Capítulo 18

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Capítulo 18.

Dani sube y baja en silencio la conversación para ver aparecer la fecha del último mensaje de aquella conversación que nunca borró y del nuevo que acaba de llegarle con Elena Martínez como remitente.

9 de septiembre de 2015.

3 de julio de 2017.

"¿Qué tal de vuelta a casa?".

Dani se muerde el labio inferior reprimiendo una sonrisa porque sabe de sobra los muchos minutos que Elena habrá invertido hasta decidirse a escribirle y los otros muchos minutos que habrá perdido decidiendo qué ponerle.

O no.

*Narrador en primera persona*

—¡Devuélveme mi móvil! —Grito, mientras mi hermano lo sostiene en alto con chulería— ¡Quería decidir yo lo que iba a ponerle!

—Si ya lo tenías escrito— Suelta David que sigue sin dejarme alcanzar mi IPhone— Solo he pulsado enviar.

—¡DAVID! —Grito muy agobiada.

—Ya está hecho— Me dice descojonándose. —Bienvenida de nuevo a tu vida, hermanita.

Y cojo el teléfono y mi enfado se disipa un poco al escuchar su última frase.

—Gilipollas.

Pero no acaba de disiparse del todo aunque David haya hecho lo que yo llevaba deseando hacer desde que Dani salió por la puerta de mi casa. Y pienso con una sonrisa como echaba de menos ese pequeño contacto permanente con él que representaba mi móvil, sonrisa que se ensombrece un poco cuando pienso en como frené en seco, como yendo a 200 kilómetros por hora frené en seco y dejé que Dani absorbiese gran parte del impacto.

"Aquí hablando con mi hermano, he llegado hace nada ¿tú q tal?"

El móvil vibra entre mis manos interrumpiendo mis pensamientos y me muerdo el labio inferior. E intento auto convencerme de que Dani sigue siendo el mismo y de que los dos queremos poner de nuestra parte de verdad.

—¿Puedo decirte... otra cosa? —Me pregunta David en ese instante.

Lo miro y asiento, devolviendo luego la vista a la conversación de Dani con una sonrisa.

—¿Recuerdas ayer cuando Jesús te llamó?

—No le cogí— Le recuerdo— No quiero que tú y Dani me odiéis aún más.

—Sigue insistiendo. —Me informa David— Verte no le ha hecho bien. Sigue convencido de que Lore le ocultaba algo cuando murió y que tiene derecho a saberlo. Y que tú lo sabes.

—Cuando le he abierto esta tarde— Susurro— le he preguntado que para qué me llamó y me ha dicho que para nada.

—No se iba a poner a hablar contigo ahí en la puerta. —Me responde mi hermano— Solo quería avisarte de eso. Jesús no iba a preguntarte nada teniéndonos a mí y a Dani esperándole en mi habitación. Pero insistirá. Está seguro de que fuese lo que fuese tú lo sabrías. Hablará contigo, te llamará otra vez, te pillará a solas o te mandará algún Whatsapp. Te lo digo para que no te pille desprevenida.

Asiento una vez.

—Lo que no se espera es que su querido hermano y su querido mejor amigo desde preescolar también lo saben y se lo llevan ocultando dos años, ¿no?

David omite mi ataque de una forma tan madura y relajada que me deja descolocada por unos instantes. Y me doy cuenta por enésima vez en estos pocos días que llevo en mi casa de lo que ha crecido. De lo que me ha adelantado. De cómo ha aprendido a sobreponerse poco a poco a una pérdida que yo sigo teniendo como una herida sangrando todavía.

No fue justo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora