones de salir de la habitación, cerró la puerta tras de sí mostrando una pícara sonrisa, por lo que captó la atención del contrario y éste giró con rapidez mostrando sus mejillas completamente enrojecidas. Lo miró buscar la toalla con la mirada y no tardó en acercarse con rapidez a ésta para dejarla fuera de su alcance. Y MinSeok supo lo que insinuaba, así que, bueno ¿por qué no?

— ¿Qué piensas hacer, Chennie?

Se acercó mirándolo hambriento—. Ya verás...

Besos Robados [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora