EXTRA I

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¿Por qué existe el miedo de perder a alguien? ¿Por qué la vida nos da segundas oportunidades cuando no las merecemos? ¿Por qué siempre aquella persona que piensas que nunca te hará sentir algo, termina por hacerte sentir todo?

Han pasado cinco años desde que mi vida se apagó un instante y luego volvió a prenderse y regalarle una nueva oportunidad a la persona que menos lo deseaba. Sasuke era el hombre que mi corazón había elegido desde el primer momento y el cual siempre anhelaba ser feliz.

Él era el único hombre que pudo tocarme tan profundamente, que pudo salvarme y amarme. Tal vez de forma fría y poco demostrativa, pero que logró amarme como ninguna otra persona.

- ¿Qué pasa, cariño? – me senté junto a él con una taza de chocolate caliente en las manos – has estado más serio de lo normal en todo el día.

Sasuke se acercó a mí y se recostó en el respaldo de la cama dejando escapar toda su preocupación.

- ¿Dónde están los niños? – preguntó mientras mantenía los ojos cerrados.

- Sarada está durmiendo en su recamara. Llegó muy cansada de su misión y Daisuke está en la academia – tomé su mano y me apegué más a él – ¿Qué pasa, Sasuke-kun?

- No es nada, Sakura – se levantó del sillón y caminó hasta la cocina.

Seguí con la mirada sus movimientos, estaba demasiado tenso y podía notarlo con cada una de sus acciones. Sus músculos estaban tensos y sus ojos resultaban más cansados de lo normal.

- ¿Por qué no me lo dices? – exigí en cuanto volvió a tomar asiento – Sabes que podemos resolver los problemas juntos.

- No deberías preocuparte por nada – colocó una mano en mi vientre – si te preocupas de más, no le haría nada bien a nuestro hijo.

- Nuestro hijo estará bien, no te preocupes por él, cariño – él me miró de forma resignada y volteó la mirada - ¿me vas a decir que pasa?

Las papeles y pergaminos que había tenido antes en su poder ahora reposaban sobre la mesita de noche de nuestra habitación. Volvió a tomar parte de aquellos documentos entre sus manos y las acercó a mí.

- Encontré algunos fragmentos de las profecías – dejé la taza de chocolate en el pequeño estante cerca de mí y tomé aquel papel – parece que Yamishi pasó demasiado tiempo tratando de descifrarlas.

- ¿A qué te refieres?

- El idioma original de estas profecías es desconocido. No sabemos de donde llegaron, pero Naruto y yo suponemos que Saori Otsutsuki tuvo que ver... pensamos que fue ella quien hizo que las profecías llegaran a su poder.

- ¿Naruto está enterado de esto?

Sasuke afirmó con la cabeza y volvió a mirarme.

- Por eso estuve demasiado ocupado estos días en la torre del hokage.

- Ya veo – dije mientras leía cada palabra.

- No tienes que seguir dudando de mi – se acercó a mi cuello y respiró profundamente – sé que dudabas de mi trabajo y a donde me dirigía cada día.

Me sonrojé al instante por su comentario. Debo admitir que, si me hallaba preocupada y dudosa por él, y ¿Cómo no estarlo? Sasuke salía todo el día de casa y no podía verlo hasta la noche. Durante todo mi embarazo se había mantenido a mi lado, pero hasta hace unos días dejó de hacerlo y comenzó a salir constantemente hasta altas horas de la noche.

Noche rojo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora