Tu propia medicina

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Nikolai Plisetsky le dio alojamiento en su hogar y un plato de comida caliente además de libre uso del baño y cobijas suaves para dormir en el sofá por lo menos esa noche, luego tendría que ingeniárselas para encontrar un trabajo y pagarse una posada

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Nikolai Plisetsky le dio alojamiento en su hogar y un plato de comida caliente además de libre uso del baño y cobijas suaves para dormir en el sofá por lo menos esa noche, luego tendría que ingeniárselas para encontrar un trabajo y pagarse una posada.

A pesar del sueño no pego el ojo hasta muy entrada la madrugada, se dedicó a rebobinar una y otra vez el desgraciado recuerdo de Yuri Plisetsky llorando en silencio, limpiándose la cara y la nariz con las mangas sin éxito. Comenzó a cuestionarse si quedarse en silencio parado junto a la puerta fue lo ideal, dudo por primera vez en obedecer al ruso cuando desde el primer día en que lo conoció había acatado todas las caprichosas exigencias de su Omega; porque para Otabek Altin aquel joven de dieciséis años con ojos verdes y cabello dorado era suyo.

A pesar del cansancio acumulado por la falta de sueño le costó mucho poder dormir, tenía la cabeza hecha un lío de tanto estrés que de a poco se acumulaba en sus hombros. Ideó una lista de prioridades la cual era encabezada por la salud de Yuri, luego de eso conseguir dinero suficiente para pasar la noche en un hostal y por último encontrar un trabajo. Sintió como su estómago se contraía por la mera idea de adentrarse al desastroso mundo laboral, ser DJ no era más que un hobbie donde conseguía un par de pesos que gastaba en chucherías, cigarros y regalos para su minino-humano. Trabajar significaba tiempo, esfuerzo y mucha energía. Trabajar significaba "no más fiestas, bandido" y preferir el aderezo más barato para conseguir llegar a fin de mes con todo justo.

Otra vez su estomago le apretó. Trabajar a tan temprana edad significaba dejar los estudios y amistades a un lado.

Trabajar por su hija significaba abandonar el patinaje artístico.

-"Bear", ¿¡Dónde carajos estás!?- Tenía que estar muy desesperado para recurrir al peor enemigo de Yuri y suplicarle de rodillas un poco de ayuda

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-"Bear", ¿¡Dónde carajos estás!?- Tenía que estar muy desesperado para recurrir al peor enemigo de Yuri y suplicarle de rodillas un poco de ayuda.

Jean-Jacques Leroy era el mayor rival del rubio y Beka había jurado con la palma en alto que no se juntaría con él ni le dirigiría la palabra cuando llegara a Canadá. Obviamente mintió, ambos jóvenes se llevaban de "maravilla". Si bien Jean nunca cerraba la boca no era un mal amigo, no era un deportista egoísta con su conocimiento y bien que le ayudo a mejorar su patinaje gracias a sus enseñanzas.

36 contigo, 36 sin ti. [Otayuri] ~Omegaverse~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora