Capítulo 4

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Todos están muy ilusionados por la fiesta sorpresa de Eva, les resulta complicado disimular cuando ella está presente pero el esfuerzo merecerá la pena; seguro que le gustará.

- Gabriela, me entusiasma ver tu participación en el cumpleaños de Eva, después de toda la historia con Ruth, los Reyes...- Don Martín se encarga de entretener a Juan David mientras los demás inflan los globos.

- Eva fue una gran empleada, la mejor. Comprendo por qué hizo lo que hizo, yo le obligué a renunciar a su hija y siempre me sentiré culpable por arrebatarle lo más preciado que tiene en su vida.

La fiesta será esa misma noche y los preparativos están casi a punto, Ruth y Antonio se han encargado de llevarse a Eva a la ciudad para comer con ella e irse de compras; así los demás pueden encargarse de lo demás.

- ¡Martín!- la voz de Pepita inunda los oídos del abuelo que gira su silla para encontrarse con su mejor amiga.- ¡Pepa! ¡¿Qué haces aquí?!

- Los Reyes me han contratado para cantar esta noche, un par de canciones, después tendré que ocuparme de mi hijo. No podía decirles que no, con tal de verte un rato.

- ¡Eso es genial! Pensé que vendría Rosario.- Pepa coge la silla de Don Martín y ambos se alejan para hablar en privado.

- Iba a venir, pero mi querida amiga por fin tiene una cita. Sé que va a ser difícil para ella después de la muerte de Armando.

- Rosario Montes es una mujer muy linda y joven, seguro que encontrará a alguien que le haga feliz y sepa cuidarla cómo se merece.

Fuera de la Hacienda...

Eva se siente feliz por el día que está pasando junto a su hija y a Antonio; su regalo de cumpleaños es poder pasarlo con Ruth, no necesita nada más.

- Mamá, te noto extraña, ¿estás bien?- Antonio está hablando con Leandro en la tienda de modas.

- Estoy bien, es sólo que...me cuesta mucho trabajo asimilar que realmente estás aquí, conmigo.

- Tuvo que ser muy duro para ti ¿no es cierto? Pasar tus cumpleaños sabiendo que yo estaba con otros padres.

Eva acaricia la mejilla de su hija, hace un gran esfuerzo para no derramar ninguna lágrima más.

- Me conformaba con saber que crecías con buena salud, tu felicidad es lo más importante hija mía, te quiero muchísimo.

- Y yo a ti mamá.- ambas se dejan llevar por el momento y se abrazan, si Eva supiese lo que le espera en la Hacienda....entonces sí que no podrá dejar de llorar.

- Señoritas, no quisiera interrumpir este momento tan bonito pero se está haciendo tarde, ¿por qué no regresamos?

Antonio ya le ha dicho a Leandro que en cuanto cierre la tienda se dirija a la hacienda de los Reyes, la fiesta está esperando.

Minutos más tarde...

Todos esperan en la parte de atrás de la casa, dónde Juan y Norma celebraron su boda, al igual que Franco y Sara. Quintina es la encargada de avisar la llegada de la cumpleañera.

- Ya llegaron, se dirigen hacia acá.

- ¡Sorpresa!- exclaman todos los invitados al unísono, Eva se queda petrificada, sin saber qué hacer o qué decir.

- Feliz Cumpleaños Eva.- los hermanos Reyes besan a la mujer y le dan abrazos.- Os pedí que nada de fiestas muchachos.

- No podíamos quedarnos de brazos cruzados Eva, te mereces esto y mucho más.- responde Óscar rodeando a la mujer con el brazo.- además, como puedes observar, sólo amigos y familiares cercanos, para que te sientas cómoda.

- ¿Vosotros lo sabíais?- esta vez la protagonista de la noche fija su atención en Ruth y Antonio que sonríen de forma pícara.

- Quería pasar el día con mi madre el día de su cumpleaños, y así los demás te montaban esta fiesta, anímate mamá, te mereces estoy y mucho más.

Eva ya no se esfuerza por contener las lágrimas, las hermanas Elizondo abrazan a la que fue su empleada y confidente durante muchos años, Gabriela también abraza a la mujer y le vuelve a pedir disculpas por todo lo que le hizo.

- Eva...- Don Martín también se ha emocionado.- todos los que estamos hoy aquí, nos preocupamos por ti y te deseamos lo mejor. Feliz Cumpleaños.

- Don Martín, es usted un ángel.- un grupo de Mariachis comienza a cantar mientras los asistentes a la fiesta toman asiento para cenar.

Sarita, de forma casi instintiva, acaricia su vientre, dentro de unos meses se irá haciendo más grande; a veces le cuesta creer que vaya a ser madre y que Franco sea el papá del hijo que están esperando

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Sarita, de forma casi instintiva, acaricia su vientre, dentro de unos meses se irá haciendo más grande; a veces le cuesta creer que vaya a ser madre y que Franco sea el papá del hijo que están esperando.

- Mi amor, ¿en qué piensas?- Franco se ha dado cuenta de que su mujer ha estado con la mirada perdida un par de veces.

- Pensaba en lo afortunada que soy de tenerte, de pertenecer a esta gran familia.- él le besa con ternura, Óscar y Jimena están bailando, Juan y Norma hacen lo mismo pero con Juan David.

Ruth pide un poco de atención, es hora de dar los regalos y ella no puede aguantarse más las ganas, necesita que todo el mundo sepa lo que su madre significa para ella.

- Buenas noches a todos los invitados, en primer lugar, agradezco de todo corazón vuestra presencia; hoy es un día muy especial para Eva y la mejor manera de celebrarlo es esta.- la homenajeada mira a su hija con un brillo en los ojos.- Mamá, ¿podrías acercarte?

Eva, acompañada de gritos de júbilo y aplausos, camina hasta su hija. Pepa le cede el micrófono para que el resto pueda escuchar mejor.

- Mamá, todos los que te conocemos somos conscientes de tus baches en el camino, de tu fuerza de voluntad para continuar trabajando sabiendo que tu hija estaba a unos metros de distancia; creciendo con otros padres.- todos guardan un minuto de silencio por Doña Raquel y su marido Calixto.- eres una mujer fuerte, honrada, fiel, humilde y, sobre todo, muy cariñosa. Por eso te pido, delante de todos, que seas tú la persona que me acompañe hasta el altar el día de mi matrimonio.

Es inevitable llorar ante un momento cómo ese, las hermanas Elizondo junto con su mamá y Don Martín, no pueden evitar derramar alguna que otra lágrima por semejante regalo

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Es inevitable llorar ante un momento cómo ese, las hermanas Elizondo junto con su mamá y Don Martín, no pueden evitar derramar alguna que otra lágrima por semejante regalo.

- ¿Qué me dices? ¿Me acompañarás hasta el altar, mamá?- Eva no quiere hablar, no puede, se lanza para abrazar a su hija y llorar de la emoción; Ruth también la abraza con fuerza.- ¡Claro que acepto! ¡Nada me haría más feliz!

Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora