Llegamos a mi casa y agradecí al cielo el que no hubiese algún paparazzi esperando por nosotros. Allison y yo nos bajamos de la gran camioneta y con nuestros brazos entrelazados caminamos por el gran sendero lleno de árboles y flores de muchos colores hasta llegar a la gran puerta, donde todo mi personal esperaba por mi llegada.
Entramos a la gran casa después de una ronda de saludos y enseguida siento una paz dentro de mi. Por eso no quería vivir en la gran mansión de mi familia, prefiero un lugar hogareño y tranquilo en el cual pueda pensar. Sé que Nicholas no tardará en llegar y la conversación que tenemos pendiente no es un tema para discutir en la mitad de mi sala.
Le indiqué a Allison que tomase cualquiera de las habitaciones de invitados para que descansara ya que en la tarde iríamos por nuestros vestidos para la gala.
Subo hasta mi habitación y sonrío al ver que todo sigue igual desde la última vez que estuve aquí. Debo decir que antes de mudarme a los Estados Unidos, vivía aquí ya que la gran mansión Cranston era un fuerte muy seguro en el cual no me dejaban vivir mi vida como yo quería. Por eso conservé este lugar, solo mis mejores amigos y mi familia saben dónde queda y por acuerdo de confidencialidad mi personal no puede revelar palabra alguna, eso sería traición y se paga con cárcel.
Camino hasta el balcón y lo abro para apreciar el aire fresco. Desde aquí se puede observar la gran naturaleza y el hermoso paisaje que nos brinda una ciudad como Londres, sonrío de por fin estar otra vez en casa.
La puerta de la habitación se abre y de inmediato se quien acaba de entrar a mi habitación. Debo ser madura y enfrentar esta situación. Ya no tengo dieciocho años y dejé atrás aquella niña ingenua que todos podían mangonear, por lo que esto debe acabar. Suspiro y a paso decidido entro a la habitación donde un desolado Nicholas se encuentra recostado en el umbral de la puerta. Tiene los ojos rojos y se ve que está nervioso, tomaré el consejo de Allison y lo escucharé.
-. Tienes diez minutos para explicarme lo que dijeron aquellos periodistas- le digo en tono firme mientras me siento en mi cama. Nicholas asiente y se sienta junto a mi.
-. Yo...un año después de que te fueses de Inglaterra, yo estaba muy deprimido- empieza-. No era el mismo de antes y nuestros amigos no me hablaron durante un año después de lo que pasó entre nosotros dos. Me refugié en la bebida y en las apuestas porque sabía que había perdido al amor de mi vida. Amber sabía todos los lugares a los cuales yo frecuentaba y se aparecía cada noche sin falta, pero te juro por toda mi familia que la rechacé cada noche en la que se apareció en mi camino. El día que te engañé, no lo hice porque quise, sino porque Amber me drogó aquella noche.
>> tal vez no me creas y sé que esta explicación no tiene validez después de siete años, pero eso fue lo que pasó aquella vez. El cantinero me lo confirmó y también las cámaras de seguridad que tenía el lugar. Les conté la verdad a Allison y Patrick, al principio no me creyeron, pero les mostré la copia que me había dejado el cantinero y enseguida unieron las piezas del rompecabezas. Me perdonaron y prometieron ayudarme a recuperarte, pero antes yo tenía que cambiar. Ser una persona diferente, independiente, segura y sobre todo responsable.
>> estudié y me gradué con honores, y decidí regresar a Londres para tomar las riendas de la empresa familiar. Todo iba bien, tenía planeado ir a buscarte ya que por fin sabía dónde estabas, pero todo cambió do años atrás. Mi padre quería construir un hotel en uno de los terrenos a las fuera de Londres, el dueño de dichos terrenos no era nadie más que el mismo señor Harrison, el padre de Amber. Mi papá le ofreció un jugoso contrato por aquellas hectáreas para el hotel, pero el señor Harrison solo quería más y más. Mi padre estaba loco por conseguir esos terrenos y haría lo que fuese por lograr convencerlo. No sé cómo y no sé por qué Amber logró escuchar aquella conversación y convenció a su padre de ofrecer la mano de su única hija en matrimonio.
ESTÁS LEYENDO
Atados por el destino (libro #1)
Romansa-. ¡Papá no me puedes hacer esto!- me quejo con lágrimas en los ojos-. ¡Es mi vida! ¡Mi futuro! -. Lo siento hija- dice con lágrimas en los ojos-..... pero debes firmar. -. ¿No hay otra solución? -. Me temo que no. Resignada con esta discusión, tomo...