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-¿Yu...ta? -el aire escapa de mi cuerpo.

No estaba planeado. Mierda, esto no estaba planeado.

¡Joder!

¿Es en serio? ¿Qué de malo he hecho para que siempre me pase alguna cosa así? ¿Es por las mentiras que dije de niña? ¡Vamos que todos mienten cuando son niños! Es como parte de crecer. Pasar vergüenza y esas cosas.

Pero parece que yo aun estoy pasando las vergüenzas del crecimiento.

-¿Me vas a invitar a pasar? -pregunta mordiéndose el labio. Gesto que sirve para ocultar su risa y no revelar que va se dio cuenta. No llevo ropa interior.

¡¿Quién se aparece a las siete de la mañana en casa ajena?! 

Aun sigo en pijama, con el cabello revuelto, solo con una gran camisa que para colmo oculta el diminuto short con el que duermo. Sí, eso es todo lo que traigo. ¿Por qué en clima frío? Yo misma empiezo a cuestionar mi sentido común.
Por suerte lo único que puede notarse es que no llevo la parte de arriba.

¡Mierda!

Abro aún más los ojos y me cruzo de brazos. No puedo ni hablar.

-¿Quién es, Ri-ah? -me giro en dirección a mamá.

Ay no.

-Buenos días. -Yuta hace una enorme reverencia, acompañado de una sonrisa.- Creo que he llegado muy temprano. -se rasca la parte trasera de su cabeza en un gesto apenado como adorable.- Ofrezco una disculpa.

Puedo ver como mamá escupe corazones por los ojos. Al igual que yo. Un Yuta tan educado es difícil de ver. Pero no puedo preocuparme por eso ahora. El frío está entrando y, bueno sí, mi cuerpo lo está demostrando... En cierto lugar en específico.

-¡Yuta, un gusto volverte a ver! Creí que Eunri se había quedado sin amigos de nuevo, o algo así. ¿Por qué no pasas? -Lo toma del brazo y lo hace pasar. Ambos ignorando mi estado de shock. 

¡¿Qué demonios?! Me apresuro a cerrar la puerta y tratar de que mis pechos se muevan lo menos  posible al andar.

-Emmm, mamá, EH, sí, má. -intento llamar su atención. Esto no pinta para nada bien, joder.

-¿Ya desayunaste? -el japonés niega.- ¡Perfecto! Ya voy tarde para el trabajo, estaba preocupada de dejar a Eunri sola.

-Mamá, no es necesario. yuta ha de tener cosas que hacer y...

-Oh, no se preocupe. Yo puedo cuidarla muy bien. -sonríe tan ampliamente que mamá controla su impulso por tirarse a él.- Les traía esto. -levanta una caja blanca, que no habia notado.

-¡Oh! -mamá lo toma y deja en la mesa del comedor. Abre la caja y sonríe.- Yuta, eres un chico muy dulce. -levanta la cabeza y lo mira con ternura.- ¿Lo comparaste de camino?

-No. -mete las manos a sus bolsillos.- Mi Noona lo preparó y quiso que lo trajera. -se ve tan inocente. Ay dios mio.

-¿Tienes una hermana mayor? -luce sorprendida. Lo mismo me pasó.- Vamos a tener que agradecerle. -dice alegre y comienza a cerrar la caja.

-Y un hermano menor. -declara normal.- Cuatro años menor.

La sonrisa de mamá desaparece. Dirige su mirada a mí y su brillo ya no está. No sabe que decir.

Le duele. Tengo que hacer algo o la depresión de mamá va hacer aparición.

-Gracias, Yuta. -me acerco rápidamente a la escena. Tomo la caja y la guardo en el refrigerador, olvidándome por completo de mi problema.- Mamá. -le llamo.- Debes irte ya, es tarde.

[ Don't be so rude ] [ yuta ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora