XIX. Preciado.

787 105 51
                                    

Maratón 3/3

Ross

Los ojos llenos de lágrimas de Laura no hacen otra cosa más que romperme un poco más.

— Laura... — susurro con la voz quebrada mientras me acerco a ella. — Te amo y quiero estar contigo. No me dejes...

— Ross, ¿no has leido mi carta? — pregunta, secándose las lágrimas y mirándome seria.

Si, lo he hecho pero no soporto estar sin ti así que aquí estoy... Perdiendo mi dignidad por ti.

— Si... — murmuro.

— Vaya... Creí que te había quedado claro.

— ¿Por qué? ¿Por qué me dejaste? Dijiste que estabas enamorada de mi y que jamás harías lo que Taylor hizo, que jamás me dejarías intencionalmente... ¿Y ahora me dejas mediante una carta?

Laura niega con la cabeza y más de una vez intenta hablar pero nada sale de su boca.

— No te amo. — dice simplemente.

— Estás mintiendo. Por eso lo has hecho en una carta... Porque no puedes decírmelo a la cara.

— ¡Courtney está embarazada!

— Que se joda Courtney. Que se jodan todos. No creo que ese hijo sea mio.

— Ross, vete. Entiende de una vez que no te amo y no quiero nada contigo. Tendrás un hijo con otra mujer y yo quiero estar con Gabriel.

— Deja de engañarte a ti misma... — digo acercándome a ella.

— Aléjate...

La acorralo contra la pared y coloco mis manos en su cintura mientras rozo sus labios con los mios y miro su tentadora boca. Joder... Había pasado una semana.

— Dime que no me amas y es a Gabriel a quien quieres, dime que no sientes nada por mi y te dejaré en paz.

— Ross...

— Dilo. — pido suavemente mientras beso su cuello provocando un gemido en ella. — Estoy esperando.

— Detente...

— Dilo.

— Yo... Yo... — tartamudea mientras mis manos descienden. Quiero recostarla en la cama y hacerla mia, de hecho tal vez lo haga.

— ¿Si, Laura?

Laura levanta la vista para mirarme fríamente y quita mis manos de su cuerpo.

— No te amo, Ross. Jamás lo he hecho. — me dice y yo me alejo de ella.

— Cuando me abrí a ti, me hiciste creer que me amabas y que estarías conmigo... — murmuro herido. — Te amaba, me hiciste amarte... Y ahora me dejas como si nada. No solo a mi, sino que también a Jade. ¿Te das una idea de lo destrozada que está? Te adorábamos y tú simplemente te fuiste, como si eso no nos fuera a destrozar. Entiende que eres importante y única para nosotros, no queremos a Courtney, te queremos a ti.

— Yo... Yo no puedo estar contigo, cariño... Te amo, realmente lo hago, pero no podemos estar juntos. Esto me duele lo mismo que te duele a ti y no se como detenerlo. Pensaba que cuando Courtney volviera, finalmente ibamos a poder estar juntos como se debe y que seríamos felices pero está embarazada y te necesita. Sabes que siempre te apoyaré y te amaré. Eres un hombre increíble, el mejor que he conocido y me has hecho inmensamente feliz. Tenía que buscar alguna manera para que me creyeras si te dijera que no te amo y por eso escribí esa carta, no podía mentirte en la cara. Me desarmaría por completo... Te amo, Ross, como jamás he amado a un hombre. — me dice llorando.

Cierro la puerta de la habitación lentamente para después acercarme a ella nuevamente y repartir besos por sus mejillas secando sus lágrimas.

— Quédate conmigo... Al menos por unas horas termina con esto... — le pido mientras la agarro por la cintura y camino hacia la cama para dejarla recostada allí.

Laura levanta la vista para mirarme directamente a los ojos y eso me desarma por completo. Es la mujer más hermosa que he conocido. Sin hacernos esperar más tiempo, junto nuestros labios en un beso necesitado y dulce.

— Te amo tanto, Ross... — susurra.

— Te amo más, cariño.

Ella ríe suavemente antes de volver a besarme. ¿Cómo haría para estar sin ella y fingir que amo a otra persona? Laura es mi mujer, no puedo olvidarla ni tampoco lo quería.



— ¿Dónde está Jade? — pregunta Laura con su cabeza recostada en mi pecho y sus piernas entrelazadas con las mias mientras la abrazo.

— Está con mi madre hoy, ya no es la misma que antes... Te extraña.

— Aún no la he llamado, he estado tan mal que no quería hablar con nadie porque me rompería a llorar.

— Podemos seguir saliendo los tres juntos, como hacíamos antes de que te mudaras con nosotros.

— Ross, ¿podremos estar varias horas del día juntos sin caer en la tentación de besarnos o decirnos algo dulce?

— ¿Sinceramente? No. Pero no puedo estar sin ti, Jade y tú son mis amores. Quiero seguir pasando tiempo con mis dos chicas favoritas... No quiero perderte, a pesar de que ya lo he hecho. — respondo mientras acaricio su cabello.

— De acuerdo... ¿Te acompaño a buscarla?

— Claro.

— Debes estar con Courtney... Es tu hijo. Por favor, hazlo por mi.

Suelto un suspiro y la beso nuevamente. — No la amaré, jamás lo haré... Mi corazón ya le pertenece a otra persona y esa persona eres tú.

— Ross... Por favor...

— De acuerdo... Lo haré.

Ella sonríe levemente y asiente. ¿Por qué esto estaba ocurriendo? Solo quería ser feliz con Laura y nuestra hija.

— ¿Vamos? — pregunto luego de un rato.

— En diez minutos bajo.

Asiento para después vestirme y bajar las escaleras. Unos minutos después, Laura baja cambiada y maquillada.

— Gabriel acaba de llamarme... — murmura.

— No vuelvas con él. — le pido.

— No es eso, me llamó para decirme que sabe que Jade es su hija y que quiere hacerse cargo de ella. De hecho, debo irme para hablar con él sobre esto.

— Te acompaño.

Ella está a punto de discutir pero la interrumpo.

— Es mi hija, Laura. Él no me la quitará, no tiene ningún derecho a reclamar algo cuando desde un principio no la quiso.

Y, de paso, le daría la golpiza de su vida. La golpiza que llevo un largo tiempo esperando para darle al maldito hijo de puta.

Se metió con Laura.

Se metió con Jade.

Y ellas dos son lo más preciado que tengo.







Under the same Roof | RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora