XIV. Oportunidades

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Ross

Afortunadamente, me sacaron el yeso antes de lo estimado. Lamentablemente, eso significaba que Laura se iría. No sé por qué pero sinceramente quería que se quedara. Me había acostumbrado a ella.

Sus cantos por la mañana.

Su hermosa sonrisa diaria.

El sonido de su risa cuando le contaba algo gracioso o Jade decía algo divertido.

Su manera de cuidarnos, siempre pendientes de nosotros y lo que necesitamos.

Sobre todo, a tener su atención por encima de cualquier hombre.

Me había acostumbrado a Laura, y sin ella la casa se sentía vacía. Me encontraba buscando excusas para que se quedara pero no se me ocurría nada. Debería sentirme aliviado porque al fin se iba, pero no sentía alivio en absoluto.

— ¡Oye, eres realmente malo en la cocina! — exclama una de mis castañas favoritas. — ¡Ross, saca tu mano de allí!

— La receta dice claramente que amase. Estoy echando más harina. Ahora... Déjame cocinar, Marano.

— Estás ensuciando todo.

Entonces hago la cosa más inmadura: le tiro harina en la cara.

— ¡Ross!

— Te dije que me dejaras cocinar. — me excuso sonriendo divertido al verla cubierta de harina.

— Oh, con que así quieres jugar... — murmura y antes de darme cuenta, me tira el paquete de harina en la cabeza mientras sonríe maliciosamente.

— ¡Yo te he tirado un poco!

— Oh, ¿y yo no?

Al parecer ve que estoy a punto de volver a tirarle harina, ya que se va corriendo de la cocina y yo la persigo por la casa mientras ella se ríe. Cuando finalmente la alcanzo, la agarro por la cintura acercándola a mi.

— De acuerdo... ¡No más harina! — me dice pero de todas formas, le tiro harina. — Eres un completo infantil.

Me uno a su risa y la abrazo con más fuerza por la cintura mientras limpio su cara con mi pulgar suavemente.

— Tú no te quedas atrás.

— Creo que hemos ensuciado toda la sala... — murmura divertida. — Ni siquiera podemos culpar a Jade porque no está.

Jade se había ido con Rydel a comprar un vestido para mi hermana y con Laura nos pusimos de acuerdo para prepararle pizza, la comida favorita de los tres.

— ¿Sabes? Eres hermosa, no estoy seguro de si te lo he dicho antes pero eres realmente hermosa... — susurro inconscientemente.

— No, creo que no me lo habías dicho...

— Vaya imbecil. Eres completamente hermosa.

Acaricio su mejilla con ternura mientras me acerco a sus labios. Sinceramente no sé que estoy haciendo, pero no puedo parar. Es lo que quiero. Rozo sus labios con los mios lentamente y cuando ella entreabre los labios mientras cierra los ojos, la beso como he querido hacer durante todas estas semanas. La beso apasionadamente, demostrándole lo mucho que la deseo y la quiero.

Laura corresponde el beso con la misma pasión y yo lo profundizo mientras la apoyo contra la pared, ella enrieda mi cintura con sus piernas y me presiono contra su cuerpo.

Era eléctrico, caliente, dulce y... único. Jamás se sintió tan bien besar a una mujer, las sensaciones que experimento me asustan pero a la vez me encantan. Y ahora mismo es tan claro lo idiota que he sido... Es ella. Estoy enamorado de Laura.

Under the same Roof | RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora