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Salto en mi lugar y al instante mi cabeza duele. ¡Joder, Park! ¿Es necesario gritar para cada cosa?

 Eso de verla emocionada por algo que le gusta, es nuevo. Tedioso y nuevo. Sobo la parte superior de mi cabeza. Si quería traer una tabla para surfear era obvio que el mejor lugar para ponerla era sobre mi. Claro.

-¡Baja Eunri! -abre la puerta y, en menos de lo que se puede decir, me ha tomado, golpeado la cabeza contra la tabla de nuevo y sacado del auto.

-¡Cálmate un poco! -me suelto y tomo mi cabeza entre mis manos, ¡ha dolido hasta lugares que no deberían de doler!

-Lo siento, es así ella en la playa. -se excusa su madre sacando la maldita tabla para surf; uno que dudosamente va a conseguir.

-Te va crecer una montaña. 

Una pesada mano se encarga de confirmarme que, efectivamente, me duele mucho el centro de ésta. Miro con odio al sonriente japonés y su perfecto look de chico de playa americano. Uf, los shorts y playeras no deberían de ser legales en ciertas partes de su cuerpo. 

-Si, gracias. -tiro su mano lejos.

-¿Por qué tan amargada, Eun? Ayer solo llegaste y te quedaste dormida. -cuestiona mirándome con ojos de detective.

-¡Park! -la nombrada salta en su lugar y se lleva una mirada de molestia de su madre.

Esto es lo que no me gusta. La mirada de la gente cuando saben tus problemas. Es molesto, tedioso y por demás lleno de pena. Es decir, todo tenemos problemas; unos más grandes que otros, pero al final todos pasamos por algo malo. Claro que Park no sabe la mitad de cosas, ella considera que solo fue una pelea entre familia, porque eso debió ser. Claro que su madre me dejó quedarme en su casa porque algo le decía que no estaba bien; es una madre, las mamás siempre saben cuando algo va mal.
Tampoco es que Yuta se haya enterado de todo porque yo quisiera, a decir verdad no quería que nadie supiera. La gente hace preguntas, hace comentarios, y todo sin consciencia. Y aunque ese no es el caso con Yuta, lo es con Park.

-¿Dormiste bien? -me hago a un lado para dejarlo sacar las maletas. No tengo ganas de moverme en lo más mínimo.

-Aja. -rasco mis ojos. Mejor que no sepa que luego de dormir un par de horas me desperté asustada en la madrugada. Y aún no entiendo el porqué de eso.- ¿A qué hora vienen los demás?

-En unas horas. -lo sigo al interior de la casa.- Jaehyun va a pasar trayendo al estadounidense y...

Ambos callamos. 

-¡Pasen, no se queden ahí! -nos invita la Señora Park.

Caminamos por inercia pero sin despegar la mirada de la linda casa. Creía que Park tenía dinero, sí. ¿Me esperaba que tuviera una mansión de playa? No. 

-En la parte de arriba están las habitaciones. Park y tú duermen juntas. -presiona mi hombro haciéndome comprender que no es una sugerencia, es una orden.- Los chicos en la parte de abajo. -ahora es Yuta quien se lleva una sonrisa forzada. 

 -Mamáa -pasa frente a nosotros quejándose. 

Y la verdad  lo menos importante es observarlas discutir sobre mil cosas con o sin sentido.
Por una parte estoy agradecida que me hayan dejado pasar la noche con ellas, por otra parte me preocupa que mamá pudo haber entrado en crisis depresiva, o algo por el estilo. No me ha llamado, no me ha escrito. Tampoco papá, pero creo que es inteligente, sabe que ni abriría su mensaje. 

Observo la estancia, intentando olvidar un poco, y me parece hermosa. Apenas soy consiente que por venir dormida no me percate de la fachada del lugar. Solo entré y ya. Hasta yo me pregunto cómo es que no me he perdido tan seguido en las calles.
La madera y cristal es hermoso. Una hermosa combinación que no puedo esperar a ver la luz que deja pasar en el atardecer y el amanecer.  Muebles color perla, una pantalla enorme y mesa a juego. Al lado la cocina y comedor de madera oscura. Perfecto. Simplemente perfecto.

[ Don't be so rude ] [ yuta ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora