Tercer Intento- Capitulo 23

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//Flash Back//

- ¡No quiero que se vuelva a mencionar el nombre de ese hombre en esta casa! ¿ENTENDIDO?

- S-si... - Respondí por lo bajo y en sollozo.

- NO TE ESCUCHE.

- ¡SI! – Esta vez grite lo más fuerte que el propio llanto me dejo.

- ¿SI, QUÉ?

- ¡NO VOLVERÉ A MENCIONAR EL NOMBRE DE GUMBALL NUNCA!

Las grandes manos de Marshall envolvieron mi cuello apretándolo levemente.

- Más le vale, porque te juro, te lo juro ____ que si te vuelvo a escuchar pronunciar ese nombre no dudare ni un segundo en hacer que lo maten, y sabes que para mí eso es algo muy fácil, aparte de que evidentemente lo haría gustoso.

En ese momento su sonrisa reflejaba a un verdadero psicópata. Gumball era la persona a quien amaba y haría lo que fuera con tal de que a él no le pasara nada, aun si tenía que ser la esclava personal de aquel pelinegro.

//Fin Flash Back//

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Viernes, domingo o miércoles. Un día o un mes. El reloj de la pared marca las 11:00hr, sin embargo afuera está totalmente obscuro. El tiempo relativo estanco el invierno en el mundo del verano inexistente y una fantasiosa primavera confundida por otoño.

Soledad me acompaña en este momento, en ocasiones así. El sale de casa y cierra con llave para resguardarme. Me acostumbre a verlo partir periódicamente. Me acostumbre al monótono paisaje, tan sombrío, tan frio, tan nuestro.

El ambiente me golpea fuertemente cuando el sonido de la puerta principal suena lejana. Hace eco en mi cabeza aun con mi cuerpo inmóvil frente a la ventana donde las gotas de un reciente chubasco resbalan por el reverso.

- Pensé que ya estarías dormida ¿No estas cansada?

Negué con la cabeza ligueramente aun sin verlo.

De repente sentí su fuerte presencia frente a mí y una mano acaricio mi cabello pasando un mechón tras mi oreja suavemente.

Inhale y Exhale pausadamente aun viendo el aciago paisaje. Su mirada me envolvió en melancolía. Con una mano tomo mi barbilla obligándome a mirarle. Observe esos bellos ojos que tanto extrañaba desde aquel día en el que perdí mis esperanzas y un beso en los labios nos hizo cerrarlos.

Era un suave y tierno beso. Un cariño que ambos necesitábamos. Su lengua pidió paso a mi cavidad y yo no se lo negué. Ambos sosteníamos una salerosa danza al ritmo de las manecillas de un corazón conformado por dos Tick Tack's.

Sentí la necesidad de tenerlo junto a mí y lo abrace fuertemente. Pase mis brazos por su cuello y rodee su cadera con mi pierna buscando su cercanía.

- Eres tan injusto –Espete tratando de recuperar el aire al separarnos.

- ¿Por qué piensas eso?

- Te necesito y tú me dejas sola. Pareciera que a propósito haces nacer esos sentimientos de una agria lejanía. De seguro quieres que caiga en la locura.

Pegue mi frente en su pecho diciendo esas palabras. Y a voz apacíguante soltó su respuesta.

- En todo caso, la injusta aquí eres tú. Dejándome tanto tiempo con esta obsesión, con estos sentimientos que llevan tu nombre, su dueña, ____, no los puede llevar nadie más que tú.

Agria Obsesión (Marshall Lee y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora