Capítulo 24: quiero jugar contigo.

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Decir que quedé estupefacta, es decir poco, porque sinceramente no pensé que tuviese tanto poder con respecto a este proyecto. ¿Me preocupa? Claro que lo hace. Este proyecto es importante para la empresa de Nicholas, significaría la expansión hacia nuevos horizontes y la apertura hacia nuevos inversionistas.

Decido no flaquear y me siento en mi oficina, debo mantenerme firme y no dejar arrinconarme en mi propio territorio.

-. ¿Crees que por ser un inversor, tienes el derecho de venir a hablarme así? Te recuerdo que esta es mi empresa, así que estás bajo mis condiciones.

Su sonrisa maliciosa hace que se me estremezca la piel.

-. Preciosa... nada más me divierte que alterar y molestar tu pequeño ego- se acomoda en el asiento y se arregla su traje-. Pero hoy vengo para que hablemos de negocios.

-. ¿Qué es lo que quieres Aaron?

-. Verás... he analizado las gráficas y los análisis que me enviaron y veo que si yo coloco parte de la materia prima y financio algunos recursos, al final mi ingreso no será tan alto como el que recibirán ustedes por el servicio que brindarán en el hotel. Quiero garantías de que mi inversión será recuperada en un 200% al igual que mis ingresos y eso querida, no me lo estás dando.

-. Pues eso no me compete a mi sino al departamento de finanzas. Además cuando propusimos este proyecto, esas fueron las condiciones que se plantearon y que yo recuerde las aceptaste con gusto. ¿Qué cambió Aaron?- coloco mis codos sobre el escritorio, apoyando mis barbillas sobre mis manos entrelazadas-. Porque digo, si sabías que esas serían las consecuencias a largo plazo, no hubieses aceptado el proyecto.

-. ¿Estás insinuando que tramo algo preciosa?- odio ese bendito apodo y aún más porque lo usa como si se estuviese burlando de mí-. Solo quiero jugar contigo preciosa.

-. ¿Jugar?-me burlo-. No tenemos siete años Aaron, dime que es lo que realmente quieres con todo esto.

Aaron se levanta de su asiento y camina por toda La Oficina.

-. Verás...como tu padre y el mío son mejores amigos, sabrás que se cuentan absolutamente todo- mierda, no me gusta hacia dónde va esto y creo que el acaba de darse cuenta-. Así que si, se todo lo de tu madre y el dichoso contrato.

Debería reprender a mi padre por soltar la boca de más y debería enseñarle a no contar nuestros problemas familiares al mundo.

-. Y eso me compete en que...

-. Sé que te casaste con Nicholas para que tu familia no fuera a la cárcel y tú madre no se quedara con toda su fortuna- se ríe-. Tu padre está algo desesperado sabes, porque todavía cree que tienes que fingir que tienes el matrimonio perfecto para que ellos no paguen las consecuencias.

Mi padre y yo solíamos tener una buena relación; me apoyó en cada uno de mis caprichos e incluso abogó por mi para evitar la firma del contrato, sin embargo, me siento traicionada ya que creí que se había dado cuenta de que mi matrimonio no tiene nada de falso.

-. ¿Tú piensas que es falso?- ahora sí me carcajeo de la risa-. Por Dios, Nicholas y yo estamos casados frente a la iglesia, ¿que falso tiene eso?

-. Entonces, ¿no lo es?

-. No.

Aaron parece meditar sus palabras, o de seguro está pensando en su siguiente movimiento. Se sienta de nuevo y su expresión cambia completamente a algo que no logro descifrar.

-. Verás preciosa...resulta que se de tu situación mucho más de que lo tú y querido hermano han logrado investigar- ¿cómo sabe eso? Mierda...tengo un mal presentimiento-. De hecho, se quien es el responsable de redactar el documento y se encargó de asesorar a tu madre en todo el proceso, pero como sabes eso no me compete a mi decirlo.

Atados por el destino (libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora