"CAPÍTULO 2"

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—Disculpe... ¿alguien me podría atender? —pregunté de forma inocente adoptando una voz más infantil para infiltrarme mejor sin ser reconocida.

—Oh, sí, sí querida —respondió nerviosamente una mujer mayor con demasiada musculatura.

Talvez si no hago el trabajo, termine como ella. Pensé.

—Lamento interrumpirla, pero...creo que me he perdido —sonreí falsamente.

— ¿Enserio? ¿Estudias aquí? Pero...—dudó un tiempo mientras me observaba de pies a cabeza.

Esto es muy tedioso, y sin contar que fastidioso. Ya la hubiese asesinado si me lo hubiese ordenado el Jefe, pero como lamentablemente no tengo su consentimiento, tendré que contenerme. Maldije internamente.

—Bueno, si estudias aquí... ¿por qué no llevas el uniforme escolar? —preguntó desconfiadamente mirándome seriamente.

—Oh, pues...verá...—empecé a sudar fríamente.

No podía contar con este dilema. Se me había olvidado, a pesar de ser hermosa e inteligente, no pude captar esta trampa disimulada. Me regañaré por este incidente después, ahora tengo que zafarme de este barullo. Calculé inmediatamente.

—Ella es nueva, pero viene de mi escuela, Doris, déjala pasar por hoy. Yo la guiaré por ti —se escuchó una voz familiarmente aterradora e igual de falsa que la mía, detrás de nosotras.

Me volteé rápidamente, mientras la anciana se detenía junto a mí, para observar a la extraña figura. La cual no era nada más ni nada menos que...Gabriel.

Mi compañero y ayudante de matanzas.

Nos conocimos por medio de los encantadores trabajos que recibimos y en uno en especial, fuimos asignados los dos. Y desde ese momento, fuimos más que simples colegas de asesinatos, somos como hermanos, como amigos, como...familia.

A pesar de que nos prohíben tener amigos, en la Mafia, nosotros llevamos esta doble vida desde hace años. Y nunca nadie, nos ha descubierto.

Ahí mismo, parado al frente de mí, se hallaba un asesino en serie, y de los más buscados con tan solo 17 años de edad. Era famoso en todo el mundo. Alto, de piel clara, ojos azules y cabello rojizo con algunas ondulaciones. Inteligente, didáctico y fríamente calculador.

Éramos como dos gotas de agua; iguales de mente y de espíritu.

¿Por qué viene en este preciso momento, este delincuente bueno para nada? Pregunté malvadamente en mi mente.

—Oh —dije asombrada mirando al chico de más altura—, ¿estudiabas aquí? No pensé que vendrías a esta escuela, tal vez...era muy fuerte para ti —susurré débilmente.

—Nada de eso Alia, ahora puedo valerme por mi mismo —sonrió mientras se aproximaba a mí con pasos lentos y decisivos.

—Me alegra por ti —añadí falsamente con una sonrisa.

—Veo que se llevan bien —sugirió la viejecilla detrás de mí.

— ¡Así es! —respondimos al unísono sonriendo.

—Pero que lindos —mencionó calurosamente—, de acuerdo, me convencieron. Irán los dos a su clase, pero si la jovencita es nueva...—se detuvo por un momento, mientras tomaba un portafolios y un lapicero del escritorio cercano, para luego proseguir—... ¿podría decirme su nombre, apellidos, edad, año de Preparatoria y día de nacimiento?—culminó apuntándome con su lapicero color azul.

Gabriel se quedó en shock y solo se limitó a pasar saliva, mientras la Secretaria de alto volumen nos quedó viendo.

Estaba en problemas.

Siempre le solía pasar, cuando algo no iba de acuerdo a sus planes; en comparación conmigo, que me adaptaba al destino y seguía para llegar a la meta.

Doris nos quedó observando por un tiempo, hasta que suspiró lentamente y se rascó la cabeza, para luego hablar.

—Necesito eso o no podrás ingresar.

—S-sí, por supuesto —pronuncié nerviosamente para que nadie saliera perdiendo.

Haciendo honor a mis otros excelentes trabajos, decidí que en este iba a no mentir demasiado, después de todo...tal vez vuele en pedazos pasado mañana. Sonreí mentalmente.

—Muy bien, apunte —dirigí a la encantadora señora que sostenía el bolígrafo frente al papel—, me llamo Alia Roberts, tengo 17 años, voy a tercero de Preparatoria y mi fecha de nacimiento es el 04 de Octubre —finalicé con una sonrisa forzada.

—Sí, eso, exacto, correcto, perfect and very awesome —alentó nerviosamente el chico de ojos azules, mirando a la mujer mayor.

Calm dawn, silly boy ¿Will you a bad boy with our boss? —reclamé efusivamente con mal humor mientras pellizcaba a mi compañero.

La mujer levantó la vista en cuanto terminamos de hablar en inglés y nos quedó viendo por un largo tiempo, como si esperase que alguno de nosotros volviese a conversar. Pero nadie lo hizo. Así que ella empezó nuevamente.

— ¿Saben hablar otros idiomas? —interrogó.

Que error. No me di cuenta por preocuparme por el idiota de Gabriel, pero esto,...causará grandes problemas de ahora en adelante. Bueno...ya lo hicimos, debemos seguir. Mencioné para mi interior con la vista en alto.

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