Una noche de descubrimientos

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El gran cartel de Foodmart se hizo visible en medio de la (todavía) oscura noche.
Mi sueño se había ido al igual que la lluvia y Sally empezó a corretear para llegar lo mas rápido posible a nuestro destino.
Las puertas automáticas vidriadas se abrieron dejando ver que nadie mas que nosotros le apetecía comprar un helado a las 3:17 a.m. Entramos, le susurramos un "hola" a la cajera y nos fuimos directo a la zona de helados:

Helado doble, con salsa, de chocolate crocante, de piña o naranja...Eran tantos que yo no me podía decidir, así que Sally terminó haciéndolo por mí: El mío de limón y el suyo de fresa.

Finalmente decidimos sentarnos en una mesita con esos sillones mullidos de cuero medio barato. Dada a nuestra ubicación podíamos ver la carretera por la que no pasaba casi ningún automóvil.

—¿Qué tal está? –Preguntó Sally sentada enfrente mío con una mesa que nos separaba.

—Está bueno.–En ese momento, mentalmente decidí que el de limón era mi nuevo helado favorito.

En medio del nuevo silencio me acomodé en mi lugar y pegué un suspiro al que Sally interpretó como de mala gana porque instantáneamente me dijo:

—Perdón, yo...estaba aburrida. No te tendría que haber llamado.–Puso las manos en su cara largando un gruñido de frustración.

—¿De qué hablas? No tienes porque decirme perdón, ahora puedo agregar "buscar un helado al otro lado de la ciudad a las tres de la madrugada" a mi lista de logros. Oh, y descubrí que el helado de limón es muy delicioso.–Ella soltó una carcajada.– Pero quiero que me respondas algo, Salls. Es lo mínimo que puedes hacer por mí.–Su expresión cambió a una de duda. ¿Por qué le tienes miedo a la lluvia?

—Bueno...ya sabes. Los truenos y relámpagos, esas cosas banales que le asustan a los niños. Sólo que yo ya estoy unnpoco grande para eso.

—Hoy no hubo ni un trueno; sin embargo hasta que tomamos el autobús parecía que viste un fantasma.–Rematé.

No iba a dejar que me mienta, no cuándo renuncié una noche de sueño y tal vez a la confianza de mi tío.
Le insistí que me lo diga pero tal vez no debí.
Agachó su cabeza, aclaro su garganta para comenzar:

—¿Recuerdas que te hable sobre mi mamá que nació de Argentina? Bueno...No hablaba sobre la madre que conoces, sino...mi mamá biológica. Los padres que conoces nos mis parientes de sangre.

—¿Cómo?–Volví a repetir sus palabras en mi cabeza unas veintiocho mil veces hasta que ella decidió continuar.

—Verás, mi verdaderos padres eran argentinos que vinieron de vacaciones aquí, y se instalaron en un hotel. Me acuerdo que era la hora de comer así que me dijeron que ponga la mesa, ordene mis cosas y me vaya a lavar las manos.
Después me explicaron que se irían a comprar algo para comer...quise ir pero me dijeron que iba a ser mejor si me quedaba porque llovía, y no querían que me enfermara.
Así que yo les pedí si podían traerme algo dulce para el postre–La voz de ella se empezó a quebrar. No había forma de que su relato terminara bien.–Me prometieron que traerían algunos chocolates. Me relajé en un sofá del hotel mientras veía televisión.
Pasaron como dos horas pero mis padres no volvían y me preocupé mucho, entonces salí del cuarto a buscarlos en recepción pero no estaban allí tampoco. Un hombre se quedó conmigo esperándolos hasta la mañana, quiso contactarse con ellos pero no pudo.
Nunca los volví a ver. Nunca.–Sally terminó llorando escondiéndose como podía.

Me levanté, y la abracé sabiendo lo que sentía.
Creí que me iba a empujar pero en vez de eso me abrazó también.

—No sabes si les pasó algo...¿Un accidente?–Cuestioné.

—No, Ev. Me dejaron.–Se recompuso limpiándose las lágrimas.–Pero lo bueno es que el hombre de recepción tenía una hija casada que quería tener una niña así que cuando vio que nadie venía por mí, llamó a su hija que de inmediato me recibió en su casa.

—¿Tu mamá?

—Ajá. Tuve un hermano mayor y un lugar en dónde me querían así que de hecho, la historia termina mejor de lo que uno piensa.–Rió todavía soltando unas pequeñas lágrimas.

—Así que no le tienes miedo a la lluvia en sí sino a los recuerdos que te trae ¿No es así?

—Sí, pero de todas formas no se lo digas a nadie.–Me apuntó con su dedo índice que tomé para poder abrazarla otra vez.

—No lo haré, Salls. No lo haré.

🌼

Nos quedamos en ese foodmart hasta las seis de la mañana, hora en la que decidimos volver a nuestros hogares.
Dejé a Sally en su casa y después me dirigí a mi departamento.

Esa noche descubrí que compartía aun más cosas con Sally de las que imaginaba.
El hecho de saber que era a la única persona que le compartió aquella historia tan horrible, me hizo replantear considerablemente si mi plan valía la pena o no.

Bien, sí, tenía su confianza pero ahora...¿Qué quería hacer con ella? ¿Destruirla por completo o guardarla y por una vez en la vida no arruinar algo que comenzó a importarme de verdad?

Aunque la noche de descubrimientos no terminó ahí señores y señoras: Ya enfrente de la entrada de mi casa escuché dos voces: la de mi tío y Lucy.

Aparentemente en el borde de la desesperación, Rob la había llamado.
Introduje la llave en la cerradura plateada para abrir la puerta.

—Es que ya no sé que hacer. ¿Qué si está metido en algo raro?–Parecía que se iba volver loco.–Rob en pijamas se restregaba las manos en su castaña cabellera más que estresado por mi culpa.

—No te preocupes, Even es un chico muy inteligente. Sabe lo que le conviene y lo que no.–Lucy le dejó un tierno beso en la cabeza de de él.
Me calmaba saber que alguien consolara a mi tío pero la calma se fue en el momento en el que vi los labios de Lucy llendo sorprendentemente cerca de los de mi tío.
Y en efecto pasó. Se besaron.

A sally Brooks...¿Ya no le gusta Even? [ASLGE#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora