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ANTO

—¿Me estay webiando?— le pregunté intentando asimilar bien la huea que me habia dicho.

¿Yo ir a reemplazarla a la tienda?

NI CAGANDO.

No hueon, ¿Podi o no? ¡Es de vida o muerte!

—Dame una buena razón pa' ir a reemplazarte. Pero que sea buena ah.

Vay a ver al chinito ¿Te parece poco?

Puta la huea.

Y ahí es cuando empiezo a dudar si ir o no.

—No cuenta, otra.

—¿Qué? ¡Puta la huea oh! Ya. Me salió cachita con el Milo y es super poco el rato que estamos juntos por culpa de mi pega po.

—Mejor no te hubiera pedido razones, coneja culia.

Bueno, esta coneja quiere cachita y tu eri mi unica salvación.

—¿Pero como voy a llegar a la tienda asi como asi? ¡No puedo!

¿Eso es un si? ¡AHHHH!— gritó y tuve que alejar el celular de mi oreja pa' no quedar sorda. —Eri la mejor, te amo, la mejor mejor amiga del...

—¡Ya ya ya ya, si si si!— la frene. —¿Que hago cuando llegue a la tienda?

No te preocupi. Yo hablare con tu suegro ahora y despues tu solamente teni que decirle que me veni a reemplazar y listoco.

—Ya.

Entro a las 15:30 asi que hacela corta.

—Después tengo que contarte algo.

—¿Que pasó?

—Peleamos con el Fabian.— me mordi el labio inferior.

¿¡Otra vez!? Anto, en dos semanas han peleado como seis veces.

—Pero si él se pone hueon ¿Qué queri que haga?

Hueona, eri tu la que ni siquiera lo pesca y tu sabi porque.

—¡Na que ver! Se enojo porque no queria tirar ¿Podi creer esa huea?

Txá, hasta yo me enojaria por eso po, si el cuerpo necesita azucar pa' funcionar. Te apuesto que si fuera el Lyan se te abren las piernas solitas.

—¡Camila!— la rete. —Ya, después hablamos. Me iré a arreglar antes de que me enoje contigo y no vaya a ninguna parte a webiar.

Ya. Chao. Te amo.

Le colgué y fui a preparar mi bolso pa' ir a la tienda.

(...)

Tome una gran bocarada de aire y luego bote todo el aire de mis pulmones y entré a la tienda. A penas puse un pie, mi vista se centró en el Lyan. Él estaba en la caja con su hermana atendiendo a unas niñas y en el puesto que ocupa siempre, habia otro chinito. Pero no más lindo que mi Lyan ah.

Busqué con la mirada al suegro y estaba con una clienta. Empecé a caminar hacía él pero alguien me toco el hombro.

Me giré y era la Maylin.

—Hola.— sonreí.

—¿Qué estay haciendo acá?— puso un mechón de su pelo castaño detrás de su oreja.

—Vine a...

—Anto...— el Lyan llegó a nuestro lado.

—Hola.— lo salude y luego volví a centrar mi vista en la Maylin.

Chino culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora