La brisa tempestuosa movía las hojas de los árboles de un lado a otro, desprendiéndolas de las ramas a la fuerza. Mis pies se movían sin mi autorización y mi cuerpo ni siquiera se intimidaba por el clima. Intenté parar, detenerme y observar el árbol de Sakura al que mis ojos no quitaban de vista, pero mi mente no tenía ese plan para mí. Mi cerebro ordenó caminar más presurosamente tratando de alejarme de aquellos pétalos que seguían intactos a pesar de la estúpida brisa.
Suspiré al darme cuenta de que mis esfuerzos por detenerme eran inútiles y regresé mi vista al frente; se hallaba vacío, sin vegetación, sin camino. Vacío y oscuro como se hallaba mi alma unos años atrás. Continúe caminando sin importarme los gritos, reproches, maldiciones, y lamentos de las personas que había asesinado en mi vida perdida.
Ahora nada de eso me importaba. Por fin encontré la luz que le faltaba a mi vida, formé la familia que tanto había anhelado y obtuve la compañía que mi soledad necesitaba.
Después de años atrapado en la oscuridad y mucho tiempo pensando solo en venganza, una persona me llevo a lo que parecía la final de toda mi agonía, me mostró un sentimiento que no tenía nada relacionado con el odio. Sakura se convirtió en mi espada. La espada de la que dependía para acabar con mi enemigo: el pasado. No puedo saber que me depara el futuro, pero mientras mi esposa e hija estén en mi actual presente, no me importa nada más.
Mis ojos visualizaron, a lo lejos, una cabellera rosa que se movía con el compás del viento, cerca del árbol de Sakura que dejé atrás unos minutos. Su sonrisa era inmensa y sus ojos resplandecían con los rayos del sol que entraban por el árbol de cerezo e iluminaban su rostro. Su mirada ubicó la mía y su sonrisa desapareció volviéndose un gesto de preocupación.
— Sasuke-kun —pronunció con dificultad — eres el culpable de mi sufrimiento. Deberías simplemente morir.
La inspeccioné con la mirada para saber la razón de sus palabras, aunque sospechaba cual era. Pronuncié su nombre al observar su vestido blanco manchado de sangre y sus labios algo resecos como si la muerte la hubiera poseído.
Empecé a correr, sin importar la oposición de mis piernas, pero mientras más me acercaba, ella se alejaba cada vez de mí. Era una lucha inútil por llegar a su cuerpo y llevármela, pero no me importaba, quería cargarla y disculparme por lo que, según sus palabras, había causado.
— Pobre Uchiha — comentó un hombre. Se encontraba al lado de Sakura olfateando uno de sus cabellos. El acto despertó mi ira y quise atacarlo, pero los pies, otra vez, no me obedecieron. — Años tratando de vengarte. Descuidaste y heriste a una hermosa mujer y ahora que te dio una familia, piensas en ella como algo de tu propiedad.
—¡Déjala maldito infeliz! — advertí.
— No te preocupes por tu hermosa esposa — levantó el cuerpo de Sakura y la cargó con ambos brazos junto a su pecho — le daré todo lo que no fuiste capaz de ofrecerle.
—¡Suéltala imbécil! ¡Sakura despierta! — grité con todas mis fuerzas.
Empecé a correr detrás de ellos, pero solo observé como desaparecían ante mis ojos. Grité el nombre de Sakura una vez más y desperté de aquella terrible pesadilla. Las gotas de sudor que estaban estancadas en mi frente cayeron hasta mi torso desnudo y mi cabeza se movió de un lado a otro para verificar si solo tuve una pesadilla. Una pequeña sonrisa se creó en mis labios al ver la espalda desnuda de Sakura, que dormía plácidamente a un lado mío.
— No soy el hombre cariñoso que deseas, pero te he dado todo lo cercano a amor que conozco — susurré.
Caminé alrededor de la habitación y les ofrecí a los rayos del sol entrar al abrir ambas cortinas. Me coloqué el pantalón que encontré en el suelo y me dirigí al baño a darme una refrescante ducha. Unos minutos después regresé a mi habitación y encontré a Sakura levantándose de nuestra cama marital.
—Ohayo Sasuke-kun — pronunció antes de bostezar.
— Ohayo Sakura. Has tardado un tiempo en despertar. Creo que el cansancio pudo contigo — suspiré.
Un color rojo invadió sus mejillas al recordar los acontecimientos de aquella noche. Es cierto que ella siempre me recibía con una sonrisa, pero habían noches donde la pasión exigía tener un lugar y envolvernos en una noche ardiente, y justamente esa pasión se apoderó de nosotros anoche.
Sakura desapareció de mis ojos al cerrar la puerta de madera que separaba al baño de nuestra habitación. Es extraordinario como la timidez la cubre algunas veces, a pesar de que tenemos muchos encuentros sexuales en el crepúsculo ella sigue pareciendo una niña al amanecer.
La seriedad volvió a mi rostro y caí sentado sobre el filo de la cama. Tomé uno de los pergaminos que se hallaba en la recámara y centré toda mi atención en él. Necesitaba averiguar el significado de aquellas palabras escritas, pero por más que el asunto daba vueltas en mi mente no descubría nada.
— Deberías desayunar un poco si quieres descubrir lo que guarda ese pergamino — sugirió.
No me di cuenta de su presencia en la habitación, ni siquiera el instante en el que salió y preparó el desayuno. Tenía una sonrisa en el rostro y una bandeja en el que llevaba mis alimentos.
— Te vi muy concentrado — prosiguió — por eso no quise interrumpirte.
— Este pergamino es difícil de entender... me quedaré aquí hasta resolver esto — informé.
Sakura me brindó una sonrisa y asintió levemente. Dejó la bandeja a un lado mío y se dirigió a la puerta, pero antes me advirtió algo.
—No te olvides que hoy es la graduación de la Academia de Sarada. Tal vez un poco de aire libre no te haga daño. Estaremos muy contentas si nos acompañas Sasuke-kun.
Unos segundos después de aquellas palabras escuché la puerta deslizarse detrás de mí. La observé tan sonriente como siempre, sin importar lo ocupado que estaba. No le tomé mucha importancia a la graduación de Sarada, no la importancia que se merecía. Estaba más preocupado en deducir lo que el pergamino contenía. Lo único que tenía en mente era traducir aquellas palabras extrañas.
Tal vez si toda mi atención se hubiera concentrado en mi esposa e hija. Si tan solo les hubiera ofrecido el lugar que se merecen. Si no me tomara el papel de ninja tan en serio. Si tan solo alguien me lo hubiera advertido en ese entonces. Tal vez si habría conocido sus planes o fuera mejor padre y esposo...
... solo tal vez, habría vuelto a ver a mi esposa.
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Noche rojo carmesí
FanficSasuke ha regresado de su misión: investigar posibles amenazas sobre la dios Kaguya que cada vez parecía aumentar. Ha aclarado las dudas de la pequeña Sarada, la hija que procreo junto a Sakura, su esposa. La celebración de la graduación en la acade...