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Y así sin más,  la vida cambio drásticamente, sin el menor aviso.

En un abrir y cerrar de ojos mis sueños de antaño se vieron realizados; lo más mágico que pude haber deseado en la vida al fin llegaba, sin siquiera aun creerlo. Mi vida dio un giro de ciento ochenta grados que volcó todo cuando había erigido frente a mí, para dejar puesto los cimientos de lo que, ahora en adelante, era y seria mi vida. El panorama era una total utopía, pero desde el primer instante que pude ver lo que me podía deparar el destino quede prendado, sin remedio, de todo cuanto se me ofrecía y sin más le acepte. Mi corazón así lo quería y lo deseaba, no había otro opción para él, realmente así deseé que fuera, que no hubiera más oportunidades para que más adelante no pudiese arrepentirme de no haberlas tomado.

Y lo que en antaño, en un tiempo pasado que parecía sumamente lejano  fue una amistad nacida de la nada absoluto se convirtió en una amor que traspasaba fronteras, que había roto las barreras de lo imposible para dar paso a algo de lo  que jamás en la vida me quería separar, algo que quería que fuera mío y sólo mío y de nadie más, por el resto de mi tan mísera vida…

Y cómo desde aquel día que Louis se acerco a mí para brindarme su ayuda para así librar una materia que venía complicándome la vida, de igual manera ahora estaba a mí lado, brindándome su amistad, su cariño pero sobre todo, su amor, su inmenso amor que sin lugar a dudas había sido lo que más deseaba en toda la vida.

Pasábamos gran parte del día, juntos ya fuera en mi casa o en cualquier lugar donde no nos pudiesen mirar suspicaces, con miradas inquisidoras tratando de descubrir algo que deseábamos que nadie más que nosotros supiéramos y de igual manera las noches de luna e inclusive aquellas donde no siquiera se asomaba un instante siquiera para ser cómplice del ritual con el cual adulábamos nuestros cuerpos sin descanso;  en muchas ocasiones me llegue a preguntar como le haría Louis para salir ya muy entrada la madrugada sin que sus padres se dieran cuenta y regresar sin que esto se dieran la más mínima idea de que su adorado hijo llevaba poco más de un mes sin siquiera dormir un instante en su confortable cama.

En cuanto a la culpa, el remordimiento, el sentimiento de vergüenza, habían cesado de momento, lo que no implicaba de ninguna manera que hubiesen desaparecido; y es que en las pocas ocasiones que me llegaba a  encontrar solo y tenía algunos minutos para mirar en perspectiva volvían sin más, como si nunca en la vida se hubiesen desaparecido, como si jamás hubiesen cesado un instante; lo peor de todo era que volvían más fuertes, mucho más persistentes que antes y que dejaban más que claro que mientras yo supiera que estaba haciendo daño a personas que me amaban, así iba seguir siendo, nada iba cambiar si de yo de alguna manera tampoco lo hacía.

Sí, de alguna manera el constante dolor que me hacían sentir había menguado, pero yo sabía, sin lugar a dudas que en cualquier momento iban a regresar como en cualquier momento lo haría Cathy…

Una semana despues.

Aquella fría tarde de invierno había pasado todo el día al lado de Louis, desde muy entrado el amanecer hasta… hasta que mamá regresara… Pensé inconcientemente mientras escondía una sonrisa burlona.

Las últimas semana de aquel mágico e irreal otoño así habían sido: nos veíamos día y noche y es que ya no había poder humano, ya no había nada ni nadie que nos pudiese separarnos, al menos no completamente, por que si de alguna forma así llegase a pasar, cada uno llevaría tatuado en su piel y en su alma, todos y cada uno de aquellos momentos que pasamos juntos. Y es que de un forma inexplicable tanto el uno para el otro ya se había convertido en más que una necesidad el estar cerca, éramos adictos a una droga que no nos llevaría a nada bueno pero que ahí estábamos; una necesidad que debía y tenía que ser saciada de cualquier forma que fuese posible, no importaba cómo, por que ahora ambos sabíamos o al menos creíamos ingenuamente, como lo hacen todos los locos enamorados que aman como nosotros, que, después de todo, el fin justificaba los medios por drásticos o crueles que estos llegasen a ser…  ¡Si! éramos dos locos iracundos que han perdido todo sentido de la realidad…

El Otro Rostro de la Vida ➳ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora