XXV

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El frío aíre de la mañana me hizo despertar justo antes de que el sol se asomara por la ventana. Abrí los ojos de golpe y al instante me tope con una ancha y marcada espalda que estaba frente a mí, intente tocarla, deslizar mis dedos de arriba a bajo pero en cuanto recordé donde me hallaba y quien era el que estaba frente a mí  me detuve y me quede en el intento. Mire mis manos por un instante y después la coloque sobre el colchón. Hice memoria y recordé los últimos detalles de la noche pasada y lo que acudió a mi memoria no fue nada grato, golpeé mi frente; a mi lado Zayn se movió sorprendido por el golpe pero al instante volvió a quedarse dormido. Miré como se acomoda sobre la cama y tiraba de la sabana blanca para cubrir su cuerpo. Cuando al fin volvió a caer en su sueño me levante cuidadosamente tomé mis cosas y me dirigí al baño. Dentro me recargue sobre el lavamanos. El reflejo que me devolvió el espejo me causo repugnancia y rápidamente me aparte de él.

Sin esperar un segundo más me coloque bajo la regadera y abrí la llave del agua fría, deseoso que me hiciera reaccionar. Temblé por unos momentos pero poco a poco mi cuerpo cedió a la temperatura de aquel líquido. Tomé porción de jabón y restregué mi cuerpo con fuerza, con coraje y rabia, deseoso de que olor que mi cuerpo despedía desaparecía,  ese aroma que traía impregnado me causaba unas nausea horribles que a dura penas podía controlar y cuando al fin, a mi parecer, todo rastro de aquel efluvio desaprecio tomé una toalla y seque,  sin el más mínimo cuidado mi cuerpo, me puse la ropa rápidamente y salí al otro lado de la habitación donde ya se oían sonidos.

Camine unos cuantos pasos hasta que llegue de nueva cuenta al cuarto. Zayn, ya estaba despierto y miraba la tele. Me detuve por un rato en el marco de la puerta hasta que se percato de mi presencia. Cuando así lo hizo se sentó y sonrió, triunfante de lo que en la noche anterior había pasado.

-¿Listo Nene, para una larga mañana?- dijo echando las manos hacía a tras y dejándose caer sobre la almohadas.

Compuse una mueca de fastidio que no me preocupe en disimular un instante siquiera, antes sus insulsas palabras.

-Me tengo que ir, Zayn, no llegue a dormir a casa y me supongo que Anne ha de estar preocupada, no le avise donde iba a pasar la noche y me sorprende que no me haya   marcado ya.

-Tan  temprano, pero si apenas van a ser la ochos de la mañana… quédate un rato más- dijo sufridamente, como si realmente le doliera mi partida.

Sin darle la mayor importancia le di la espalda y  encamine mis pasos a la salida.

- ¿Harry, no vamos a ver hoy por la noche?- inquirió a sabiendas de que la batalla por quedarme un rato más ya estaba perdida.

Me detuve para sopesar la propuesta.

-No lo sé, no tengo la menor idea- dicho esto salí del la habitación mientras en el rostro de Zayn se dibujaba una sonrisa de suficiencia al saber que de ahora en adelante ya no podía negarme, ya había caído de nuevamente en sus redes de donde me iba a ser imposible salir…

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Mi relación con Louis se había ido a la borda hecho que trate de afrontar con la mayor fortaleza pero había ocasiones que el dolor que sentía era tan gran e inmenso que me derrotaba pese a  todas mis fuerza que ponía en no dejarme vencer, pero ya era algo inevitable…

El Otro Rostro de la Vida ➳ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora