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ANTO

Estábamos en el patio con el Fabi y la Maca en el último recreo. El Milo me había ido a comprar un pancito porqué habían porotos en el almuerzo y yo soy un poquito regodiona, pero un poquito no más sñdñs solo me gustan las comidas de mi mami.

Si se, huea mamona.

Miré al Fabi que estaba buscando con la mirada al Milo y la Maca estaba más amurrada que la chucha.

En realidad, todos estábamos con los sendos carachos y todo era por la Camila.

Yo no estaba enojada porque volvió con el Seba, ella es libre de hacer las hueas que quiera. Yo estoy enojada porqué no me contó que volvió con él.

¿Pueden creer esa huea?

¿Y la confianza dónde quedó wey?

Si piensa que le voy a decir alguna huea está muy equivocada porque yo soy la menos indicada.

Yo también volví con mi ex po

¿Y?

Aunque el Fabi no es nada en comparación con el Seba.

Los dos son muy diferentes.

—¿Creen que estuvo bien lo que le hicimos a la Cami?— preguntó la Maca.

Aproveché de sacar mi celular que estaba en el bolsillo de mi polar.

La última vez que revisé WhatsApp fue cuándo la Camila me contó que había visto al chinito y yo le dejé el visto porqué la vieja culia de inglés me había quitado mi celular.

—La Cami no tiene la culpa de que el Sebastián sea un ahueonao.— me encogí de hombros. —No tenemos porque agarrarla con ella. Deberíamos apoyarla y pasarnos por el poto la decisión que tome porque la vida es de ella y nos guste o no, hay un cierto límite en el que nosotros, sus amigos, no podemos cruzar. Al fin y al cabo la que decide es ella, no no nosotros.

—¿Fui muy pesá con ella?— la Maca me miró mordiendo su labio inferior. Yo asentí.

—Todos fuimos pesados con ella.

—Buta la huea, yo no quería ser pesá con ella. Pero es que sigo en mala con ese hueon después de lo que le hizo.

—Todos le tenemos mala por eso.— el Fabi se acerco a mi y puse mi cabeza en su pecho.

El Camilo al fin se acercó a nosotros con mi pancito.

Mi mejor amigo me extendió el pan, le quite el papel cafe y les ofrecí a todos y luego comi yo tranquilamente.

—¿De que me perdí?— preguntó el Camilo sentándose al lado de la Maca mientras le daba un mordisco a su pan.

No quería seguir hablándole del tema al Camilo porque después se bajonea y subirle el ánimo es más difícil que yo dándole la pasa al Fabián, difícil la huea sñddlsñ

—La Anto está embarazá.— dijo la Maca seriamente.

Como dije anteriormente, difícil la huea.

Mi mejor amigo abrió sus ojos y su boca dejándome ver todo lo que tenía dentro.

—¡Ay Camilo que eri cerdo!— lo rete.

—Chancho culiao asqueroso.— la Maca se tapó los ojos y después le pegó un palmetazo en la cabeza.

Mi amiga es tan fina y delicada que a veces yo misma me sorprendo con su actitud.

—¿¡Es verdad!?

—Si hueon, ¿De quién? ¿Del Espíritu Santo?— preguntó el Fabián.

—Puta que son pesaos— negó con su cabeza serio. —pa' que me ilusionan.

Chino culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora