Después de lo que había dicho, después del plan que juntas idearon con el solo objetivo de sellar a una diosa, cuya existencia solo molestaba la suya; no dijeron nada más. El ambiente estaba calmado y reconfortante, pero Sakura aún tenía en mente dudas. Necesitaba un plan de respaldo, pero, aun así, sabía que lograrían conseguirlo, lo sabía.
- ¿Qué quieres preguntarme? – dijo la mayor acercándose a ella – sé que tienes ideas en tu cabeza y que necesitas averiguar algo.
La Uchiha calló por unos segundos y alzó su mirada para verla, en sus ojos solo encontró bondad, mezclada con tristeza y amor. El verde que resaltaba solo era una combinación de sentimientos profundos, que por un instante se convirtieron en imágenes de su vida. La vida de la que se había privado ella misma.
- ¿Cómo hiciste para mover la espada de Indra? – preguntó en cuanto dejó de perderse en los recuerdos – ¿Hiciste algo para que la puedas manejar a tu voluntad?
La Otsutsuki se sorprendió por aquella pregunta, pero ablandó la mirada al recordar sus movimientos, el plan que ella planteó y el rostro de Indra en su último aliento.
- ¿Aun piensas que esa es la mejor forma para salvarlo? – miró a su gemela.
- Si Sasuke-kun logra acabar con la diosa – desvió la mirada – no estará completamente a salvo... yo... necesito salvarlo. Salvar a Sarada, Naruto... a mi familia.
- Sabes que si mueres él...
- Si vencemos a Saori no tengo que preocuparme de nada – apretó los labios – nos encontraríamos y seriamos felices en otra vida.
Es que ella sabía que no iba a ocurrir nada si Saori Otsutsuki era sellada, el peligro correría afuera. No solo con Yamishi, sino también con los demás enemigos que contraatacarían. ¿Cómo saber si en verdad estaban a salvo? El chakra se les acabaría, Sasuke no podría pelear y entonces... ¿Qué? ¿Solo moriría? No podía dejarlo así. Sarada había pasado muy poco tiempo con su padre, no iba a permitir que se lo quitaran ahora.
- ¿Estas convencida de que es lo mejor? – observó a la pelirosa y suspiró al verla asentir con la cabeza – logré dejarle una marca en una de sus manos, cuando entrelacé nuestros dedos... así pude tomar control de sus movimientos.
- ¿Marca?
- Si – se acercó y tomó sus manos – esta marca es la que le coloqué a Indra para que yo pudiera controlarlo – una pequeña marca se dibujó en la otra palma de Sakura, la palma donde no llevaba la flor de cerezo que necesitaba para sellar a la diosa – si activas este pequeño poder, podrás marcar cualquier parte del cuerpo de tu esposo o tal vez alguna arma y podrás usarla a voluntad.
La marca aun resplandecía en su mano y eso le daba esperanzas. En cualquier momento, si llegara a necesitar usarla, lo haría.
- Indra sufrió mucho cuando lo hice... Sasuke también lo hará.
- Lo sé, pero... – acercó su mano al pecho – no puedo dejar que muera. Él es el único que puede cuidar y proteger a Sarada. Ambos estarán bien.
La novia de Indra sonrió comprendiendo sus intenciones. Se veía a si misma tiempo atrás, donde no le importó absolutamente y salvó al hombre que amaba. Para bien o para mal, no se arrepintió de haberlo hecho, porque gracias a ello, ahora existía esa mujer. Sakura Uchiha merecía ser feliz, merecía tomar sus propias decisiones y ahora mismo, ella elegía salvar a sus seres queridos, muy por encima de su vida misma.
- Te deseo suerte, Uchiha Sakura – dijo antes de desvanecerse y sonreír.
No le quitaré la alegría a ese pobre hombre. Si necesito intervenir en tu destino, lo haré.
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Noche rojo carmesí
ФанфикSasuke ha regresado de su misión: investigar posibles amenazas sobre la dios Kaguya que cada vez parecía aumentar. Ha aclarado las dudas de la pequeña Sarada, la hija que procreo junto a Sakura, su esposa. La celebración de la graduación en la acade...