Capítulo 19

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El día se presenta lluvioso y con fuertes ráfagas, en los medios de comunicación aconsejan no coger el coche ni salir de las casas, la tormenta es intensa pero también tendrá una breve duración.

Sarita observa cómo las gotas  chocan contra las ventanas, no puede dejar de pensar en su marido, ¿qué tiempo hará en el extranjero? ¿Estará bien? La pequeña Martina juega en su parque, tiene diferentes juguetes musicales, peluches y libros interactivos.

- Sara, ¿va todo bien?- Eva se acerca a la chimenea para asegurarse de que el fuego no se extingue, las temperaturas han bajado de repente.

- Queda una semana para que Franco y Óscar regresen de Estados Unidos, este temporal tan malo no acompaña para que uno se sienta cómodo y seguro.

- Es comprensible que pienses en ellos, pero seguro que todo va como la seda, y esperemos que vuelvan con buenas noticias.

En ese instante, entre la fuerte lluvia, puede distinguirse un vehículo que acaba de aparcar justo en la entrada de la Hacienda, Eva y Sara se miran sin comprender quién ha podido ser tan irresponsable como para salir de casa.

Eva coge un paraguas para salir a recibir a la inesperada visita, su sorpresa es más que evidente al ver a su hija bajo el paraguas y sin apartar la mirada de su madre.

- ¿Ruth? ¿Qué...qué estás haciendo aquí? Es peligroso coger el coche ahora.

- Tengo que hablar contigo, y no podía esperar más.- Ambas entran de nuevo a la casa, Ruth saluda a Sarita y a Martina. Madre e hija se dirigen a la cocina.

- Ruth, sé que jamás podrás perdonarme por ocultarte la identidad de tu padre, no me merezco tu compasión y lo comprendo a la perfección pero por favor, no te alejes de mí, no podría volver a soportarlo.

La joven continúa con los brazos cruzados pero es evidente que no siente ningún rencor o ira hacia su madre, lo de Aníbal no estuvo bien pero nada en su vida ha sido normal así que... ¿Por qué esto iba a ser diferente?

- Mamá, para, no he venido para discutir, al principio me dolió que me ocultases algo como eso pero sé que no tuvo que ser fácil para ti. En la luna de miel me dio por pensar y creo que es una tontería darle más vueltas.

- De acuerdo, me dejas más tranquila, entonces, si no has venido para esto, ¿qué te trae por aquí?

- Mamá, estoy embarazada, vas a ser abuela.

Días más tarde...

Juan no deja de sonreír al ver a su hijo montado en su caballo, el estrecho vínculo que han creado es muy poderoso, Juan David va a verlo todos los días, le da de comer, pide ayuda a su padre o a algún vaquero para limpiarlo y también aprende a colocar las herraduras.

Sarita llega a los pocos minutos con su caballo, necesitaba respirar aire puro así que decidió dar una vuelta por los terrenos.

- ¡Tía Sara!- Juan David crece por días, y no hay que obviar el hecho de que es un niño muy guapo.- ¡Hola mi gordo! Veo que no te has separado de tu caballo ni un segundo.

- Mi papá me está enseñando mucho, ¿dónde está Martina?- Sarita deja al caballo en el establo, mientras tanto, Doña Gabriela junto con Martina, Don Martín y Eva se acercan a las caballerizas.

- ¡Abuela! ¡Abuelo!- Juan David deja el cepillo en el cubo y corre para abrazar a los recién llegados.- ¡Hola campeón! ¡Cada día estás más grande!

Martina, desde los brazos de su abuela, observa perpleja los enormes animales, pocas veces ha estado en esa parte de la casa. Juan se aproxima para saludar a su suegra y a Don Martín.

- Y Norma, ¿no solicitó la baja por el embarazo?- pregunta Gabriela al no ver a su hija junto al resto de la familia.

- Hoy se encontraba un poco indispuesta y estará descansando en la habitación, de hecho, voy a ir a verla.

- No, espera Juan, quiero ir yo, si no te importa claro.- Gabriela deja a Martina sobre el regazo de su padre.

- En absoluto, se alegrará de verte.

Gabriela entra a la casa de su hija mayor, pocas veces ha estado ahí y cada vez que entra se maravilla al ver la decoración tan humilde. Con el dinero de Franco podrían haber hecho una casa más moderna, como Óscar y Jimena, pero Juan no tiene nada que ver con sus otros hermanos, siempre ha sido el más trabajador y sencillo.

Norma está tumbada en la cama, sus manos acarician su vientre ya de seis meses, el tiempo pasa muy deprisa, dentro de nada tendrán a otro miembro en la familia.

- ¿Permiso?- la joven alza la cabeza y su sorpresa es más que evidente en su rostro.- ¿Mamá? Pasa por favor.

Gabriela se sienta a un lado de la cama y observa a su hija, de nuevo, embarazada. Norma intenta sentarse para poder hablar con su madre.

- ¿Ha pasado algo? ¿Juan David se encuentra bien?

- Mi nieto está perfectamente, su padre lo ha tenido todo el día en las caballerizas, Sarita también ha querido dar una vuelta por los terrenos, yo me he encargado de Martina. Juan me ha dicho que te encontrabas mal, ¿es por mi futura nieta?

- Me he despertado exhausta, con un poco de angustia y dolor de espalda, no quería ser un estorbo y por eso Juan se ha llevado a nuestro hijo a ver a los caballos.

- Sabes que nunca serás un estorbo para nadie, y menos para tu marido. Por cierto, ¿Cuándo sabremos el nombre? No podemos más con este suspense, ¿por qué estás esperando tanto?

- La verdad es que no sé si os gustará, el nombre me vino así como así, durante un sueño y no comprendo por qué pero ya no se me ha ido de la cabeza; y cada vez que me lo repito más convencida estoy de que deseo ponerle ese nombre

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- La verdad es que no sé si os gustará, el nombre me vino así como así, durante un sueño y no comprendo por qué pero ya no se me ha ido de la cabeza; y cada vez que me lo repito más convencida estoy de que deseo ponerle ese nombre.

- Venga Norma, por favor, dímelo a mí, te prometo que no se lo contaré a nadie y cuando lo reveles a la familia fingiré sorpresa.

- De acuerdo, pero una vez lo escuches quiero que seas sincera y me digas si te gusta o no, ¿entendido?

- Perfectamente.

- Tu nieta se llamará Astrid Reyes Elizondo.

- Tu nieta se llamará Astrid Reyes Elizondo

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