CAPÍTULO 27: CUMPLE TUS DESEOS

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La fiesta terminó en un caos tranquilo, como suelen terminar la mayoría de las fiestas, después de la euforia. A la mañana siguiente, el rey llamó a Tara, pues había un asunto pendiente que resolver.

-¡Qué alegría verte!- exclamó Escaro

-Tara, no sé si te lo habrán contado ya,pero creo que sabrás que puedes tener dos deseos por haber salvado Nerba.

-¿Dos? Yo creía que era solo uno.

-Y lo es.- explicó el rey- Pero me parece justo y correcto que en tu caso sean dos puesto que si no fuera por ti, muchos de nosotros ya habríamos muerto. Nos has salvado la vida.  Aunque, ciertamente, ni dos deseos serán suficientes, pues siempre estaremos en deuda contigo. No lo olvides Este es solo un pequeño regalo.

-Vaya... Bueno, tampoco hace falta. En verdad, solo hay algo que deseo más que nada.

-Dime de qué se trata y así se hará.

Tara sintió un cosquilleo por los nervios al ver que por fin, sería feliz. Comenzó a pedir su deseo:

-Quiero que mi hermano, que está en coma desde el mismo día que yo partí a este planeta, se cure y vuelva a ser como antes.

-Está bien. No sé si se podrá cumplir. Llamaremos al mago Brillan.- el rey Escaro dio tres palmadas e inmediatamente apareció Munet.- Ve a llamar al gran mago Brillan y dile que venga aquí.

Munet si dirigió hacia la Sala de Conjuros, donde usualmente se encontraba el mago en las horas laborales. Poco después, apareció junto a Brillan en la sala del trono.

-Espero no molestarte, gran mago. Munet, puedes retirarte, gracias.- dijo Escaro.

La doncella, tras una suave inclinación de cabeza, desapareció de la estancia, y el rey continuó hablando:

-Bien, Brillan. Como ya sabrás, nuestra salvadora se merece dos deseos.

-Decidme de qué tratan- respondió el mago.

-El primero es que su hermano salga del coma y vuelva a ser como antes.

-Bien, bien. Puedo hacerlo. Necesitaré crear una esfera, más tarde aplicarle unas hierbas de Temre para que pueda ver a través de ella lo que ocurre en otros planetas. A través de la esfera se puede soplar la solución para el coma. Pero necesitaré un tiempo para preparar la poción.

-Genial. Ve ahora mismo a prepararla.

-Enseguida, majestad. Tara, ¿te gustaría venir conmigo mientras la hago?

La chica, ante semejante propuesta, quedó encantada. Su mente y sus ganas de aprender cada día más sobre la hechicería no le permitieron un no por respuesta.

Tara y el mago Brillan se dirigieron a la Sala de Conjuros. Era una enorme estancia con varias estanterías llenas de libros, recipientes y cajas. En el centro de la sala había un gran caldero donde se hacían las pociones, y al fondo, una mesa donde había unos papeles y algunos botes. A cada lado había dos grandes ventanales con vidrieras que daban un ambiente luminoso y brillante a la habitación, como en una catedral gótica del siglo XIII.

Brillan fue directo a una de las estanterías donde había varios frascos transparentes con hierbas. Cogió dos de esos frascos y después, se dirigió a la estantería de al lado, donde cogió una botella con un líquido morado.

-Verás Tara, esta hierba de aquí, la que es más oscura, se llama Vicom, se usa especialmente para problemas físicos. Este de aquí, de un verde claro, es Rastilla, que se usa para problemas en la cabeza.

-¿Y ese líquido?

-Esta poción es una mezcla de Bauxia con un hechizo de activación de pócimas. Lleva también romero, jara y tomillo. Creo que estas hierbas las conocéis en la Tierra.

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