- ____ -Escuché la voz de Marshall llamándome tras la puerta del baño- Voy a ir a la ciudad por algunas cosas de la despensa; tú descansa un poco más, regreso en unos minutos.
Inmediatamente acomodé mi ropa abriendo la puerta de golpe.
- ¡Marshall!
El, un poco desconcertado, paró su caminar girando a verme.
- N-necesito que pases a una farmacia a comprar algo... - Hable tartamudeando un poco con un ligero sonrojo, causa de mi vergüenza.
- Farmacia(? -Repitió dudoso- ¿Te sientes mal o algo así? ¿Estas enferma?
- No, no es... estoy bien, solo que necesito unas...
Un poco prejuicioso, pero sí, me da pena pedirle toallas sanitarias a un hombre.
Analice las palabras un poco más antes de abrir la boca para hablar, pero él se me adelanto.
- ¿Unas toallas? ¡Por supuesto! Si quieres también te traigo medicina para el dolor.
Mire su sonrisa con un sonrojo aún más notorio.
<<¿Cómo...?>>
- No olvides que crecí junto a una hermana. Se lo necesario para cuidar de ti, no te preocupes.
Se acercó acariciando mi mejilla y volvió a separarse dirigiéndose a la salida de la residencia.
Una vez sola, y tras tomar una medida provisional para mi "problema", comencé a buscar una salida en aquella casa. Como era de esperarse, las puertas y ventanas estaban cerradas y protegidas, imposible para mi abrirlas. No existían conductos de ventilación o algún pequeño hueco o escondite secreto.
Suspire frustrada aun caminando de un lado a otro recorriendo la casa por segunda vez, hasta que me percate de un detalle el cual había ignorado la primera.<<¡El teléfono!>>
Conectado, cargado y funcionable; corrí hasta el teléfono fijo de la cocina comenzando a marcar el número de mi ahora antigua casa.
Unos Bips sonaron y una voz muy conocida para mí se escuchó del otro lado de la línea.
- ¿Bueno?
Al escuchar la voz de mi madre no pude aguantar las lágrimas y comencé a hablar tratando de acallar mis sollozos.
- M-mamá- tartamudee un poco a causa del llanto logrando solamente decir esa palabra.
- ¿____? ¡____, hija! ¿Dónde estás? ¿Estás bien?- Su voz sonaba aliviada y extremadamente preocupada a la vez. Me partía el corazón escucharla en ese estado.
- Mamá yo-
Una mano en mi hombro me detuvo y alarmo. Gire hacia Marshall quien se encontraba parado tras de mi con una bolsa de plástico en la otra mano y un severo semblante mirándome fijamente.
- ¿____? ¿____ estás bien?- La voz de mi madre aún se escuchaba por el auricular del teléfono.
Marshall me arrebato el aparato de las manos colgándolo bruscamente.
- ¡¿Qué intentabas hacer?¡
Me estaba gritando
- ¡Contesta! ¡¿A quien le hablaste? ¿Quien era?!
Me quede en silencio observándolo con duda y temor. Ni siquiera me percaté del momento en el que regresó; aunque por sus dudas deduzco que realmente no ha escuchado nada de la "conversación".
- Era ese tal Gumball ¿Verdad?
<<¿Qué?>>
- N-no...
- ¡No mientas!
- ¡Era mi madre!- Solte rápidamente alzando la voz con ojos cristalinos.
Tras aquella aclaración, el pareció calmarse y suspiró tomando el teléfono extendiéndolo hacia mi.
- Llámala- ordenó.
- ¿Eh?
- Y quiero que le digas que estás bien, inventa una excusa pero quiero que la convenzas de que deje de buscarte.
Una propuesta cruel para ambas. Pero preferente hacerlo para que ella se quede al menos un poco más tranquila. Seguramente mis padres están desesperados buscándome y me siento fatal por hacerles pasar tal momento. No sé lo merecen. No se merecen esto.
Tome el teléfono comenzando a marcar el número de mi casa una vez más.
Esta vez la respuesta fue más rápida, y en cuanto mi madre llamó por mi nombre, nuevamente comencé a sollozar.- Madre
- ¡____! ____ ¿Dónde estás hija?
- Yo...- Mire a Marshall el cual me observaba con semblante serio analizando cada uno de mis movimientos y palabras- Yo estoy bien mamá, no tienes de qué preocuparte.
Cerré los puños fuertemente y mordí mi labio inferior tratando de tranquilizarme para sonar lo más serena y tranquila posible.
- ¿Donde estas ____? ¿Con quien estas?- Ella aún sonaba desesperada y la mirada de Marshall me decía que no tenía mucho tiempo restante.
- Estoy... estoy con mi novio madre.
- ¿Con tú novio?- pregunto extrañada y notablemente sorprendida.
- Si, yo... quería despejarme un poco de todo el estrés. Perdón por haberme ido así.
- No entiendo ____ ¿Cómo qué tu novio? ¿Y Gumball?
Di una bocada antes de responderle. Recordar a Gumball me deprimía aún más.
- No tengo mucho tiempo mamá, te veré pronto ¿si? solo... solo deja que todo se calme- Mi madre siguió hablando y preguntando tras la línea y yo sentía las lágrimas incontenibles- por favor, no tienen que preocuparse, estoy bien. Los veré pronto así que esta bien- Tape mi boca esperando que no escuchara mi sollozo- Te quiero mamá.
Y tras esas palabras, colgué la llamada sin dejar que la voz de mi madre terminara de hablar.
Le devolví el aparato a Marshall mientras yo rompía a llorar silenciosamente. El me envolvió en sus brazos besando y acariciando mi cabeza. Yo intentaba encogerme en mi misma. Me sentía aún más pequeña e impotente que antes.
<<¿Por qué yo?>>
Aún no lograba comprender lo que hice mal como para que me pasara esto.
<<Gumball...>>
Sin evitarlo, el recuerdo de lo que pase junto a Gumball llegó hasta mi mente, y anhelé más que nunca el poder estar a su lado.
<<...mi dulce príncipe>>
Cerré los ojos con la imagen del pelirosado en mi cabeza, y una voz hablando en la lejanía.
-Buena chica.