Capítulo 18

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Jimena camina de un lado para el otro con los brazos cruzados mientras observa a Eva; la mujer no ha comentado nada desde que entró a la sala de estar, simplemente obedeció y se sentó en el sofá.

- ¿Piensas quedarte así? Eva por favor, que soy yo, me conoces desde que era una cría.- las palabras caen al vacío, ya que la mujer continúa sin decir palabra.

Jimena se detiene y se coloca al lado de la mujer que la educó, le coge ambas manos.- Eva, si sigues guardando secretos como este perderás de nuevo a Ruth, ¿deseas eso?

- ¡Ay Jimena! Quise hacerlo cuando vino a la Hacienda pero tuve miedo, además, Aníbal tiene a su verdadera familia en Canadá, si le hubiese contado la verdad, ¿qué crees que hubiese ocurrido?

- No puedes prevenir esas cosas, Ruth se merecía saber la identidad de su padre, la pobre lo pasó realmente mal cuando supo que Raquel y Calixto no eran sus auténticos padres.

- Admito que me equivoqué y que hice mal en ocultarle esto pero ahora dime, ¿podrá perdonarme algún día? Se marchó muy enfadada a su luna de miel.

- Tendrás que solucionarlo, dale tiempo, y explícale por qué se lo ocultaste, el verdadero motivo.

- Gracias Jimena, y por favor te pido que no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a Óscar, no deseo preocupar a los muchachos ni a tus hermanas.

- Descuida, vuestro secreto se encuentra a salvo conmigo.

Óscar se cruza en la puerta con Eva, ella se despide y sigue caminando hacia la Hacienda.

- ¿Ocurre algo?

- Cosas de mujeres, dime, ¿qué tal te ha ido en la oficina?

- Ha ido regular, resulta que Franco y yo tenemos que viajar a los Estados Unidos por una reunión importante con un inversor que está interesado en formar parte de nuestra empresa.

- ¡Pero eso es fantástico, ¿no?!- Óscar deja el maletín en la mesa y se sirve una copa de whisky.- Sí y no, estaremos dos semanas fuera. No sé si me hermano será capaz de permanecer tanto tiempo alejado de mi sobrina.

- Cariño, si esa oportunidad significa expandir vuestra empresa hasta el otro lado del mundo, ¿piensas que Sarita se opondrá?

- No lo sé, eso ya no nos concierne, tienen que comentarlo entre ellos. Venga, vamos a darnos un baño, necesitas relajarte.

En ese momento en la Hacienda...

Franco se detiene en la puerta y disfruta de la tierna y divertida imagen que se le presenta. Martina salpica a su madre mientras Sarita intenta terminar de bañarla, la risa de la pequeña es contagiosa.

- Veo que os lo estáis pasando de miedo, ¿puedo apuntarme?- Franco se remanga y se arrodilla junto a la bañera, besa los labios de su mujer y después saluda a su pequeña, la cual se emociona al verlo.

- ¿Qué tal en la oficina?

- Bien, tengo que hablarte de una cosa pero mejor cuando nos sentemos a la mesa, ahora vamos a disfrutar.

El temido momento para Franco ha llegado, no puede posponerlo demasiado tiempo ya que el viaje está programado para ese mismo viernes.

- Bueno, ¿qué es eso tan importante que tienes que contarme?

- Tienes que prometerme antes que no te enfadarás, por favor, es un tema de negocios, el futuro de la empresa depende de lo que ocurra.

- Cariño me estás asustando, ¿vas a decirme de una vez qué es lo que está pasando?

- ¿Recuerdas la reunión de trabajo que tuvimos Óscar y yo con unos inversores extranjeros?

- Sí, de América, ¿no?

- Pues ahora me toca a mí viajar a los Estados Unidos, no iré solo, Óscar se vendrá conmigo.

Sarita se limita a cortarse la carne sin apartar la mirada del plato, no tiene derecho a enfadarse con su marido, esto es un asunto de negocios.

- ¿Cuánto durará ese viaje?

- Unas dos semanas, si todo va bien creo que incluso podríamos regresar antes de lo previsto.

- Sé que no es decisión tuya y que todo lo que haces es por el bien de tu familia y la empresa; no me entusiasma la idea de que te marches tan lejos pero no, no me enfadaré.

- Eres la mejor, te prometo que te llamaré todos los días.

Unos días más tarde...

Las hermanas Elizondo decidieron pasar la mañana en su antiguo hogar, Gabriela está mejor que nunca, sobre todo cuando sus dos nietos juegan con ella.

- Vamos hermanita, que sólo serán un par de semanas, no te preocupes.- Jimena respira ese aire tan calmado, hacía tiempo que no se escuchaba esa paz en la Hacienda.

- Tienes que evitar pensar en él, te llamó en cuanto llegaron al país, todo irá bien.- Sarita observa la mano de Norma.- gracias, por cierto, ¿cómo va mi futura sobrina?

- Pues estoy deseando que nazca, tendríais que ver a Juan, está más nervioso que yo; a veces es peor que Juan David.

Las tres hermanas rompen a reír, Gabriela se acerca en ese momento, no tiene ni idea del motivo de esas carcajadas pero tampoco desea saberlo, le basta con ver a sus hijas tan alegres y felices.

- ¿Habéis escogido ya un nombre?- pregunta entonces Jimena tras secarse las lágrimas provocadas por las risas.

- Pues con Juan David lo tuve claro, quería que llevase el nombre de su padre, pero nombre de niña...no lo hemos decidido todavía.

- ¿No te gustaría que tuviese tu nombre?

- ¿Sinceramente? No, y es algo que Juan me preguntó también pero no es algo que quiera para mi hija, estaba pensando en algo más...original.

Jimena y Sarita intercambian algunas miradas, ambas conocen demasiado bien a su hermana, es obvio que Norma sí tiene un nombre en la cabeza y no quiere revelarlo.

- ¡Venga hermanita! Prometemos que no se lo diremos a Juan, seguro que es un nombre precioso.

Norma abre la boca dispuesta a comentarlo pero en ese instante llega Juan, Jimena y Sara se quedarán sin conocer el nombre al menos un rato más.


Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora