Capítulo 35: no menciones la palabra con D.

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Los golpes que Nicholas daba a la puerta de nuestra habitación no cesaban aumentando mi dolor de cabeza. A pesar de que ya no estoy enojada, si estoy decepcionada por su comportamiento, lo que me lleva a cuestionarme muchas cosas con respecto a nuestro matrimonio. He tomado la decisión de volver al trabajo hasta que mi embarazo me lo permita, si sigo encerrada en estas cuatro paredes, mi depresión afectará a mi bebé en grandes magnitudes y no me lo perdonaría nunca si le llegase a pasar algo.

Ignorando los gritos de Nicholas, decido buscar mi celular para llamar a Hannah y comentarle mi decisión.

-. Hola Grace – saluda amablemente-. ¿Cómo estuvo la cita? ¿Pudiste ver al bebé?

Ignoro la punzada en mi pecho al recordar los últimos acontecimientos y me concentro en responder solo lo necesario.

-. Estuvo bien – suspiro-. Pero no era por eso por lo que llamaba. Quiero comunicarte que mañana regreso a la empresa. He tomado la decisión de trabajar hasta donde me permita mi embarazo así que espero mañana mi agenda actualizada con todos mis compromisos y reuniones.

-. ¿Estás segura? – suena dubitativa-. Sabes que no he tenido problemas al manejar todo hasta ahora Grace, pero si es tu decisión, no me queda más que aceptarla. ¿Estaremos en la empresa de tu esposo o en la de tu familia?

No había pensado en ese pequeño detalle... Como están las cosas no sería mala idea regresar a la empresa de mi familia, pero por el otro lado no quiero darle el gusto a la jirafa de piernas largas de darle a Nicholas en una bandeja de plata.

-. En la de Nicholas. Recuerda que yo manejo no solo mi compañía, sino la de su familia en Nueva York. Creo que sería más fácil manejar todo desde allí.

-. De acuerdo Grace. Mañana llegaré un poco más temprano para organizar tu oficina y tener todos tus pendientes listos.

-. Gracias Hannah, que tengas buena noche.

Debo alimentar a mi bebé y eso implica tener que salir de la habitación. Tarde o temprano tendremos que vernos las caras, así que por qué alargar el asunto cuando puedo hacerlo ahora. Quito mi ropa y me decido por algo cómodo, usualmente mi ropa consiste en un short de pijama y la camisa de mi esposo, pero ahora no tengo ánimos de usar algo que provenga de él.

Respiro una dos tres veces antes de abrir la puerta, probablemente se encuentre sentado afuera de ésta esperando por mí, así que debo mantener una compostura fría y de indiferencia. En efecto, al abrir la puerta allí se encuentra él con su ropa desarreglada y sus ojos rojos. Ignoro todo el dolor que siento al verlo así y paso de largo.

-. Grace, tienes que escucharme por favor. Lo siento mucho, no pensé que la reunión con Irina se fuese a extender tanto que terminaría olvidando nuestra cita.

-. Bien por ti -es lo único que respondo bajando las escaleras.

-. Cariño déjame remediarlo por favor... me siento inútil en estos momentos porque sé que la cagué y no hay manera de que llegues a perdonarme.

-. En eso tienes toda la razón – digo caminando hacia la cocina. Al llegar voy directo al refrigerador y saco los ingredientes necesarios para hacerme un sándwich.

-. Grace no seas indiferente conmigo – suplica caminando hacia mí-. Mi amor te prometo que las cosas serán diferentes a partir de ahora, podemos...

-. ¿Sabes cuál es el problema? – interrumpo su ridículo discurso de disculpa-. Que me cansé de que me pisotees cada vez que se te dé la gana Nicholas. Cada vez que una mujer se atraviesa en nuestro camino, la única que siempre termina perjudicada soy yo. Simplemente me harté de tener que pasar por eso una y otra vez. Si tanto quieres regresar a la soltería, podemos...

Atados por el destino (libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora