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ANTO

Faltaban unas horas para que el Fabián fuera a mi casa y tenía que encontrar la manera de sacar a todos los individuos de ahí para que pudiéramos hablar tranquilamente. Mi mente no estaba siendo capacitada para pensar en estos momentos. Necesitaba tomar un poco de aire porque lo que hablaría con mi "novio" no sería nada fácil.

Salí a caminar un poco para despejar mi mente. Caminé, caminé y caminé, tanto, que incluso llegué a la plaza donde el Fabián me pidió pololeo la primera vez. La plazita quedaba cerca de su casa, a una cuadra más o menos.

¿Y si lo iba a ver y lo encaraba de una vez por todas?

Total... No perdía nada y saldría mucho más rápido de este asunto culiao que me estaba volviendo loca.

Me gustaba el Lyan y ya todo el mundo lo sabía, no sacaba na' con andar con hueas y darme tantas vueltas. Si seguía con esta huea, más de una persona saldría lastimada y yo no quería eso.

Seguí mi rumbo directo a la casa del Fabián y cuando llegué, abrí el portón de su casa y toqué la puerta. Pasaron varios segundos cuando escuche unos pasos acercándose a la puerta. Luego de eso la tía Claudia, mi futura ex suegra, me estaba abriendo la puerta con una gran sonrisa.

—Nella ¿Qué hace aquí mijita?— levanté las cejas y le sonreí apenas escuché el apodo. Hace tiempo no escuchaba que alguien me llamará así, aunque en realidad, ella era la única que me decía así. —¿Busca al Fabiancito?

—Si tía, ¿Está?— pregunté mordiendome el labio inferior de los puros nervios. Si no estaba, tendría que seguir con esta angustia y tendría que esperar que él fuera pa' mi casa y como no pude deshacerme de los individuos que habitan mi casa, probablemente el Fabián y el Lyan se encontrarían y nadie quería eso.

—Yo vengo llegando recién pero supongo que está en su pieza viendo tele o viendo películas en el nefli— solté una pequeña risa cuando la escuché pronunciar Netflix. —pasé no más.

—Gracias tía. — le agradecí y subí las escaleras, cuando las terminé, caminé por el pasillo y me paré frente a frente con la tercera puerta a mano izquierda.

Abrí poco a poco la puerta y... CONTINUARÁ.

Ah, la vieron.

Ya, pongamosnos serios.

*se pone seria*

¡Ya po Fabián, cortala!

Escuché la voz de una mina que se me hacia más conocida que la cresta pero no terminé de sacar mis propias conclusiones, quería ver esta huea en vivo y en directo.

—Pero amor, si no te estoy haciendo nada.— escuché la risa del Fabián luego de decir eso.

Un nudo culiao se me puso en la garganta altiro.

Cuando terminé de abrir la puerta lo primero que hice fue ver al Fabián recostado en su cama muy acurrucado con la Vale, la mina con la que el Seba cagó a la Camila.

Sentí pena, rabia y unas ganas incontrolables de salir corriendo a la conchetumare.

Todos sabían lo que yo sentía por el Lyan, lo admito. Pero yo nunca he tratado de amor al Lyan estando con el Fabián y solamente nos hemos dado dos besos, de los cuáles me he arrepentido a los segundos después. Cada vez que tenía encuentros con el Lyan me sentía la mina más infiel del mundo por lo que le estaba haciendo al Fabián pero resulta que este weon no tiene ningún descaro de traer a la mina más maraca del liceo a su casa, hacer quizás que huea con ella y más encima tratarla de "amor".

Chino culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora