"CAPÍTULO 1"

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—Si...por supuesto, lo tomaré en cuenta Jefe, pero... —dudé— ¿no cree que merezco más que esa estúpida escuela, para infiltrarme?—escupí—, mientras comía deliciosamente un caramelo sabor a fresa y se deslizaba por mi boca.

—Espero no tener problemas...de nuevo —advirtió la otra voz a través de la línea.

—Valla, valla, quién lo diría...—jugueteé con mis largos cabellos negros— acaso ¿me tiene miedo?—sonreí inconscientemente.

—Ja, si eso fuese posible, no trabajarías para mí ¿o no?—alardeó la voz masculina contraria.

Me detuve en mí caminar para luego sonreír, mientras respondía plácidamente.

—Tiene toda la razón.

—Siempre la tengo, Alia.

—...no te creas mucho, idiota —rasguñé las palabras, mientras tragaba mi caramelo.

—Jajaja, me encanta tu sentido del humor...—se detuvo unos segundos—, pero ya hablando en serio —cambió su voz, a una más sería y fría—, ya sabes cuál es tu trabajo.

—No se preocupe, Jefecito —retomé mi caminata habitual—, ya tengo a mi compañero para cubrirme las espaldas.

—Oye, ¿no estarás hablando de...?

—Exactamente —suspiré contentamente.

—Eres...aterradora —soltó finalmente el tipo lentamente a través del celular de color metálico.

—Ese es mi trabajo —respondí sin respirar.

—Como sea, si algo pasa...—suspiró cansadamente la otra voz—...ya sabes que puedes llamar.

—No creo que sea necesario,...pero gracias —terminé de hablar, deteniéndome al frente de un gran edificio de color mostaza y con un letrero gigante donde se podía leer: "High School' Saint George".

—Bueno, Good bye —finalizó la llamada con una voz dulce, el hombre de la línea opuesta.

Finalmente me encuentro en tal prestigiosa escuela. No debía perder mí tiempo más de lo habitual, siempre es lo mismo, esto es casi como una rutina.

Investigar, capturar, matar.

No entiendo cómo puede enviar el Jefe a alguien de mis habilidades y talento, a esta escuelucha de tercera...pero si es trabajo, trabajo será.

_______

Teniendo tan solo la corta edad de 13 años, me aventuré a la oscura y peligrosa mafia de "The Moon". Esa era nuestra ley, todo debía hacerse de noche, donde nadie podía vernos excepto nuestra fiel compañera, la luna.

Lo sé. ¿Tonto verdad?

Pero... ¿qué se supone que haga una niñata de ocho años con pocas ilusiones de vida, cuando te dan a elegir entre la vida de tu hermano menor o la tuya?

Obviamente en ese entonces, aún mantenía la llama de la esperanza, y me negaba a creer que desaparecería en cuanto hubiese terminado mi labor.

Mis padres siempre nos protegieron de todo mal a mi hermano y a mí, así que en cuanto, unos ladrones asaltaron nuestra morada y estaban a punto de asesinarnos, como lo hicieron con ambos de mis padres. Tuve la brillante idea de proponerles un trato...podrían llevarse lo que sea de nuestra casa, a excepción de nosotros.

Evidentemente, ellos se rehusaron sin siquiera pensarlo por un momento. En vez de eso, ellos terminaron dándonos dos opciones: La vida sería de...mi hermano...o mía.

En toda esa conmoción, Michael se desmayó y cayó al suelo sin dar su respuesta, solo bastó eso, para que tomará la decisión por el resto de mi vida.

—Yo...yo me ofrezco —lamenté entre sollozos y gemidos ahogados.

Ambos delincuentes sonrieron victoriosamente, mientras uno de ellos se llevaba a mi hermano lejos de nosotros y el otro me cargaba en su espalda para sacarme de la evidencia, a la cual...sin darme cuenta...se encontraba en llamas desde hacía un buen tiempo.

Recuerdo que las cenizas de todos los buenos pasados que tuve junto a mi familia, se caían poco a poco y volaban por la noche estrellada.

Todas las vidas de mis seres amados se derramaron y fueron desintegradas en ese lugar, sin siquiera darme tiempo a despedirme de ellos. Eso jamás lo olvidaré.

Jamás.

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