Capítulo 12

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Norma y Jimena regresan de la Hacienda Elizondo, Martina lo observa todo desde los brazos de su tía y su rostro de curiosidad podría derretir a cualquiera.

- ¿Sarita?

En ese momento Eva entra al recibidor, sonríe al ver a la pequeña tan despierta y llena de energía.

- Oiga Eva, ¿Has visto a Sara? Tengo que regresar a la casa y esta princesa tiene hambre.

- Creo que se fue con Juan a inspeccionar los terrenos, puedo quedarme yo con ella hasta que regresen.

- Gracias, no pensábamos que se nos haría tan tarde.- Martina termina en los brazos de su tita Eva, la mujer le prepara un biberón ante las exigencias del bebé que no deja de llorar.

Al cabo de una media hora...

Franco llega a la Hacienda temprano, las reuniones han ido de maravilla, mañana se tomará el día libre; echa de menos a su mujer y a su hija.

El joven se sorprende al ver a Martina durmiendo profundamente en los brazos de Eva, aprovecha ese breve momento para ducharse y ponerse cómodo.

- ¿Eva?- Sarita entra por la parte de atrás, ya que acaba de dejar al caballo en los establos.- ¿Qué haces con Martina? ¿No se supone que Jimena se ocupaba de ella?

- Sí, su hermana vino hace una hora y poco, quiso esperarte pero tenía prisa. Le dije que yo podía encargarme de la pequeña, y aquí estamos.

Sara besa la frente del otro amor de su vida, cada vez se parece más a su padre y no puede sentirse más orgullosa.

- ¿Sabes si ha llegado Franco?

- Acaba de subir a vuestra habitación, creo que se iba a duchar antes de bajar a cenar.

- Eva... ¿Puedes quedarte un rato más con Martina? Si quieres hacer alguna cosa no tienes más que dejarla en su cuna.

- Para mí no hay problema, nunca tuve la oportunidad de tener a Ruth en brazos, me agrada esta sensación.

Sarita besa la mejilla de Eva antes de subir a la habitación, no recuerda la última vez que estuvo a solas con su marido; la situación es completamente distinta y aunque adora pasar las horas con Martina...extraña la intimidad con Franco, y mucho.

- ¿Mi amor?- este se sobresalta al escuchar la voz de su mujer.- Sara, ¿Qué tal el día?

- Pues...Rosario estuvo aquí, vino para decirnos que se va de gira un año.- Sarita se va quitando la ropa y la deja en el cesto, sin decir nada se mete a la ducha con su marido.

- ¿En serio? Pues me alegro por ella, deberíamos de prepararle una fiesta de despedida, ¿No?- su mujer se limita a asentir con la cabeza.

- Mi amor... ¿Quieres hacerlo aquí y ahora?- la sonrisa pícara de Sarita es más que suficiente para que Franco le bese con ternura y la acerque a su cuerpo para que ambos reciban el agua caliente.

- Te he extrañado tanto...creo que desde que nació Martina no hemos tenido un rato para nosotros.

- Pues no vamos a retrasarlo más, venga para acá. 

A la mañana siguiente...

Juan se encuentra con el hermoso rostro de su mujer, la cual todavía descansa profundamente. Este no puede evitar acariciar el vientre abultado que día a día se va formando; siempre le dará las gracias a Dios por haberse encontrado con Norma, aunque eso supusiese la muerte de su hermana Libia.

Como todas las mañanas, Juan prepara el desayuno antes de ponerse a trabajar. Últimamente el trabajo ha ido como la seda, pero pronto tendrá lugar la famosa Feria y cómo no, la Hacienda de los Reyes volverá a participar con Juan y Sarita al frente.

Juan David continúa durmiendo en su cama, el pequeño también crece muy deprisa. Su padre no ve el momento de enseñarle a montar a caballo y mostrarle el mundo.

- ¿Juan?- Norma camina hacia su marido con el pijama puesto, le regala un dulce beso antes de observar a su hijo.- ¿Ibas a marcharte sin despedirte?

- No quería interrumpir tu sueño, te veías muy bien.- Juan rodea a su mujer con los brazos.

- Mi sueño eres tú Juan, además, hoy no quiero quedarme tanto tiempo en la cama. Jimena y yo vamos a ir a ver colegios para Juan David.

- ¡Es cierto! No me hago a la idea de que se haga mayor tan deprisa.- ambos se van a la cocina para desayunar juntos.

- ¿De verdad que no quieres que te acompañe? Puedo decirle a Sarita que hoy le ayudarán Manolo y Miguel.

- No creo que te guste ir de aquí para allá, te informaré en cuanto encontremos un colegio adecuado. Iremos los dos juntos a verlo, ¿Te parece?

- Eres la mejor, nunca me cansaré de decírtelo.

- Ni yo de escucharlo.

Mientras tanto, en la Hacienda principal

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Mientras tanto, en la Hacienda principal...

Franco no recuerda la última vez que pudo levantarse tan tarde, el caos en la oficina fue tan grande que tuvo que trabajar también los domingos.

Una sonrisa aparece en su rostro al recordar la noche tan bonita que tuvo con su mujer, le recordó a su primera vez aunque fue incluso mejor; ya que pudieron disfrutarlo en la cama.

Martina aparece en la pequeña pantalla, parece que está a punto de despertarse. Franco sale en silencio de la habitación para no despertar a Sarita.

- ¡Franco!- Eva se sorprende al ver al dueño de la casa a esas horas.- ¿No va hoy a trabajar?

- Ayer decidí tomarme el día libre para disfrutar de la familia.

- Eso está muy bien, ¿Vas a la habitación de Martina?

- Sí, la he visto moverse por el intercomunicador y me apetece bañarla y vestirla.

- ¡Perfecto! Iré entonces a realizar otras tareas.

- Oye Eva, ¿Por qué no llamas a Ruth? Estoy seguro de que le encantaría que pasarais el día juntas, trabajas mucho todos los días y tenemos a las otras empleadas.

- Gracias Franco pero no quisiera interrumpir el trabajo de mi hija.

- ¡Tonterías! Apuesto lo que quieras a que dejará todo por verte, venga, llámala, es una orden.

- ¡Tonterías! Apuesto lo que quieras a que dejará todo por verte, venga, llámala, es una orden

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