Prisa

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Tuvieron que comprar los boletos para viajar dos días antes de la final, esta sería en Japón y el kazajo aprovecharía la compañía de su entrenador junto con su pareja para pasar aquellos días con ellos, ya sea turisteando o entrenando

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Tuvieron que comprar los boletos para viajar dos días antes de la final, esta sería en Japón y el kazajo aprovecharía la compañía de su entrenador junto con su pareja para pasar aquellos días con ellos, ya sea turisteando o entrenando.

Víctor fue el de la idea, quería despejar un poco la mente del muchacho antes de la competencia. Sabía que esos días habían sido duros para todos, más para Yuri, cuyo presentimiento era correcto y, al parecer, Nadezhda iba a adelantar su nacimiento por mero capricho. Así que, en compañía de su abuelo, Yuri fue a dejar, por última vez en ese año, al héroe de Kazajistán al aeropuerto.

—¿Seguro que no quieres sentarte? —Ante la pregunta formulada por el Alfa, el joven solo negó con la cabeza y tocó la zona inferior de su vientre; Nadezhda pateaba fuerte.

—Si lo hago, es probable que no pueda ponerme de pie fácilmente—Sus finas manos tomaron las morenas de Otabek y, con sumo cuidado, las posó sobre su abultado estómago—, se ha movido mucho, según el último chequeo, ella ya se está girando hacia abajo.

—¿Así que es igual de impaciente que su mami? —Quiso sonreír, iba a hacerlo, pero la filosa mirada del Omega lo detuvo; a Yuri no le gustaba que le llamaran “mami", Otabek lo hacía igual solo para molestarlo—Volveré en unos días, te traeré la medalla de oro, seré un orgullo para Nadezhda…

—Beka —Mientras su nombre salía de su boca, Yuri cubrió con las yemas de sus dedos los labios ajenos,  callando si voz —, tu ya eres un orgullo para Nadezhda.

Su corazón vibró. Sus alborotados sentimientos apretaron su pecho y sintió como la felicidad nacía desde el centro, dispersándose en su cuerpo, liberándolo del estrés y angustia que llevaba sintiendo esos días. “Te amo" quiso decir, “Te amo como a nadie en este mundo, Yura” y luego finalizar todo con un beso, uno que había estado deseando desde hacía meses.

Pero se congeló.

Se congeló por varios segundos en los cálidos orbes verdes del Omega. Se congeló en el gesto avergonzado pero firme de Yuri. Quedó helado ante la presencia del majestuoso Tigre del hielo, ante su imponente porte frente a él.

Su estómago dolió, tenía mucho que decir o que hacer, pero el solo hecho de estar junto a Yuri, despidiéndose en el aeropuerto, yendo a una de las competencias más importantes de su vida y a muy poco tiempo de ser padre, le ponía realmente ansioso. Se sumía en un miedo indescriptible de fallar ante el mundo, ante Yuri Plisetsky y ante su hija.

—Hey, ¿Por qué pones esa cara? —Como si hubiera leído todo lo que su mente decía en sus ojos, el joven ruso despertó de su leve trance al Alfa con su suave voz. Tomo sus manos para dejarlas en su vientre y así compartir los movimientos que su pequeña hija hacía con el moreno.

Su cuerpo volvió a conectarse con su cerebro, por fin pudo reaccionar a la realidad, esa misma que compartía con el Omega. A solo unos minutos de separarse, debía despedirse de los seres que más amaba en ese mundo.

36 contigo, 36 sin ti. [Otayuri] ~Omegaverse~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora