Capitulo 14

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El camino hacia las afueras de castillo estaba siendo interrumpido por la silueta de una mujer, una mujer alta, con el cabello blanco que caía sobre sus pies y una mirada que daba a entender que la situación entre ambas no era la misma. Ella miraba a su hermana de manera indulgente.

- Iras a buscar el fruto del ninshuu, ¿Cómo te sientes al saber que fracasarás, Kaguya? – dijo sonriendo de medio lado.

La peliblanca siguió su camino con la cabeza en alto, no quería rebajarse al nivel de su molesta hermana.

- No tienes palabras para describir lo emocionada que estás, ¿no es cierto? – dijo burlona.

- Si tienes envidia, podrías disimularlo de mejor manera – dijo con tono de molestia – podrías bajar tu misma a la Tierra y dejar de fastidiarme con tus estúpidos comentarios.

- Sé que fracasaras hermana. Cuando vayas a ese lugar, no volverás a poner un pie en este mundo.

La peliblanca mayor la observó con recelo y suspiró continuando su camino. Su tiempo era demasiado limitado, por lo que no quiso hablar con su hermana más tiempo, porque lo consideraba una pérdida de tiempo.

- Sería bueno que no regresaras nunca más – dijo la menor mientras la observaba marcharse – así podría quedarme con todo esto, sin necesidad de luchar contigo.

Y como si fuera un presagio del destino trágico que tendría Kaguya, un pequeño pétalo de cerezo empezó a marchitarse y tornarse de un color rojizo, parecido a la sangre. La menor sonrió de medio lado y se adentró en aquel enorme castillo.

- Parece que no será necesario hacer nada, tu destino será uno de los más trágicos y entonces tomaré tu lugar y me vengaré de ti, hermana – un chasquido con sus dedos hizo que desapareciera entre la oscuridad – tus nietos serán los que pagaran...

☼☼☼ Capítulo 14: El plan de los redimidos ☼☼☼

El olor a cerezos aún navegaba por el aire, mientras tristemente me aferraba a una sola prenda, pensando que el cuerpo de mi mujer dormía al lado. Tuve la necesidad de abrazarla para buscar consuelo, para acallar todas aquellas ideas que se habían transformado en sueños tormentosos. Busqué su cuerpo, su delgada figura entre mis sueños, hasta que pude hallarla, tomé su cintura y pude sentir como se acurrucaba entre mi pecho. Sus caricias, sus labios rozando los míos...

Sonaba como una despedida, sus manos acariciaban mi cuerpo mientras dormía, podía sentirlo, porque una descarga eléctrica atravesó mi cuerpo y sentí una punzada en el pecho, pero no quería abrir los ojos. Pensaba que todo era un sueño en ese entonces, pero cuando desperté ella...

- Sayonara Sasuke-kun...Lo siento.

No sabía porque se despedía, supuse que parte de mis temores estaban jugando en mi contra. Todo estaba en paz ahora, los enemigos habían sido vencidos y pronto acabarían por retirarse, pero, aun así, sentía ese miedo de que ella me dejara. Por sus propios medios, por sus propios deseos, por el simple hecho de apartarse de mí. Y fue cuando dejé de sentir su calidez, dejé de acariciar su cuerpo. Solo me quedaba su aroma impregnado cerca de mí, ese aroma a cerezos que siempre llevaba en la piel.

Abrí mis ojos pesadamente y la busqué con la mirada, pero no la hallaba por ninguna parte. Su lado de la cama estaba vacío y entonces un sentimiento de preocupación me invadió. Me levanté de la cama de manera rápida y caminé por la habitación buscándola, dirigiéndome al pasillo para ver si estaba en alguna parte, pero las luces estaban totalmente apagadas y eso solo podía confirmar su ausencia. Regresé a la habitación para poder vestirme y salir a buscarla lo más pronto posible, pero entonces reparé en la prenda que descansaba sobre la cama. Tenía la parte del símbolo Uchiha a la vista y una vela aromática que resaltaba junto a un pétalo de cerezo, sobre la mesita de noche.

Noche rojo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora