Capítulo 20.
Leo la contestación de Dani. "Nos fuimos el día doce, ¿poorrr?" y me tiembla todo. Aquí hay algo. Algo que no sabemos. Algo que mi hermana en realidad nos ocultaba a todos. Llorar por él de esa manera no le había sucedido ni el verano anterior que estuvimos algo más de un mes sin coincidir aquí en Madrid. Algo pasa. Miro mis mensajes con Dani de ese agosto y confirmo que efectivamente todos estamos de acuerdo: Él, nuestros mensajes y yo. Se marcharon el 12 de agosto. Sigo leyendo para ver donde estaba yo el quince de agosto y qué pudo haber estado haciendo mi hermana mientras.
"Sí, lo de hoy ha sido increíble, ahora volveré a ducharme y cenar y eso. ¿Tú vas a hacer algo?"
Mi Whatsapp dice que eran casi las doce de esa noche cuando le contesté que estaba saliendo para irme con mi hermana, Nuri y Adri al bar de siempre a tomarnos unas cañas ese quince de agosto porque...
"Ya ves tú, es sábado pero no renta mucho salirrrrr estamos de tranquis"
Me muerdo el labio inferior. Qué pasó esa noche. Qué dijimos. ¿Se volvió mi hermana antes? Escribo una rápida contestación al Dani del presente mientras pienso.
"No sé, un comentario un poco raro que me ha hecho mi madre no te preocupes que no será nada"
Y lo escribo aún a sabiendas de que obviamente se acabará preocupando. Necesito ayuda. Pero no sé de quién. La parte más racional de mi mente me insiste en que lo más probable es que Lore entre una caña, una copa y otra caña se acordase demasiado de Jesús y se subiese a casa con el bajón pero todo lo demás me dice que no es eso. Que hay algo detrás y que por eso mis amigos siguen todos juntos, que por eso mi hermana no ha sido superada de ninguna manera, que por eso de forma inconsciente no hablamos del tema. Porque Lore sigue aquí para decir algo.
Abro la conversación de David, pensativa. Subo hasta el quince de agosto. Lo mismo. Que me iba con mis amigas a tomarnos unas cañas a donde siempre que si ellos iban a venir. Mi hermano me informa de que él y Marcos estarán en la fiesta de la piscina de Diego, un chico que iba a su clase en bachillerato, que si queremos ir estamos invitadas. Recuerdo que después de un breve debate por el grupo de mis cuatro amigas le contesté que no y que estaríamos donde siempre porque a ninguna nos apetecía mucho ver a todos los del instituto esa noche. ¿Se iría mi hermana a la fiesta de la piscina? Ni de coña. ¿Querría algo de David y se llevó una decepción? ¿Algo así? ¿Qué hizo? Se tuvo que ir antes y hacer algo para que mi madre llegase a casa y la pillase llorando sin estar yo allí. Algo.
Escucho a mi madre salir y me levanto de mi cama donde me he vuelto a sentar para revisar las conversaciones con el objetivo de despertar a David y pedirle ayuda. Él es el que mas ha crecido y madurado, ¿no? Pues que me eche una mano o que consiga convencerme de que esa noche no pasó nada raro.
—¡David! —Grito abriendo su puerta.
Mi hermano pega un respingo y yo sonrío satisfecha olvidando mi problema por un segundo y pensando que le he devuelto bien la del agua del otro día.
—¿Qué? Joder. —Suelta de mal humor— ¿Qué hora es?
—Casi las diez. —Le informo, aunque realmente me da igual— Ha pasado algo.
Y estoy seria y por eso mi hermano me mira con la misma seriedad.
— ¿Qué ha pasado?
Me siento a su lado y nuestras miradas hacen contacto de una forma que hacía mucho tiempo que no lo hacían. Y no dejo de mirarle mientras le detallo todo lo que he encontrado en estos breves diez minutos, esperando con ansiedad su reacción.
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No fue justo
Teen FictionCierro los ojos. Cierro los ojos porque yo sí quiero. Sí quiero sacar a Lore de las tinieblas donde está, de dónde nadie habla de ella, de dónde nadie la ha superado. Quiero sacar a mi hermana del olvido, de ese mundo donde nadie fue capaz de vaciar...