Capítulo 19.

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Capítulo 19.

4 de julio de 2017. Día siguiente.

— ¿Tú en qué crees que pensó todas esas horas? —Pregunta de pronto mi madre.

La miro, interrogante.

— ¿Qué? —Susurro distraídamente.

Estamos las dos desayunando con calma porque mi madre hoy entra más tarde en la escuela infantil y mi padre ya se ha marchado. Mi hermano sigue durmiendo pero yo llevo ya tiempo sin dormir muchas horas seguidas.

—Que... ¿En qué crees que pensó las dieciocho horas que estuvo en la UCI? Siempre he querido preguntártelo.

Me muerdo el labio inferior ahogando un suspiro. Mi hermana tuvo dieciocho horas de margen en la UCI. Y es una pregunta que yo también me he hecho muchas veces. Si era capaz de seguir pensando con claridad en todo ese rato... ¿En qué pensó? Mi padre dijo que Lore no se habría enterado de nada desde aquel golpe que dejó su vida bajo mínimos, pero yo creo fervientemente que sí. Y si conocía bien a mi hermana, yo lo tengo claro...

—Tuvo dieciocho horas para hacer una lista muy larga de todas las cosas que aún le habría gustado hacer y lo sabes— Sonrío yo a mi madre con tristeza— Lore no hubiese gastado sus últimas dieciocho horas arrepintiéndose de cualquier tontería. Ella era una luchadora, ella quería vivir, le encantaba vivir. Y es una de las pocas personas que conozco que transmitía eso, mamá.

—Era una persona increíble. —Me responde ella— Como tú y como tu hermano.

Asiento una vez y me levanto para luego inclinarme a su lado y darle un beso en la mejilla que mantengo ahí unos segundos.

—Me siento muy mal por no haber sabido ver que estaba preocupada. —Susurra mi madre dejándome helada. —Por no haberle prestado la atención suficiente en ese momento, si lo hubiese sabido...

—Nadie podía saberlo, mamá. Lore no nos hubiese contado nada aunque nos hubiésemos dado cuenta de que ocurría algo. No lo hubiese soltado y lo sabes.

—Testaruda como tú. —Sonríe mamá.

Y yo le correspondo a la sonrisa como puedo, girándome ya para salir de la cocina después de dejar mi taza en el lavavajillas.

—Estoy intentando cambiarlo— Canturreo con una carcajada ya bajo el marco de la puerta.

Sin embargo mi madre tiene una última aportación.

—A vuestra manera eráis muy distintas, Elena. Quiero que lo sepas. Después de hablar con las dos cinco minutos nadie os compararía.

—Mamá si teníamos hasta los mismos lunares— Intento sonreír a medias.

Y mi madre me mira con lágrimas en los ojos.

—Las dos sois... eráis fuertes a vuestra manera. —Se corrige— Y tú lo sigues siendo. Pero Lorena era lo suficientemente fuerte como para guardárselo todo para sí misma y tú eres lo suficientemente fuerte como para exteriorizar lo que te ocurría. Y las dos eráis increíbles a vuestra manera.

—Mamá... —Suspiro— ¿Por qué hablamos de esto? No te hace bien...

—Sí, tenía que decírtelo. Tenía que decirte que las dos sois increíbles y que te había echado mucho de menos. Y a ella también.

Asiento una vez. Y mi madre sonríe sin que ninguna lágrima llegue a caer de sus ojos.

—Me acuerdo la noche que fue a despedirse de Jesús, ¿sabes? Llegamos tú padre y yo de cenar y la escuché llorar. Y me asomé a su puerta y disimuló de una forma tan... valiente. Aunque me acabó admitiendo que era porque iba a echarlo de menos. Quince días. Que irónico.

—¿Cuándo... se fueron de safari los gemelos? —Me atrevo a preguntar.

Algo no cuadra.

—Sí. La segunda quincena de agosto. La vi muy triste esa noche.

Frunzo el ceño.

No puede ser.

—¿Qué noche? ¿La del quince de agosto?

—Sí, me dijo que Jesús y Dani se marchaban por la mañana y que acababan de despedirse. —Me explica mi madre, aunque ella sigue centrada en el tema que empezó— Sé que tú hubieses llegado llorando en el caso de sentirte mal por eso y nos lo hubieses contado a todos para desahogarte. Las dos sois tan buenas... Tenéis esos sentimientos tan... No sé, puros. Se ve que sentís de verdad. Por eso sois tan especiales.

El quince de agosto. El quince de agosto es imposible.

Es imposible porque los gemelos se marcharon el doce a África. Y porque nos despedimos por la tarde. 

Tal vez sea solo una aproximación estadística de mi madre, pero también puede ser que haya algo ahí que no cuadra. Me tiembla el pulso y tengo que agarrar el pomo de la puerta.

—¿Y cómo es que te acuerdas que fue la noche del quince de agosto? —Pregunto, fingiendo intentar desviar el tema. —¿Qué cita tuviste esa noche para acordarte? —Consigo bromear.

—Ay, pues con tu padre. Si era nuestro aniversario. El quince de agosto, fuimos a cenar al restaurante de...

Pero yo ya no la estoy escuchando. ¿Dónde estaba yo el quince de agosto? ¿Qué hacía Lore tres días después de que los gemelos se fuesen de vacaciones llorando como una desesperada porque echaba de menos a Jesús si solo iban a estar fuera hasta el 30? No me cuadra. ¿Y porqué decirle a mi madre que se acababa de despedir de él y no decirle la verdad al completo? Estaba muy apegada a Jesús, es cierto que le echaba mucho de menos, es cierto que cada año las vacaciones eran una odisea para los dos pero.... No. Algo no cuadra. No así.

*Flashback 2015*

12 de agosto de 2015.

—¡Cómo te voy a echar de menos! —Le digo a Dani por enésima vez, dándole muchos besos en la mejilla— ¿Qué me vas a traer de regalo?

—Jirafas no caben en el avión— Me advierte divertido.

Da un toquecito en mi pierna con la mano derecha y conduce con total soltura. Camiseta de manga corta blanca resaltando el bonito tono dorado que ha conseguido todas estas semanas de vacaciones y unas bermudas rojas bastan para que parezca casi de revista. Lo miro y sonrío.

—Esta vez hemos tenido suerte que no cuadran nuestras vacaciones la otra quincena y estamos todo el mes sin vernos como el año pasado— Acierto a decir, reteniendo su mano.

Él me aprieta la mano distraídamente y asiente.

—Ya ves, aunque se me van a hacer largos estos quince días.

—A Jesús y a Lore también. —Río con ganas— Como siempre serán unos pesados por whatsapp.

—Bueno cada vez llevan mejor lo de estar separados que tres años ya son años...

—Cuando hagamos tres años nosotros... ¿Qué me vas a regalar? —Pregunto con una carcajada.

— ¿Tanto tiempo te voy a tener que aguantar? —Suelta él fingiendo preocuparse.

*Fin flashback*

Subo por la conversación de Dani como loca, después de escribir un rápido mensaje "Dani ¿qué día os fuisteis de safari aquel verano?" por si me he equivocado. Pero juraría que no. Ciertas fechas se te quedan grabadas. ¿Dónde cojones estaba yo el quince de agosto y por qué no estaba con mi hermana? ¿Y por qué le dijo a mi madre que se había despedido de Jesús ese día? ¿No les dijimos a nuestros padres que nos habíamos despedido de ellos tres días antes ya? No. Puede que no se lo dijéramos. Mi padre siempre en el hospital mi madre con las escuelas infantiles.... Es probable que no lo dijéramos. Aún así. ¿Por qué mentir en eso?

Busco entre cientos de mensajes de cuando aún era feliz hasta llegar al quince de agosto. 


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Salseo muy fuerte en los próximos dos capitulos... 

jajajajajaja

espero que os guste!

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