Capítulo 7

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Todo el ajetreo por el que pasaba le recordaba aquel día, cuando en una de tantas noches, Sasuke por fin le había propuesto casarse en uno de sus viajes. Fue algo pequeño, en una de esas aldeas donde la magia y las luces eran los principales ambientadores de una boda. Luciérnagas volando en la tarima de los casados y el suave sonido del río dando tranquilidad y paz, junto a la noche ideal para las promesas eternas que el amor brindaba.



Yo, Haruno Sakura, prometo cuidar de ti cuando tu cuerpo se derrumbe enfermo, cuando tus sentimientos se tornen oscuros, cuando ya no tengas ganas de vivir. Prometo estar a tu lado, ser tu cobija cuando no tengas donde reposar, ser tu luz cuando seas oscuridad, ser tu amor cuando vuelvas a odiar.

Prometo estar contigo cuando haya alegría, tristeza, rencor, incluso, odio... Cuando el mañana sea incierto y debamos disfrutar solamente del presente. Prometo llevar en mis brazos nuestro futuro y darte alegría. Pero, sobre todo, prometo... Jamás, jamás abandonarte y estar siempre para ti.

Hasta que la muerte nos separe Sasuke-kun...



— Lo lamento, Sasuke... parece que nuestra promesa no se va a cumplir...

En su piel llevaba algunas marcas de tortura, en los ojos una tristeza incapaz de borrarse, sus labios pintados de un rojo carmesí semejante a la sangre y su cuerpo cubierto de un vestido blanco de tirantes que le cubría la mayor parte de su figura.

En sus manos yacía un ramo de flores blancas, tan blancas como la misma nieve. A un lado de ella, un hombre la observaba con cierto deseo en la mirada, con la tranquilidad de que pronto, la persona que estaba frente a ella, fuera a convertirse en su mujer.

— No te preocupes por esa mirada triste — sus pies caminaron hasta llegar a ella y mirarse en el espejo a su lado — cuando llegue el momento te olvidaras de todo. Ya no recordaras ese dolor que sientes en el pecho.

Una opresión volvió a atacarle el pecho, su corazón simplemente se hallaba destruido por los acontecimientos que la habían arrastrado hasta allí. No era una casualidad que la hayan secuestrado, ella lo entendía, pero no pudo ni siquiera despedirse de su amado, y ahora su vida llegaría a un final trágico.

— Es hora, Sakura —el pelinegro tomó el brazo de la pelirosa y la jaló levemente para acercarse a ella— aquí empieza tu destino...



☼☼☼ Capítulo 7: Las heridas que no se pueden curar ☼☼☼



Y allí se encontraban ellos, entre el fino silencio de la nieve que cubría sus pies y el leve murmullo de sus pensamientos, que llenaban de esperanza sus corazones. Sus pasos incrementaban y la velocidad con que iban hasta aquel castillo era moderada.

Sin ninguna sonrisa en su rostro, sin ningún brillo en los ojos, sin ningún gesto de felicidad. Dos pelinegros se hallaban en la parte trasera de aquel escuadrón de gennins, haciendo explotar miles de emociones lejos de la vista de los demás. Dejando que sus ideas esperanzales fluyeran por su mente, obligando a sus facciones centrarse en la seriedad que siempre fue característico de ambos.

Noche rojo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora