Camine en silencio hacia mi hogar, esta vez sola.
Desde que supe que Finn tiene novia he hecho lo posible por alejarme de él. Al parecer esto no le ha afectado en nada, incluso tiene más amigos ahora. Ya no me acompaña a mi casa, pues sale rápido para ir con "Fibi" a su escuela.
Cerré la puerta principal de mi casa y camine a la cocina buscando a mi madre.
<<Al menos mis padres están aquí>>
Era lo único que me subía los ánimos. Mis padres ya no tenían viajes, ya no tenían negocios ni compromisos por un buen tiempo, los tendría solo para mí y quisiera disfrutar con ellos el poco tiempo que los tenga.
Al entrar en la cocina no encontré a nadie, ni en el comedor, ni en la sala... la casa se encontraba en total silencio, como si estuviera...
<<Vacía>>
Nuevamente llego de la escuela y estoy sola.
Suspire con desilusión dando media vuelta dispuesta a regresar a mi habitación. Al pasar por la sala principal me percate de un sobre con un pedazo de hoja sobre este en la mesa de centro.
Tome el sobre y desdoble la hoja comenzando a leer la nota que esta tenia escrita.
"Lo siento hija, iremos a una junta y al terminar pasaremos a comprar algunas cosas. Te dejamos dinero en el sobre para que compres algo para comer, regresaremos lo más pronto posible.
Te amamos!"
<<De un día a un año prefiero mil veces más esto>>
Subí las escaleras con sobre en mano llegando a mi habitación.
<<Quizá un baño me calme>>
Deje el sobre y mi celular a un lado de mi cama comenzando a desabrochar el uniforme de mi colegio. Tras unos minutos, mi celular comenzó a vibrar con una llamada.
"Número desconocido".
Ignore la llamada y entre al baño de mi habitación abriendo la regadera de la ducha dejando que el sonido vibrante de mi celular se perdiera tras la puerta y las cesantes gotas de agua.
...
El vapor que dejo el agua caliente aun inundaba mi cuerpo desnudo provocándome cierto bochorno. Salí del baño envuelta en una toalla color crema y sentí el ambiente fresco de mi habitación golpear contra mi piel descubierta. Camine a donde deje mi celular la última vez prendiendo la pantalla principal.
"11 llamadas perdidas"
Y todas eran de aquel número desconocido.
El celular volvió a vibrar emitiendo el tono de llamada.
<<¿Tan importante es?>>
Desbloquee el celular cediendo a la llamada dudosa e inevitablemente nerviosa de lo que pudiera escuchar a continuación.
-¿Quién habla?
Escuche una pequeña risa del otro lado y la voz de un hombre contesto.
-¿Tendré que hacer siempre 12 llamadas para que me contestes, linda?
Me tense al escuchar esa voz. Era totalmente inconfundible.
<<Marshall>>
-¿Cómo consiguió mi número?- Espete aquella pregunta y volví a sentir aquel miedo que se formaba en mi cada vez que hablaba con aquel pelinegro.
Hablo tras otra risita y un pequeño suspiro.
-Soy tu profesor y tutor de generación, tengo acceso a toda tu información, incluyendo número de casa, celular y...-se formó un silencio por unos segundos antes de proseguir.
Segundos que sentí como una eternidad cuando la intriga y pavor ya se habían apoderado de mí.
-...y dirección de casa- No podía verlo, pero por su tono de voz estaba segura que sonreía tras la línea.
Aquellas palabras llegaron a mí como un cubo de agua fría. Pero no era nada comparado con lo siguiente que escucharía.
-Aprovechando que no están tus padres ¿Qué te parece si vienes a abrirme para divertirnos un rato?
Apenas acabo de hacer la preguntar, solté el celular sin percatarme si quiera si seguía prendido y corrí fuera de mi habitación cerrando todas las puertas, ventanas, entradas y salidas de toda la casa.
Termine de cerrar la última ventana de la planta baja y solté un suspiro de alivio.
Alivio que no tardo en volverse temor.
La ultima ventana de la casa que me falto cerrar... era la de mi dormitorio.
Estaba tan acelerada concentrándome en cerrar todas las formas de entrada en mi casa, que olvide la más importante.
<<No puedo creer que haya sido tan despistada>>
Pegue mi cabeza a la pared con desesperación. Escuche un ruido proveniente de mi habitación y sentí un sudor frio recorrer mi frente en un instante.
Camine a paso lento subiendo las escaleras. Un mal presentimiento me invadía y me ahogaba. La adrenalina que sentía en ese instante me hacía sentir un calor sofocante y deseaba que hubiera sido solo mi imaginación.
Ojala hubiera sido solo mi imaginación.
El miedo que sentía acabo por desbordarse cuando entre al dormitorio y lo vi a él, sentado en el marco de la ventana. Se veía algo cansado y sudado y su playera se encontraba en el suelo alfombrado, no muy lejos de donde él estaba. Sostenía su celular en una mano.
Su mirada penetrante estaba clavada en mí, mostrando severidad y enfado.