CAPÍTULO 26: TODO EN ORDEN

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Un mozo de escuadras se encargó de llevar a Blacky hasta el establo, donde lo situó junto con los demás caballos, todos pertenecientes al rey, animales de raza seleccionada e increíbles habilidades. Blacky no terminaba de encajar allí, pues era un simple caballo negro mezclado y sin raza alguna, pero tampoco era inferior. Siempre había sido de los mejores caballos de su tribu, el más fuerte y hábil.

Mientras tanto, Tara y los demás eran conducidos por un general hasta donde se encontraba el rey Escaro. Así, se encontraron frente a una gran puerta escoltada por dos guardias de la realeza, elegante y cómodamente vestidos. Al llegar, el general llamó a la puerta, a lo que obtuvo por respuesta un "adelante". Tara no podía creer que, tras mucho tiempo, estuviera de nuevo ahí. A Yaro se le hacía incómodo, más ahora sabiendo que era el sobrino del rey. Pero para su padre, Tasin, que llevaba la cara cubierta con una máscara, era mucho peor. ¿Qué le diría a su hermano?

Al entrar por la gran puerta se encontraron ante una inmensa estancia, con una cama enorme con velos, cojines de lujo, muebles, un armario gigante, una cómoda de alta calidad, una mesa llena de papeles y un gran ventanal que dejaba ver el hermoso paisaje de la ciudad que se encontraba a los pies de la montaña. Allí, sentado en la silla del escritorio lleno de papeles, se encontraba el Escaro, quien demostró su sorpresa al ver a Tara, a quién trató con absoluta confianza:

-¡Tara! ¡Hechicera mía! ¡Cuánto tiempo! Todos hemos podido observar tu gran logro. Desde luego no me confundía al elegirte a ti.

-Yo también me alegro de veros, Majestad. Para mí fue un honor realizar la misión.

-Supongo que fue difícil de llevar a cabo. Siente haber tenido que meterte en todo esto, a pesar de que eras una terrestre.

-Tal vez fue difícil, sí, pero tuve ayuda- dijo, señalando a los demás, incluido a Tasin, oculto por la máscara.

-¿Ya te habrás enterado de qué fue del resto de magos y hechiceros, verdad?- le preguntó el mago Brillan, que apareció por la puerta de atrás.

Tara asintió, señalando a Aznare. Les explicó a Brillan y al rey la importancia que había tenido al hechicera, ya que, a pesar de no haberla conocido hasta hace poco, había sido un pilar fundamental en la misión. Su casa había permitido a Yaro sobrevivir del frío invierno y, por lo tanto, también a Tara. Escaro se lo agradeció, y le ofreció un deseo como recompensa, al igual que a Tara.

-No es necesario, Majestad.-respondió Aznare.-Yo solo cumplí lo que me pidieron las diosas.

-Bueno, en cualquier caso, doy por hecho que todos los aquí presentes habéis ayudado a Tara. ¿Puedo saber vuestros nombres?

Roisen se adelantó a todos lo demás y se presentó:

-Saludos, Majestad, mi nombre es Roisen. Siento deciros que yo no ayudé a Tara a salvar nuestro planeta, pues yo era miembro de los Caballeros de la Verdad, pese a no ser consciente de que estaba ayudando a Tasin. Os lo juro, no era consciente. Mi sueño siempre fue librarme de la pobreza y formar parte de un ejército, y me uní a ellos sin pensar...

-Comprendo.-respondió Escaro, quien ya conocía a los Caballeros de la Verdad.-Tendré que aceptar que dices la verdad puesto que acompañas a Tara. Supongo que lo que querrás será formar parte del Ejército Oficial Nerbiano, ¿no es así? 

Roisen asintió.

-Serás sometida a varias pruebas. Primero de todo, debemos asegurarnos de que no eres ninguna traidora. Después, pasarías a las pruebas físicas.

-He de comentar, Majestad, un dato importante sobre Roisen.-habló Tara.-Y es que gracias a ella conseguimos salvar varias vidas de hechiceros, magos y otras personas inocentes tras una sangrienta batalla para liberar a los presos de los Caballeros de la Verdad. Aunque la he conocido hoy mismo, también es parte de esta misión.

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