Pov ____:
-¡¿nuevamente tarde señorita ____?!
-Lo lamento, le juro que no volverá a suceder- Inclinaba mi cabeza apenada en forma de disculpa frente a la maestra de Química.
Como siempre, se me hizo tarde para llegar a la escuela y al parecer ese día la señorita Bonnibel estaba de muy mal humor.
-Y tenga por seguro que no volverá a suceder. Su sanción será aplicada con la falta correspondiente en su calificación.
Esas palabras me hicieron reaccionar alarmada, bastantes problemas tenía ya como para todavía bajar mis notas.
-p-pero...
-ya se lo he pasado suficiente, es hora de tomar otras medidas. Vaya y tome asiento señorita, y por favor, no vuelva a interrumpir mi clase- La profesora Bonnibel dio media vuelta caminando a su escritorio comenzando a leer el libro de su materia.
En cuanto volvió a dirigirse a la clase para comenzar a explicar su tema, camine resignada a mi asiento junto a Finn, este me miraba preocupado aunque no dijo una sola palabra.
La clase pasó y la campana tocó indicando el cambio de materia. Inmediatamente salí tras la maestra, debía solucionar el problema de otra forma.
-Profesora Bonibbel ¿me permite hablar con usted?- camine a su lado tratando de seguirle el ritmo, ella caminaba apresuradamente.
-Habla rápido, tengo clase- Paró de caminar en cuanto llego a la puerta de su siguiente salón y me miro seriamente.
-Primeramente quiero disculparme por los problemas que le he causado. Sabe que no soy una alumna de bajo rendimiento ni mala disciplina, y es por eso que quisiera pedirle un enorme favor. Deme la oportunidad de cambiar la sanción. Sé que la merezco pero también estoy preocupada por mi calificación- odiaba hacer este tipo de cosas, supongo que de verdad tendré que dejar de llegar tarde.
Ella pareció pensarlo un momento sin apartar su vista de mí.
-Si estas preocupada, debiste pensarlo antes de que llegáramos a estos extremos.
Sus palabras me desalentaron. Pensé en rendirme y simplemente volver a mi salón aceptando mi destino. Parecía que la mala suerte había tomado posesión de mi vida.
-Pero es verdad que eres una niña tranquila y no causas problemas mayores. Te daré otro castigo pero que sea la última vez ____- su mirada retante mostraba toda su determinación en su labor.
Al escucharla no pude evitar sentir una enorme emoción. En realidad nunca pensé llegar tan lejos, solo espero que el próximo castigo que me ponga no sea algo tan tedioso. Me esforzaba bastante para no hacer notar tanto mi efusividad y mantenerme en mi postura seria.
Asentí con la cabeza y ella continuo hablando.
-por ahora solo tendrás que quedarte tarde el día de hoy y hacer la limpieza de tu salón. Pasare a revisar cuando termines- se acomodó los lentes y sacó una libreta pequeña, quizás sea su agenda- eso será todo, espero que así deje de llegar tarde.
Tras anotar algo en la libreta, se despidió y entro al salón de su próxima clase. Yo imite su acto y me dirigí a mi salón correspondiente.
Mientras caminaba por los pasillos vacíos me cuestionaba el incidente en la mañana y su repercusión. Debía preguntar y/o buscar a alguien que sepa el lugar donde guardan artículos de limpieza para pedirlos prestados. Eso en parte me daría mucha pena y más pena sentiría con Finn al explicarle sobre el "castigo".
<<Hoy no podré acompañarlo>>
Pensaba un poco desanimada, pero bueno... al mal paso darle prisa.
Aun pérdida en mis pensamientos, pasaba por los últimos salones a punto de llegar al mío. Una mano apareció de la nada de entre una de las puertas del pasillo tomándome del brazo y arrastrándome hacia el interior de aquel cuarto. Mi "secuestrador" quedo a mis espaldas reteniendo mis muñecas con una de sus manos y la otra interrumpiendo cualquier sonido que pudiera salir de mi boca.
-¿saltándose clases señorita?
Al escuchar esas palabras me estremecí y el miedo comenzó a inundarme. Esa gruesa y profunda voz era inconfundible.
<<Marshall>>
No podía ver nada y eso me asustaba aún más. La habitación estaba completamente a oscuras, estaba segura que era un lugar muy reducido a comparación de otras salas de la escuela. Solo sentía su presencia en mi espalda y su aliento chocando en mi cuello, no hacía falta ver para saber que tenía una sonrisa sínica en el rostro.
Planeaba morderlo o patearlo y escapar lo más rápido que pudiera de ahí pero el sonido de unos pasos me detuvo. Aquellas pisadas fueron visibles a través de la pequeña abertura debajo de la puerta. Ni Marshall ni yo hicimos ruido alguno o bueno... eso es lo que quería.
La mano que aprisionaba mis labios comenzó a descender lentamente hacia mis pechos con pequeñas caricias ocasionando un ligero jadeo en mí. Los pasos seguían escuchándose cerca y yo moría tratando de callar ligeros gemidos ocasionados por Marshall.
Pensé que todo había acabo cuando aquellos pasos se escucharon lo suficientemente lejos, pero Marshall mordió mi oreja haciendo que soltara un pequeño gemido sin poder contenerlo. Rápidamente tape mi boca, sorprendida de lo que acababa de hacer, con ambas manos las cuales ya se encontraban totalmente libres desde un tiempo que no definí. Aun en ese estado de shock, escuche la puerta abrirse a mi costado y mi cuerpo fue empujado hacia afuera por mi profesor el cual volvía a tener su semblante serio de siempre.
Lo mire desconcertada aun siendo llevada por él. Paró pocos pasos más adelante frente a la puerta de un salón que aún no reconocía.
-de nada...- se inclinó en mi oído diciendo esas palabras en voz baja y volvió a incorporarse rápidamente tocando un par de veces en la puerta frente a la que estábamos parados.
Tras unos segundos, la puerta se abrió dejando ver a mi profesor de filosofía.
-oh, profesor Marshall ¿Qué ocurre?- el maestro Petrikov acomodo sus lentes y nos repasó fugazmente con la mirada.
-Le pido disculpas profesor, me robe a su alumna un momento para ayudarme en algo importante, espero no haya perdido mucha clase- Marshall respondió tranquilamente sin perder contacto visual con Simon.
-no, para nada. Acababa de pasar lista- Simon me miro y se hizo a un lado dando espacio para que entrara al aula- adelante señorita, solo dígame su nombre para enlistarla.
Asentí y camine rápidamente a mi asiento siendo perseguida por las miradas de mis compañeros.
-Supongo que eso será todo, muchas gracias profesor Petrikov- Marshall hizo una leve reverencia y camino por el pasillo perdiéndose en el.
El docente volvió a cerrar la puerta y tras anotarme en lista comenzó con su clase.
<<-de nada...->>
Las palabras que dijo Marshall antes de que tocara la puerta seguían dando vueltas en mi cabeza. Quizá escucho lo que me había pasado con la profesora Bonnibel y aprovecho para hacer de las suyas y en parte... ayudarme. Seguramente si no hubiera estado el, el maestro Petrikov no me hubiera dejado entrar por "llegar tarde" y posiblemente tendría otro problema como el que tengo con la profesora Bonnibel.
<<Quizá... y solo quizá... no es tan malo como pensaba>>