Paciencia

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Yuuri y Víctor miraban televisión en el sofá cubiertos por una manta con Makkachin sobre sus piernas

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Yuuri y Víctor miraban televisión en el sofá cubiertos por una manta con Makkachin sobre sus piernas. Se acercó a ellos con pereza y se sentó en el reposabrazos junto a Víctor mirando la televisión con desgana, la verdad era que no quería irse de aquel hogar pues tendría que ver a quién esperaba por él sentado en la escalera junto a la puerta de su casa. Se sentía exactamente igual al día en que le contó sobre su embarazo a Otabek y este le abandonó en la oscuridad de su cuarto.

Su mente dejó de recordar los lúgubres días cuando su vientre fue tocado de manera sorpresiva, bajó la mirada avergonzado y se encontró con el ruso apoyando su oído sobre su abultado vientre, haciendo un puchero y dejando pequeñas caricias con su mano.

-¿Puedes sentir cuando tu pequeño Pirozhki se mueve?- Preguntó el mayor con curiosidad sonriendo para sí mismo.

Yuri sintió pena de alejarlo de su cuerpo pues dentro de él sentía la necesidad de compartir aunque fuera un pequeño fragmento de su embarazo con alguien quien probablemente nunca pase por eso. Estaba consciente de que el cerdo y el calvo no podían tener hijos y que según los libros de Biología si los Omegas reprimían aquellos extraños instintos maternos podían pasar varios periodos de depresión. Es por eso que, aunque fuera por unos pequeños segundos, se tragaría su filoso orgullo y repartiría un poquito de lo suyo con Víctor.

-Sí. Es muy leve pero puedo sentirla- respondió cruzando su mirada con los orbes achocolatados del japonés. Este le brindo una leve sonrisa, un pequeño "Gracias" que no necesitaba de palabras para entenderse. Yuri suspiró- Ya me voy.

-¿A casa?- preguntó el japonés moviéndose de su sitio para quitar al can de sus piernas- Te acompañamos.

-No, no es necesario.

-¿Cómo que no es necesario?- Víctor levantó su rostro mirándolo de manera severa- Vomitaste todo el almuerzo y de paso te desplomaste en nuestra cama. ¿Cómo quieres que estemos tranquilos si tu salud no está del todo bien?

-Que no, me iré solo a casa- Yuri se levantó del sofá y caminó hasta la puerta de salida para colocarse sus zapatillas y agarrar su mochila. Rápidamente la pareja se levantó y detuvo el abrir de la puerta interrumpiendo sus pasos.

-No te estamos preguntando Yurio.- Víctor se cruzó de brazos con el ceño fruncido erizando los vellos de la nuca del menor- Te acompañamos.

No pudo ante el par de miradas preocupadas sobre él, aunque llorara, gritara o pataleara el matrimonio no iba a dejarlo irse a casa solo y eso le preocupaba. ¿Qué iba a pasar si ellos veían a Otabek? Con Yuuri no había problema, pero Víctor ya era un asunto serio más sabiendo que él no tenía idea que el bebe que estaba esperando era de él.

Solo le quedaba rezar para que las cosas no se salieran de control.

Solo le quedaba rezar para que las cosas no se salieran de control

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36 contigo, 36 sin ti. [Otayuri] ~Omegaverse~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora