I. Regreso.

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Ross

— ¡Papá, despierta! — grita mi hija mientras me sacude y yo suelto un bufido.

— Un rato más... — murmuro.

— No. ¡Es el primer día!

— Ojalá yo hubiera tenido el mismo entusiasmo.

— Papá, se supone que tienes que ser mi ejemplo a seguir.

Río levemente y la abrazo con fuerza acurrucándola en mi.

— Estoy orgulloso de ti, cariño. — susurro en su oído para después besarle la mejilla. — Dame unos minutos y prepararé el desayuno para ambos.

— De acuerdo. ¡No tardes mucho! — dice y sale de la habitación corriendo.

Honestamente, no se a quién salió con tanta energía. Bueno... claro que yo jamás lo sabría.

Luego de darme una ducha, bajo y le preparo su desayuno favorito mientras que ella comienza a hablarme sobre su programa favorito hasta que cambia de tema completamente.

— ¿Cómo era mi mamá? — pregunta cuando estamos desayunando y yo la miro sorprendido. Jamás la ha mencionado.

— Yo... Nunca la he conocido. Supongo que era bastante hermosa, es decir... Tu eres hermosa, estoy bastante seguro de que te pareces a ella. Pero nunca la he conocido. Lo siento.

— ¿Entonces simplemente me abandonó y dejó que cualquiera me adoptara? ¿Y si no eras tú? ¿Qué tenía yo de malo? Todos en el jardín tenían a sus mamás, menos yo... ¿Por qué a mi no me quiso?

Sus ojos se llenan de lágrimas y baja la mirada, la alzo en brazos y la siento en mi regazo mientras le acaricio el cabello suavemente.

— Princesa, no tienes nada de malo. No sé por qué te dejó allí, pero tú no no tienes nada de malo. Eres la niña más dulce, hermosa, divertida y cariñosa que existe, ella se lo pierde. Cuando quieras hablar sobre esto, me tienes a mi... No quiero que llores. — le digo.

Jade seca sus lágrimas y me mira con tristeza. Nuevamente, maldigo a la mujer que le ocasionó esto. ¿Quién puede tener tan poco corazón para abandonar a una bebé en ese lugar?

— Es que... Ahora comenzaré la primaria y me preguntarán por qué no tengo una mamá, no quiero responder a esa pregunta diciendo que ella no me quiso... Aunque sé que es la verdad. Mamá no me quiso.

— Cariño, escucha... Si quieres, podemos buscarla.

— No. No la quiero. No quiero conocerla porque ella me dejó. Quiero quedarme contigo. Por favor... — murmura abrazándome con fuerza.

— Si cambias de opinión algún día, haré lo posible para encontrarla y que te de las respuestas que buscas. ¿Está bien?

— Si. Te quiero mucho, papi.

— Yo a ti, princesa... Ahora vamos a vestirte y a peinarte para tu primer día. No querrás ir en pijamas.

Jade se ríe suavemente y niega con la cabeza mientras sonríe. Luego de desayunar y cambiarla, finalmente estamos en su colegio.

— Recuerda, presta atención y has caso a todo lo que te digan. Lo más importante, diviértete. — le digo agachado a su altura y acariciándole la mejilla.

— Si, papá. — responde sonriendo para después irse.

— ¡Jade! — la llamo haciendo que se detenga y me mire. — Nada está mal contigo. Eres absolutamente perfecta.

Mi hija me regala una gran sonrisa antes de ir corriendo hacia su clase con su profesora. Cuando me volteo para ir a mi auto, me encuentro con una mujer castaña apoyada en él.

— ¿Ross Lynch? — pregunta cruzada de brazos.

— Si, ¿tú eres...?

— No te lo diré aún. ¿Podemos hablar?

— ¿Por qué aceptaría hablar con una desconocida?

— Porque tenemos algo en común. — dice señalando con la cabeza el colegio de Jade.

— ¿Quién eres?

Ella suelta un suspiro y se acerca a mi. — ¿Podemos, por favor, hablar?

Sonrío de lado y le abro la puerta de mi auto invitándola a subirse.

— Muchísimo mejor. — le digo. — ¿No te enseñaron modales?

— Mis padres eran pésimos. — responde encogiéndose de hombros para después subirse al auto.

— ¿A dónde quieres ir?

— No conozco mucho, llegué ayer a Seattle.

— Bueno, conozco un buen café por aquí cerca.

— De acuerdo. — asiente sonriendo levemente.

Diez minutos después, llegamos al café y le abro la puerta para que pase. Luego de pedir nuestros cafés, ella suelta un suspiro mientras le da vueltas a su taza.

— Soy Laura Marano. La madre biológica de Jade. — dice mirándome seria.

Y, en ese momento, mi peor miedo se vuelve realidad. Laura estaba devuelta por su hija.




Under the same Roof | RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora