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-Son sólo un par de propuestas. -dice al finalizar.

No muevo ni un dedo. La mirada de mamá es ansiosa y la de papá segura. Mi respiración tiembla y no sé como responder.

¿Estudiar en Alemania? ¿En China? ¿Qué hay de dónde yo quiera?
Basura. Ninguno menciono Corea, al menos no el señor que se denomina mi padre.

-Sí, te damos las opciones, tu tienes la elección. -sonríe mamá.

-¿Por qué Alemania? ¿Por qué China? No se hablar ni alemán ni chino. -me recargo sobre el respaldo del sofá.

-Es hora que comiences a pensar sobre tu futuro, tu carrera universitaria.

-¿Repito la pregunta?

No quiero excusas baratas. ¿Pensar en mi futuro? Es lo que menos quiero hacer. ¿Por qué obligarme a tomar una decisión apresura que me va a costar toda mi vida? Solo voy a crecer y ser otro adulto con remordimiento de no haber hecho lo que en verdad quería. UF, si. Me encanta la idea de dejar esa decisión en manos de jóvenes que apenas han dejado los cambios hormonales.

-Siempre quisiste ir a China. Alemania también era tu sueño. -Papá tiene un talento para hacer parecer sus acciones egoístas en buenas.

-Sí, como una vacación en familia. -miro el reloj. Aun no es tarde para reunirme con Yuta.- Pero me quedé con las ganas. De las vacaciones y de la familia. -me levanto y camino a la puerta.

-¡Tan solo piénsalo! -escucho al dar un portazo.

El día pudo haber iniciado bien, todo iba de maravilla luego de luchar con lo que iba a usar en nuestra primera cita, es decir, somos novios... De un tipo peculiar, pero también me interesa verme bien. Y todo se fue al carajo al querer tomar mi almuerzo.

¿Universidad en Alemania? No quiso ni pagar mis clases de inglés y ahora quiere enviarme al país más complicado. China no es una mejor opción.

Puedo comprender que sepa que nuestra relación no es buena, que mamá por su cuenta solo podría pagarme parte de los estudios y que suena a una gran oportunidad; pero en ese plan hay problemas. El primero y más grande: no sé que hacer con mi vida. Uno no decide de un día a otro que quiere ser, menos cuando mis intereses son nulos.
El segundo sería que no me quiero ir. Papá puede dejar a mamá en cualquier momento y su depresión va a continuar, sin mi en casa no quiero ni imaginarme el peor escenario. Pero eso es algo que los demás no ven, no es algo que piensen puede influir en las decisiones, pero lo hace.

Yo, simplemente, no quiero seguir cambiando mi vida.

Ya me moví de colegio, todo era nuevo y yo demasiado cerrada a cambios. Ya perdí y recobre a mi familia, no es algo que me guste, pero la transición de verme sola tantos años y luego verme con demasiado de todo, molesta.
Los cambios son molestos.

Esas propuestas solo me han sonado a que no me quiere cerca, de nuevo.

-¿Ya me prestas atención?

La voz hace que salga de mi pequeño divague. Levanto la cabeza y me encuentro con un Yuta de cabeza ladeada y mirada concentrada.

-Perdón. -me levanto de la banca donde se suponía estaba esperándolo, pero no lo vi llegar.

-Llevó un largo tiempo observándote. -da un paso hacia atrás.

-No me fije... -tomo la cuerda de mi bolso.

-Incluso te tomé unas cuantas fotos. Suficiente materia para molestarte de por vida diría yo.

¿Qué?

[ Don't be so rude ] [ yuta ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora