Narrador omnisciente:
El miedo que desbordaba en aquella estudiante permanecía evidente en la tensión que se formó en su cuerpo y su mirada. Bastante tenía con el acoso que sufría a diario en presencia del pelinegro en la escuela ¡¿Ahora tendría que estar alerta hasta en su casa?!
La única seguridad que tenía se esfumo por completo. Conscientemente, él no podía hacer mucho cuando se trataba de estar en aquella institución, no era alguien impulsivo y mucho menos estúpido. Frente a otras personas simulaba a la perfección la percepción de frialdad y seriedad con un toque de severidad. Eso es lo que la hizo llegar a pensar que quizá ella se trataba de un juego, un simple experimento, algo totalmente temporal que olvidaría una vez que ella saliera de la preparatoria.
En algunas ocasiones casi llego a parecerle alguien no tan desagradable.
Pero esta vez cruzo la línea.
No se alarmo tanto al saber que el poseía información sobre su número celular, pero pensar en lo que podría ocurrir estando a solas con él en una casa la dejo totalmente turbada.
Aun sin moverse, observo como Marshall bajaba del marco de la ventana y dejando su celular a un lado, sobre la mesita de noche de la chica, caminó hasta donde ella se encontraba. Cada movimiento lo hacía con la misma elegancia que lo caracterizaba, sin alterar ni un poco el mismo semblante serio que tenía desde la primera vez que lo vio. A sus ojos, parecía que cada movimiento era una recopilación de perfectas imágenes a cámara lenta.
No fue que reacciono hasta que lo tuvo a centímetros de ella, y con el mismo miedo y nerviosismo se echó para atrás tratando de alejarse lo más que podía de él. A cada paso que daba, el avanzaba otro más, hasta que paulatinamente choco contra la pared sintiendo la textura de esta en las partes desnudas que la única toalla que traía dejo al descubierto. Fue hasta ese momento que recordó que una pequeña toalla era lo único que la arropaba.
Los brazos de Marshall la acorralaron en cuanto la oportunidad se le presento. Sintió faltarle el aire y una corriente eléctrica pasó por su espalda al sentir los fríos labios del azabache contra los suyos. Nuevamente fue obligara a ceder ante él. Aun con los ojos cerrados, tratando de encogerse en ella misma, sintió como la única prenda que llevaba le era arrebatada en un rápido movimiento dejándola así al total descubierto frente a aquel hombre a quien tanto temía.
Instintivamente se separó tratando de ocultar sus partes íntimas con sus manos y brazos pero Marshall le hizo la tarea imposible forzándola nuevamente a permanecer inmóvil tomando sus muñecas posicionándolas a la altura de su cabeza. Su azabache mirada la recorrió de arriba a abajo, de abajo a arriba, grabando con cuidado la imagen del cuerpo húmedo a causa del recién baño y completamente desnudo de la menor. Echó la cabeza hacia atrás cuando Marshall comenzó a lamer y besar su cuello. Sus manos bajaron de las muñecas de ____ hasta sus caderas, de sus caderas a su espalda y de su espalda a sus glúteos, los cuales aprisiono sin pudor alguno. Ella por su parte posiciono sus manos ahora libres en el pecho de Marshall tratando de empujarlo para separarse de él.
-Tengo unas ganas inmensas de estar dentro de ti, ____- ella se estremeció al oír aquellas palabras en su oído y sintió como sus piernas temblaban ante el contacto físico de Marshall.
Las manos del mayor acariciaron sus piernas posicionándolas en su cadera. ____ sintió el bulto que sobresalía de sus pantalones restregarse contra su feminidad y cerró los ojos fuertemente esperando que todo fuera un mal sueño.
Demasiado real para ser un simple sueño.
Aun en esa posición, Marshall camino hasta la cama de ____ dejándola caer sobre ella. Él se posiciono arriba de la adolescente acorralándola nuevamente.
Una vez más, ____ intento empujarlo. Abrió los ojos levemente hasta ese momento y se percató, por primera vez a detalle, del torso desnudo que tenía delante, tan bien tonificado. Los fuertes brazos de Marshall la envolvían y su fuerte presencia la capturo por un instante. Sintió atracción al sentir el tiempo pararse en aquellos efímeros segundos que se dedicó a examinar la parte superior del cuerpo que la aprisionaba. Movió ligeramente sus manos que aún se encontraban en el pecho de Marshall y una media sonrisa apareció en el rostro del pelinegro al percatarse de lo que ____ había pensado.
Empujo con más fuerza y una de las manos de Marshall envolvió sus muñecas con algo de rudeza alzándolas hasta quedar encima de la cabeza de ____. Ahora se encontraba totalmente presa de Marshall. Sin poder contenerlo, lagrimas comenzaron a salir de sus ojos mientras Marshall jugaba con una de sus pechos. Sentía como lo lamia y masajeaba y repetía lo mismo con el otro.
-P-para... por favor- su quebrantada voz temblaba y soltaba pequeños sollozos que en ocasiones los transformaba irremediablemente en pequeños gemidos reprimidos. Se avergonzaba cada vez que esto sucedía y trataba de callar todo sonido que pudiera salir de su boca mordiendo fuertemente su labio inferior hasta hacerlo sangrar levemente.
Marshall pasaba de largo cada intento y pedido que ____ hacía. No se iba a detener por nada del mundo, menos ahora que estaba tan cerca de lograr su objetivo.
¿Amor? Para nada. Cada caricia, cada beso que Marshall dejaba sobre el cuerpo de ____ no demostraba cariño. En su cabeza solo rondaba la lujuria y deseo.
Marshall se detuvo un momento para desabrochar sus pantalones y unirse a ____ en su desabrigo. Separo los muslos de la menor y acerco su miembro erecto a la entrada de esta, totalmente dispuesto a penetrarla y acabar con su fantasía.
Pero no pudo hacerlo.
No así.
Había algo que no cuadraba en su cabeza. Algo que le incomodaba y fastidiaba. Alzo la vista para encontrar la mirada de ____, en su lugar, encontró su brazo envolviendo sus ojos y pequeños sollozos inaudibles que salían de su boca.
¿De verdad era solo lujuria y deseo lo que sentía por ella?
El conocía perfectamente esa respuesta. ____ era una chica de preparatoria, totalmente sencilla que no destacaba en nada, callada y retraída. Los chicos no solían buscarla y no tenía amigas. Su único amigo y amor la abandono y sus padres apenas y están con ella.
Un alma sola que recorría el mundo de forma independiente, forzada por el mismo a sobrevivir de la única forma empírica que conoció: Estando sola.
Pero eso, era lo que tanto le gustaba de ella. Y si, gustaba de ella. No era solo algo físico. Le gustaba ver cada expresión de ella, le gustaba verla concentrada, relajada, feliz... incluso enojada, tensa y a la defensiva, sobre todo cuando la ponía nerviosa o sonrojada, y más le gustaba saber que él era el causante de esas emociones. Lo único que le afligía, era verla llorando. Aun cuando intentaba negarlo, aun cuando intentaba ignorarlo, una parte de él se quebraba al verla de esa forma y lo hacía desear acariciarla con dulzura para tranquilizarla.
Negó con la cabeza aquellos pensamientos. Prosiguió con su tarea inicial y la penetro suave y cuidadosamente para no lastimarla demasiado. Espero unos minutos antes de comenzar a embestirla con lentitud acallando un poco los sollozos que soltaba con un beso profundo que demostraba más de lo que el quería.
Subió el tono de las embestidas y con cada minuto, la rapidez de estas también, al igual que los jadeos del pelinegro.
Una vez llego al climax, salió con el mismo cuidado para no lastimarla del interior de ____, la cual, a causa de la fatiga tanto física como emocional, había caído totalmente dormida en cuanto Marshall se tumbó a su lado cesando todo movimiento y ruido dentro de la habitación.
Tras recuperar el aliento, volvió su vista a la pequeña chica que yacía a su lado. Observo detenidamente sus facciones al dormir, parecía que intentaba reprimir algún dolor. Cerraba sus ojos fuertemente y se abrazaba a si misma encogiéndose entre las sabanas. La arropo con las cobijas con cuidado de no despertarla y él se acostó a su lado observándola.
Pasó sus brazos por sus costados acercándola a él, y en esa misma posición, cerró los ojos agotado, quedando dormido junto a ella, junto a su querida ____.