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Sábado:

—¡Ya po, Anto!— me gritó mi mamá desde el living. —¡Apurate si es pa' hoy día!

Tome mi mochila y eché todo lo necesario: mi celular, audifonos, plata, un poleron y una toalla higiénica porque uno nunca sabe. El Andrés es como las hueas y llega en el peor momento. Me puse mi mochila en la espalda, me arregle mi pelo mirándome en el espejo por última vez y salí de mi pieza.

—¿Te paso una caja de lápices?—le pregunté a mi mami cuando iba bajando las escaleras.

—¿Pa' qué?— me preguntó ingenuamente.

—Pa' que le di más color.— dije cuándo llegué al living y me empecé a reir como una adolescente normal.

Yo cacho que los vecinos pensaron que me estaba ahogando.

—Hueona fome.— blanqueo los ojos. —No sé porqué te demoraste tanto si quedaste igual de fea.

Ihhhhh mi Heart, me duele💔

—Que simpática eres madre...

—Y ríete bien pa' la otra mira que pareci enferma.— me miró frunciendo el ceño.

—Huea mía si me río como enferma.— levante los brazos con un cartel imaginario como el meme.

Mi celular hizo el típico sonido de una notificación. La Cami me había mandado un mensaje.

Maraca Culia💅:
¿Dónde estay?
Estoy lista hace rato🙇
[15:41]

Virgen María🍆:
Mi mami va llegando
a tú casa.
[15:44]

Si supiera que todavía ni salimos de mi casa.

Típico chileno po xd.

(...)

—Se demoraron poco.— dijo la Cami sarcasticamente una vez que estaba dentro del auto.

—Había un taco hija, que ni se imagina...

¿Hija?

¿Escuche bien?

¿¡LE DIJO HIJA!?

Y a mi lo más tierno que me dice es hueona xd.

Ta' mal pelao' el chancho Juan.

Me indigné.

—Me imaginó tía.— no es tu tía conchadetu... Ya. Calmate Anto. Es tú mejor amiga, tú bff, tú pana... el enojo no es válido con ella.

—Cami, no me acuerdo que chucha hice anoche. Lo único que me acuerdo es que vi al Fabi hecho mierda vomitando y el Milo le sobaba la espalda.— le murmure en el oído.

—¿En serio no te acordaí de nada? ¿Nada de nada?— preguntó y me negué.

—Nada de nada.

—Hueon, te comiste al Fabián de nuevo.

—¿¡Me estay conchetumadreando!?— hable/grité y me importó poco si mi mamá me escuchaba o no.

—No, te comiste a tú ex, otra vez.

Me merezco un premio a la más saco huea de Chile. Lo quiero ahora y que sea de oro por favor.

Nota metal: No acercarme al Fabi si hay alcohol de por medio.

Después de un rato al fin llegamos a la tienda de los Chinos. La Camila era la más feliz y miraba hacía todos los lados como si estuviera buscando a alguien. Mi mamá en cuánto pusimos un pie se fue a ver las ofertas.

—Camila, calmate.— la tomé del brazo. —Parecí psicópata.

—Es que tú no lo hay visto, Anto. Es muy lindo.— dijo sonriendo igual como el gato de Alicia. Me estaba empezando a asustar.

—¿¡Quién hueon!?— pregunté blanqueando los ojos.

De pronto, la Camila se quedó en shock y ni siquiera pestañaba. Cuando estaba perdiendo todo tipo de esperanza con mi mejor amiga volvió a la vida.

—Él.— le seguí la mirada y había un sujeto de espaldas en la parte donde dejas tus cosas y el encargado te pasa una tapa super ordinaria envuelta con scotch y un número.

—Esta de espalda, Camila.— dije cruzando mis brazos. —No lo veo.

—Entonces vayamos a dejar tu mochila para que lo veas más de cerca.— hizo un baile sensual con sus cejas y comenzó a tironearme. Me negué de todas las maneras posibles pero mi mejor amiga me arrastró por toda la tienda hasta que llegamos al mesón.

—Hola.— dijo la Cami haciendo que el sujeto se diera vuelta y en cosa de segundos yo terminé impactada con tanta belleza.

Ay diosito...

¡Era un Chino!

Pero puta que era lindo el Chino Culiao.

Chino culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora