"CAPÍTULO 18"

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PRESENTE

— Ted, déjate de juegos. Solo por ser unos años más viejo, ya estás molestando cuando sabes a la perfección que yo te puedo vencer y soy de más cargo.

— Cállate mini hobbit —río el mayor—. A puesto que piensas que tus palabas me duelen, pero te equivocas —finalizó haciendo un movimiento con sus dedos en mi dirección.

Rodeé mi mirada y dejé que se alabara él mismo.

Discutir con él, era una misión casi imposible. Y aguantar sus elogios eran el doble o triple de complicado.

— Pero dime...—bajó sus lentes de sol a mi dirección—...¿por qué buscas al Jefe?

— Me ha mandado a llamar.

— ¿Órdenes? ¿Trabajo? —preguntó inclinándose un poco a mí, curiosamente.

— Ninguna —continué—. Desobedecí algunas órdenes.

— No sé por qué no me lo esperaba —volvió a subir sus lentes con orgullo.

¿Y sigue alabando? Que alguien lo ayude, por favor.

— Jajaja —reí sarcásticamente—. ¿Tienes el valor suficiente como para burlarte, cuando la última vez casi haces volar tu cabeza?

— Eso fue planeado.

— Sí, claro, como no —respondí girando mis ojos.

— En fin...—continuó—...no me esperaba esto de ti...realmente---

Le hice una señal de STOP, con mi mano para que dejara de hablar pues no soportaba todo ese alboroto que causaría.

— Lamento tener que interrumpirte pero...no me parece bueno hablar de eso ¿si?

No esperé su respuesta pues, mi teléfono sonó ahí mismo.

— ¿Diga?

— Soy yo, Alia. Sube. Ya terminé el anterior trabajo.

Su voz era muy gruesa, pero se notaba algo cansada.

— Como diga. Ahora mismo voy —respondí sin quejas, cerrando el móvil—. Lo siento, pero me tengo que ir —comuniqué a mi contrario, levantándome de mi asiento.

— ¡Espera!

— ¡¿Qué?! ¡¿Qué sucede?! —volteé agitada.

Ted se había levantado de su asiento y había empezado a encender un cigarrillo en cuanto moví la vista.

— No te confíes —me señaló con el cigarrillo entre sus dedos.

— Claro —sonreí confiada.

— Hablo enserio...

— Y yo —respondí de inmediato girándome y empezando a caminar.

Sin embargo, antes de que pudiera irme totalmente del ambiente, pude escuchar levemente el murmullo de alguien diciendo: "Jefa".

Volteé pensando que había oído mal, pero en cuanto lo hice, la mirada orgullosa y altanera del hombre aún no se alejaba de mí. Por lo que opté en darle un leve movimiento de cabeza y ver su sonrisa satisfactoria.

———

Toqué la puerta tres veces, mas nadie me había contestado siquiera una llamada.

Prefiriendo entrar de todas formas.

— ¿Disculpe? ¿Jefe? —pregunté abriendo un poco la puerta.

— Pasa —respondió el hombre.

Por algún motivo desconcertante, mis manos se tensaron y se rehusaban a soltar el marco de madera, firmemente sujetado.

— ¡Pasa! —reiteró con más fuerza la voz.

Podía contar con toda seguridad que mis piernas se querían desvanecer, pues el temblor ya no era cosa fácil. Mas no pude hacerlo, ya que mi orgullo me lo impedía.

Pude sentir mis cejas entrecerrarse sin poder controlarlo.

— Jefe, ya estoy aquí. Como mandó.

— Muy bien Ali---

Su voz se cortó de improviso, logrando que la mía se enfocase en el hombre mayor.

— ¿Sucede algo? —Continuó hablando el contrario carraspeando su garganta— Al parecer te afectó tu último trabajo.

Sabía que su voz había cambiado desde el momento en que me había citado para "después", de su anterior trabajo.

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