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El contacto de su piel con la mía fue la mejor sensación que hasta el momento había tenido; su cálido aliento golpeo mi rostro y al momento abrió sus párpados y las glaciares que eran sus ojos azules destellaron en la penumbra, escasamente iluminados por los tenues rayos de la luna que entraban por el alto ventanal, eran provocativos, insinuantes, tentadores.

Nos miramos fijamente, sin siquiera pestañear: él dudoso, pensativo y yo mucho más aun que sorprendido, más que desconcertado, estaba aturdido por su sola presencia, por el siempre momento, lo demás, lo demás era cosa aparte, que no importaba de ninguna manera que lo viera.

Y como en incontables ocasiones, yo, aun  siendo un joven ingenuo, tenía motivos de sobra para creer que este  momento que tanto deseaba y por el cual había implorado, no era del todo verdad, que solo era una cruel ilusión, un maravilloso sueño del cual pronto despertaría para enfrentarme a la cruda realidad y nada más.

 Es un sueño, es un sueño… pronto terminara… Me repetía hasta el cansancio. Tratando de no albergar vanas y ridículas ilusiones, como ya lo venía haciendo desde tiempo a tras.

Pero ya no, las cosas ya no era así; y es que hubo algo, completamente inexplicable para mí, he inclusive, estoy seguro que hasta para el propio Louis, en aquel momento, en la magia que lo rodeaba, algo que me alentó a que lo creyera ciegamente y que lo viviera tan intensamente como pudiera, sin reparo,  sin remordimiento, ni culpa alguna, sin nada;  algo que me incitó a que hiciera a un lado mis absurdos remordimientos, mis miedos infundados  y todo aquello que me  hacia dudar de mí mismo, y es que con esto es más que claro que el amor no conoce fronteras ni las conocerías jamás.

Sí tenía que vivirlo, tan febrilmente, tan apasionadamente para así darle paso  a ese atormentador sentimiento; para que así las cosas fluyeran sin obstrucción  alguna, en busca de su cause  que se había perdido hace mucho, demasiado tiempo, desde aquella tarde que lo conocí y me quede embotado ante su bella mirada; de que olvidara las culpas y miedos  estúpidos, infundados en sentimientos que solo yo sabia de su existencia.

En mis incesantes cavilaciones miré el rostro de ángel de Louis, con una mirada en la que llevaba, en ella, promesas implícitas, sueños que en un pasado se habían relegado, reprimido de todas las formas humanas posibles y, sin olvidar, todo, absolutamente todo, el amor que guardaba por él en mí loco corazón… en ella le entregue mi alma completamente, mi ser entero: todo lo que era, sin lugar a dudas. Me quede con las manos vacías, si nada…

Trate de hablar pero algo que no he llegado a comprender que me hizo callar: ¿él?, ¿yo?, ¿o el simple y miedo a que todo acabara? ¡No lo sé! y es que ya no importaba al final de cuentas. ¡No importaba!

Él sonrió como un niño, mientras mi rostro se acercaba al suyo lenta e inexorablemente.

En mi pecho, sentí el latido enfebrecido de mi corazón y de alguna otra forma fuera de mi entendimiento,  pude comprender que existía una minúscula posibilidad de que mi amor fuera correspondido; ya no importaba de qué forma, ni cuanto tiempo, hoy mañana, uno, dos, tres, mil años ¡ya no importaba! No quise mirar el lejano futuro que, por ahora, parecía sumamente incierto, impredecible como siempre lo había sido. Sólo me limite en dejarme llevar, sin control alguno, por aquel bello momento que  jamás creí ver del todo realizado.

Y antes de que ambos nos pudiéramos percatar de lo que pasaba, sus suaves labios se rozaron con los míos en un tierno beso, en una dulce caricia que sentí hasta el alma, que tocó las fibras más sensibles de mi ser estremeciéndome incontrolablemente; en un beso donde tanto  el uno, como el otro, nos entregábamos en cuerpo y alma, en el que nos rendíamos ante un amor prohibido… un amor nacido de la nada absoluta y  a su vez cumplíamos ese deseo guardado en lo más profundo de nuestros ingenuos corazones.

Cerré los ojos y me deje llevar por el momento.

¡Al diablo con todo! ¡Si ya estaba en el maldito infierno, que importaba que lo hiciera o dejara de hacer! ¡Al final de cuentas daba lo mismo! Si no lo hacia me lamentaría toda vida por el haber tenido la oportunidad y no haberla aprovechado y junto a ello aun ahí estaría ese sentimiento atormentándome a cada momento; u otra forma dejarme guiar por mi corazón, hacer lo que mi cuerpo deseara y que la vida decidiera cuan bien o mal lo había hecho.

Bueno, las estaba preparando psicológicamente como ya se dieron cuenta pues en el capitulo siguiente se viene el SMUT LARRY OH SII BABY'S!!, se que lo amaran jaja o tal vez no, pero yo creo que si, cualquier duda háganmela saber, además eh pensado en escribir mi propia fic larry pero no lo se, no me animo, ah, ustedes que piensan bb's?, ya tenga toda la idea y la estructura mas o menos de como sera jajaja en fiiiiiin si te gusto comenta y vota, graciasssss bebes, espero que amen esta historia tanto como yo la ame cuando la lei por primera vez, peace and love, paulina fuera chiquitos.

El Otro Rostro de la Vida ➳ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora