El timbre de la última hora anunciaba mi sentencia. La clase de historia había acabado, Salí junto a mis demás compañeros, la diferencia es que ellos irían a casa.
-¿Tendrás que quedarte?
-Tendré que quedarme- respondí con un suspiro a la pregunta desilusionada de mi amigo.
-Te esperaría pero mi madre regresa hoy a casa y tengo que recibirla
-sí, sabes que está bien- Le regale una última sonrisa a Finn antes de dar media vuelta para regresar por el pasillo en busca de alguien del personal de limpieza.
Los alumnos de los demás salones pasaban a mi lado unos tras otros hasta que paulatinamente me quede sola caminando en aquel corredor en sentido contrario a la salida principal, a donde debería ir yo también naturalmente, pero en vez de eso, estoy en busca de productos de limpieza para cumplir un castigo.
<<Deja de llegar tarde>>
Me regañe a mí misma mentalmente una última vez.
El primer lugar que se me ocurrió para buscar fueron los baños. Estaban a unos salones más adelante del mío.
Me detuve un par de metros más delante de mi aula, frente a una puerta simple de madera clara. Era el mismo lugar donde había tenido el "incidente" con mi profesor esa mañana. Sentí curiosidad, e inevitablemente me acerque girando el dorado picaporte.
<<oh, vaya...>>
Era el cuarto de limpieza.
Tal y como imagine, era un cuarto bastante pequeño y obscuro por falta de alguna fuente de luz externa (más que la puerta), del techo colgaba un foco improvisado que prendía gracias a un corto lazo colgando de este.
Me reí internamente al darle las gracias en mi cabeza a mi profesor por "ayudarme" a encontrar aquel cuarto.
Regrese a mi aula con las cosas que creía necesarias para mi labor. Sonreí determinada a entrar y acabar mi trabajo lo más rápido y mejor posible, pero todo ese entusiasmo se desvaneció al abrir la puerta y encontrarme con mi profesor Marshall Lee parado frente a mí.
-Al fin llegas, estaba a punto de reportarte.
-¿Qué está haciendo usted aquí?- pregunte apresuradamente sin terminar de analizar lo que había dicho.
Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa burlona.
-La profesora Bonnibel es una mujer ocupada, personalmente no podía venir a supervisarle así que le estoy haciendo un favor, como compañeros de trabajo- término de hablar y camino al escritorio con sosiego- Puedes comenzar- habló tras sentarse sin siquiera dirigirme la mirada.
El empezó a escribir algo sobre los papeles de una ancha carpeta sobre el escritorio, yo decidí ignorarlo y comenzar a limpiar para terminar lo antes posible e irme de ahí, ahora ya tenía más razones para ello.
...
Remoje la esponja intentando no salpicar mucho. Frote el suelo quitando minuciosamente una evidente mancha de café y de nuevo la sensación de que estaba siendo observada regresó.
Ya llevaba más de media hora, pero me encontraba cerca del final, era cuestión de terminar de fregar el suelo y limpiar las bancas; estaba por terminar el suelo y seguramente haría un mejor trabajo si tan solo Marshall dejara de verme de esa forma.
-Qué lindo trasero
Me sonroje inevitablemente al escuchar tal comentario y me percate de la posición "a gatas" en la que me encontraba.
Apreté los dientes y puños mientras me repetía en mi mente: <<ignóralo, ignóralo...>>
Termine de fregar el suelo aún más apresurada que antes con el afán de cambiar de posición.
Al terminar de limpiar y acomodar las bancas que moví de lugar, tome vertiginosamente mi mochila y las cosas de limpieza que había tomado para dejarlas en su lugar original.
-he terminado- dije fugazmente caminando a paso rápido a la puerta, pero repentinamente mi camino se hayo bloqueado por el cuerpo del profesor.
-oye, no tan rápido, tengo que firmarte el permiso de que acabaste adecuadamente tu trabajo y te puedes retirar, de otra forma, no tendrás pruebas de que hiciste el trabajo y Bonnibel no te tomara en cuenta
Ya me estaba hartando de su sonrisa burlona y su pose de superioridad. Rodé los ojos y baje al suelo las cosas que tenía acercándome al escritorio; me recargue en él, impaciente por terminar todo rápido.
Tanta era mi impaciencia que olvide que estaba en un salón, o mejor dicho, en el salón de una escuela que probablemente ya se hallaba sola; distraída, con la guardia baja y a espaldas del profesor que me acosa.
Para cuando reflexione intentando calmarme, ya sentía muy cerca la presencia de Marshall a centímetros de mí tomando suavemente mis caderas atrayendo mi cuerpo al suyo.
-¿Por qué tanta prisa linda?- Escuche su voz desde mi cabeza y un escalofrió me recorrió de pies a cabeza al sentir que sus manos abrazaban y acariciaban mi abdomen con salerosa coordinación.
Una de sus manos subió pasando todo mi cabello a uno de mis costados y sentí como besaba mi nuca sin detener las anteriores caricias.
-Marshall- Intente llamarlo pero mi voz temblaba.
Como siempre, no era capaz de moverme.
-Profesor- Me corrigió- Seguimos en la escuela.
Un poco aliviada por su respuesta al darme una nueva arma y aprovechando que en su agarre no ponía fuerza, fácilmente me escurrí de sus manos volteando a verlo fijamente con el ceño fruncido.
-Entonces, PROFESOR, le agradecería que me diera mi permiso para poder retirarme- me cruce de brazos de manera impaciente.
Al principio, el rostro de Marshall mostraba cierta sorpresa por como reaccione, pero no tardo en soltar una risita acercándose nuevamente a mí.
-muy bien, señorita ____- tomo un papel con una impresión que ya tenía los espacios en blanco rellenados con mis datos a pluma –su permiso- me extendió la hoja mirándome fijamente aun con una sonrisa.
Tome el papel con ambas manos y una ligera reverencia.
-graci- mi frase fue cortada por un beso repentino de mi "profesor".
-que tenga un buen día- hablo aun en mis labios al separarse y pasó a un lado de mi volviendo a sentarse en el escritorio.