At the Top of my Lists [Yoonmin] ©

☆ 17 ☆

La escena en el avión era algo extraña. Taehyung hablaba con Hoseok, Jungkook miraba a Taehyung con el ceño fruncido, y Yoongi miraba a todos detenidamente. De pronto, su mirada se posó sobre Jimin, quien estaba a su lado y lo observaba con molestia. El mayor alzó sus cejas, preguntándole en silencio qué pasaba, aunque ya lo presentía. Cansado, Jimin lo tomó del brazo y lo arrastró lejos de los demás, hacia un cuarto pequeño, en el fondo de la cabina.

—¿Qué haces?

—¿¡Esto es avisar que vienes a Francia conmigo!? ¿¡En serio invitaste a todos!?

—Lo siento —bajó su cabeza—. Solo pasó.

—Dijiste que habías podido avisar.

—Me preguntaste, y te dije "algo así", debiste sospechar —mencionó entre dientes y se cruzó de brazos.

—¿¡Cómo iba a saber eso!? —bufó—. Sería capaz de bajarlos ahora mismo.

—¿Por qué? ¿Qué hicieron?

—Para empezar, Jungkook es un idiota, y Hoseok está peleando con Taehyung desde antes de haber subido al avión, así que se vengó y me contó de la ropa interior que tiene Tae con mi cara. No sé cómo sentirme al respecto, ni qué cara poner cuando lo vea de nuevo. —Un escalofrío recorrió su espalda, y se sacudió violentamente.

—Lo siento.

—El que lo sientas no cambia nada. Además, no podremos estar los dos solos.

—¿Los dos?

Jimin carraspeó y desvió su mirada hacia un rincón.

—Vete, no quiero desatar mi ira contigo.

—¿Tu ira? —Rio sin querer.

—¿Te atreves a reírte en mi cara?

—Perdón, es que luces adorable. —Se le escapó.

—No me conoces cuando me enojo. Doy miedo.

—Seguro —dijo en voz baja, sarcástico.

—Sigues burlándote, ¿eh? —asintió con la cabeza—. ¡VETE YA!

Yoongi se sobresaltó y corrió lo más rápido que pudo hacia el lugar en donde estaba anteriormente. Los otros jóvenes lo miraron boquiabiertos. Taehyung rio.

—Vaya, vaya, vaya, ¿qué habrás hecho para que Jimin te haya gritado de ese modo?

—¿Qué te importa lo que hagan ellos dos? —preguntó Jungkook.

—¿Y a ti qué te importa que me importe? ¿Qué tienes que ver?

—¡Tengo que ver! ¡Estoy aquí!

—¿Y eso qué? También está el que maneja el avión, pero no lo veo entrometerse en nuestros asuntos.

—Son también mis asuntos, porque soy su jefe.

—Lo eres en el café, ahora no eres nada.

—Deja de decir que no somos nada.

—¿Y qué somos, entonces?

—Somos--

—¿Ves? Nada.

—No me dejaste terminar.

—Porque no quiero escucharte.

Jimin, desde su lugar en el cuarto, asomó su cabeza por la puerta, vio una parte de la pelea y suspiró. Volvió a entrar y masajeó su sien, en un intento de calmarse. Todo era un completo desastre. Además, se sentía incómodo. Nunca nadie lo acompañaba a ningún lado, pero, de pronto, se vio rodeado de un amigo y de otros tres jóvenes. Sin embargo, aquella sensación de incomodidad no era tan mala, sino todo lo contrario, pero no dejaba de sentirse extraño.