Tara y Yaro se encaminaron rumbo a los dominios del malvado Tasin, acompañados de Zanjek. Como Blacky no podía llevar a los tres, Zanjek iba andando mientras que Blacky trotaba al lado con Tara y Yaro. No pudieron cambiar las posiciones en ningún momento del viaje ya que el caballo negro se negaba a llevar al randu.
El camino que siguieron estaba rodeado de nieve y cubierto de hielo, por lo que tenían que avanzar despacio para no resbalar.
-¡Así no llegaremos nunca!- se quejó Tara, quien empezaba a perder la paciencia después de tres horas al mismo paso.
-¿Y qué quieres que haga? Que yo sepa, tu eres la hechicera- replicó Yaro- ¿No podrías derretir el hielo con fuego?
-Poder, puedo- contestó Tara- Pero temo que Tasin ya está cerca y prefiero no gastar mi energía en eso. Sobretodo si es tan poderoso como dicen.
-En fin, te entiendo.
-Chicos, estoy empezando a cansarme- comentó Zanjek-
-Blacky, ¿seguro que no le dejas que se suba en ti?- preguntó Tara al caballito negro. Este jamás cabalgaría con el randu a lomos, pues todavía no se fiaba de él. Y si él tenía un defecto, una virtud o tal vez una simple característica especial (según como se quisiera llamar), era la desconfianza.
-Déjalo- dijo Zanjek- No quiero que me tire al suelo como la última vez. Todavía me duele la espalda. Lo mejor es que paremos, pronto anochecerá.
-Cierto, deberíamos buscar un refugio- dijo Yaro.- Pero, aquí, no veo ninguna cueva, solo árboles secos y ramas caídas.
Esto último le dio una idea a Tara. Mucho antes de esta aventura, la chica acostumbraba a ver en la televisión programas de supervivencia, por lo que, aunque no tenía muchos conocimientos, sabía que podía hacer un refugio con ramas atadas con lianas.
"Oh, por favor, hay que ver lo lista que soy"- pensó Tara para sí misma con sarcasmo, pues eso lo sabría cualquiera. O tal vez Yaro no. Al fin y al cabo él era el único habitante de Nerba que estaba con ellos. ¿En Nerba habría programas de supervivencia?
Cuando se lo comentó a los demás, efectivamente Yaro no tenía ni idea de que existiera esa posibilidad.
-En realidad, todas esas técnicas de supervivencia que has dicho, a los habitantes de Nerba no nos es necesario, o por lo menos no lo era hasta ahora. Antes de la tragedia de Tasin, en Nerba todo bosques totalmente seguros, gente bondadosa que te acogía en sus casas, árboles ricos en frutos... Pero supongo que mi padre maldijo a Nerba con algo más que nieve.
Empezaron a buscar ramas, lianas y todo lo que pudieran necesitar para crear un refugio a prueba del frío y de los animales peligrosos, los cuales debido a las duras condiciones del clima, se habían vuelto increíblemente voraces. Hasta ahora, ningún animal carnívoro se alimentaba de carne humana...
Cuando tuvieron todos lo materiales, se dispusieron a crear el refugio. Tara dirigía todo, pues Zanjek no parecía saber tampoco mucho de eso, a pesar de que él también procedía de la Tierra.
"Supongo que lleva demasiado tiempo en Nerba, más que en la Tierra, es normal que ya ni si acuerde. O incluso puede que cuando él era pequeño no existiesen esos programas de supervivencia"- Pensó Tara.
Tras una agotadora hora de trabajo, obtuvieron un refugio en forma de cubo irregular, con tan solo un lateral abierto para poder entrar. Lo recubrieron con hojas para camuflarlo.
-Nunca había hecho algo así- dijo Yaro.
-Yo tampoco- afirmó Tara- Es perfecto.
-Oye, ¿y Zanjek?
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Nerba
FantasyUn libro mal escrito y peor revisado por este humilde usuario. Tara es una chica aparentemente normal, a la que le encantan los aviones. Un día, mientras los veía volar en el cielo, un haz de luz la llevó a un lugar que cambiaría su vida. Como hech...