Capítulo 8.
Los recuerdos no dejan de acudir a mi mente mientras Dani arranca el coche y sale despacio tras el coche de Marcos. No me dirige la palabra y eso me hace sentirme pequeña, poco importante. Enciende la radio y las canciones propias de un viernes noche inundan el vehículo dándome a entender que si tenía algo que decir es mejor que me calle.
No puedo evitar adoptar la posición que siempre adoptaba en ese mismo asiento, medio ladeada para poder mirar a Dani conducir. Era el único momento del día en el que podía mirarlo fijamente sin que él me dijese nada o me devolviese la mirada hasta ponerme nerviosa. Era mi momento para pensar solo en él, para pensar en la suerte que había tenido al saber que realmente nos queríamos.
*Flashback 2015*
—Si apagar el sol para encender tu amanecer... —Canturrea mi novio y yo pongo los ojos en blanco.
Me aguanto las ganas de reir con fuerza al ver los gestos que hace acompañando la canción. Esa canción ha sido mía y de Dani desde que la conocemos.
—La canción preciosa pero cantar la cantas fatal. —Suelto, intentando sonar un poco borde. Se supone que estábamos discutiendo.
— ¿No es mucha casualidad que siempre que estemos peleando la pongan en la radio? —Me pregunta, apartando la mano derecha del volante para darle volumen— Parece que nos pide que nos callemos.
—El de la radio sabrá que es nuestra canción— Bromeo sin poder resistirme, mirándole con cariño.
Y se me olvida por un instante que estábamos discutiendo. Simplemente es mi punto débil y no puedo evitarlo. Y él lo nota y decide ponerle el broche final a la discusión.
—Sabes que nunca haría nada que te hiciese daño. ¿Verdad?
Asiento una vez, aunque sigo teniendo lágrimas en los ojos.
—Lo sé. Yo tampoco haría nada que te hiciese daño.
—Ya lo sé. —Susurra él, agarrándome de la mano y dándome un beso rápido en el dorso.
*Fin flashback*
Se me llenan los ojos de lágrimas recordando escenas como esa y finalmente tengo que apartar la vista de Dani y girarme para poder mirar por la ventanilla y que no note que no puedo contener el llanto. Paso cinco minutos tratando de limpiar disimuladamente las lágrimas que caen, intentando al tiempo no arruinar el poco maquillaje que me he puesto. No me puedo estar viniendo abajo tan rápido.
—No llores— Me pide. —Ya no merece la pena.
Se me detiene el corazón al escucharle hablarme. A mí. Dios. Me giro y a pesar de estar conduciendo es capaz de girar la cabeza y clavar la mirada un segundo en mí.
—Perdón. —Susurro, cerrando los ojos y tratando de contener el llanto— Me he acordado de... todo.
Dani asiente una vez.
—Bienvenida a mí día a día —Susurra, mientras cambia de marcha y enfilamos ya la autovía.
Su respuesta cortante me da de lleno en el corazón. Parece una frase muy metafórica pero no. Realmente me duele de forma física y me provoca un agobio en el pecho que me molesta.
—No quieres volver a tenerme delante, ¿verdad? —Me atrevo a preguntarle con voz temblorosa. —Por eso has tardado tanto en venir a mi casa hoy.
Lo conozco de sobra como para saber que está enfadado. Muy enfadado. La respuesta se hace esperar unos segundos eternos.
—No sé qué cojones quiero. —Me confiesa finalmente.
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No fue justo
Teen FictionCierro los ojos. Cierro los ojos porque yo sí quiero. Sí quiero sacar a Lore de las tinieblas donde está, de dónde nadie habla de ella, de dónde nadie la ha superado. Quiero sacar a mi hermana del olvido, de ese mundo donde nadie fue capaz de vaciar...