Capítulo 13

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Franco fotografía a su hija mientras ella le regala la mejor de sus sonrisas, se le arruga la nariz; ese gesto tan divertido lo ha heredado de su madre.

- Mi pequeña, no sabes lo afortunada que eres por pertenecer a esta familia tan grande, el día que viniste al mundo me hiciste el hombre más feliz del mundo.

Martina se muestra intranquila, incómoda más bien. Ha llegado la hora del desayuno, con la pequeña en brazos, Franco regresa a su cuarto para ver si Sarita quiere acompañarlos.

- ¿Mi amor?- esta se mueve ligeramente y abre los ojos, encontrándose con una imagen que piensa recordar siempre.

- Buenos días.- tras esas dos palabras un gran bostezo sale de la boca de la mujer.- ¿Qué hora es?

- Casi las diez, ya me he encargado de cambiarla, bañarla y vestirla, estamos listos para bajar y desayunar.

- Gracias por esperarme, imagino que Martina tendrá hambre, ¿Por qué no me has levantado antes? Sabes que no me gusta desperdiciar el tiempo en la cama.

- Lo sé pero no es necesario que trabajemos tan duro todos los días, tenemos a los demás empleados que saben ocuparse de las tareas. En realidad...me gustaría disfrutar de todo el día con vosotras, ¿Qué me dices?

- Franco, eso no tienes ni que preguntarlo, venga, bajemos a desayunar.

Quintina le sirve café recién hecho a Franco y un zumo a Sarita mientras esta le da el pecho a su hija. Ambos disfrutan de estos breves momentos, pocas veces pueden desayunar juntos sin tener que marcharse rápidamente al trabajo.

- ¡Cada día está más linda!- exclama Quintina al ver a Martina succionando el pecho de su madre.- Don Franquito, ¿Hoy no se va a la oficina?

- He decidido tomarme un descanso hoy, podríamos ir a ver a Don Martín y a Gabriela.- una sonrisa aparece en el rostro de Sarita, a su madre y su abuelo les haría muchísima ilusión ver a su nieta.

- Es una idea fantástica, voy a llamar antes, por si tuviesen ya planes hechos.

Martina termina de comer, pasa a los brazos de su padre, Franco la zarandea suavemente para que eche los gases.

- Voy a vestirme.- comenta Sara mientras sale del comedor.

- ¿Quieres que llame a la Hacienda?

- Sí por favor.

Franco coge el teléfono y marca el número de los Elizondo, varios pitidos antes de que Dominga conteste.

- ¿Diga?

- Dominga, soy Franco, ¿Se encuentra Doña Gabriela o Don Martín en la casa?

- Me parece que Doña Gabriela ha salido esta mañana temprano con Olegario para ver unos asuntos de los caballos, pero Don Martín sí que se encuentra.

- Dígale que Sarita y yo vamos para allá.

- ¿De verdad? ¡Va a alegrarse mucho! Se lo diré enseguida.

En la Hacienda Elizondo...

Dominga sube al cuarto de Don Martín y lo encuentra leyendo un libro.- ¿Don Martín?- Este se gira al escuchar su nombre.

- Hola Dominga, ¿Qué puedo hacer por ti?

- Don Franco acaba de llamar, Doña Sarta, la pequeña Martina y él vienen para acá, me han pedido que le informase.

Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora